i. 11. maldiciones imperdonables

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Capítulo 11: Maldiciones Imperdonables

Los siguientes dos días pasaron con tranquilidad, y los mellizos no tuvieron que preocuparse mucho por los deberes ya que estos escaseaban. Sarah tuvo tiempo para investigar los libros de su madre. Se los mostró a su hermano, pero no le interesaron mucho ya que dos de ellos eran sobre pociones, y el otro..., bueno, se titulaba "El cantar del Mio Cid" y era un libro muggle antiquísimo y aburridísimo. A Sarah tampoco le llamó mucho la atención ese último, pero al ser algo que de alguna forma era parte de su madre, lo conservó y creció dentro de ella un cariño hacia él.

Las Pociones más potentes era un libro prohibido, ya que había un ejemplar de él en la sección prohibida de la biblioteca. Sarah no quiso arriesgarse a que la profesora McGonagall cambiara de opinión y se lo confiscara, así que lo leyó y las pociones que más le interesaron o que le gustaría elaborar alguna vez, las anotó en su diario, junto a los ingredientes y a la preparación.

Y el otro libro de pociones, sólo incluía las más famosas y más fáciles. Era un libro algo inocente, ya que la mayoría eran para uso en plantas (algunas las habían utilizado en Herbología), y no había ninguna receta prohibida por el Ministerio en él.

A pesar de que Sarah odiaba a su profesor de Pociones, a ella le encantaba esa asignatura. No es que fuera especialmente buena (o eso es lo que ella consideraba), pero le entretenía seguir a pie de letra una receta, y ver los resultados siempre resultaba satisfactorio.

Por fin llegó el jueves, y después de comer tenían su primera clase con el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Los alumnos de cuarto de Gryffindor tenían tantas ganas de asistir (a excepción de Sarah), que hicieron cola frente al aula antes incluso de que la campana sonara. Sarah se colocó frente a la puerta junto a Ron y a su hermano, y esperaron hasta que Hermione llegó de la biblioteca, puntual.

Ocuparon cuatro sillas delante de la mesa del profesor. Sacaron sus ejemplares de Las fuerzas oscuras: una guía para la autoprotección, y aguardaron en un silencio poco habitual. No tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre.

Lo primero que hizo el profesor fue pedirles que guardaran sus ejemplares, ya que no los necesitarían. Luego sacó un pergamino de uno de los cajones de su escritorio y empezó a pasar la lista. Miraba con su único ojo normal a cada alumno que nombraba.

—Bien —dijo cuando el último de la lista hubo contestado «presente»—. He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso?

Hubo un murmullo general de asentimiento.

—Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones —prosiguió Moody—. Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal...

—¿Por qué, no se va a quedar más? —dejó escapar Ron.

El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió. Era la primera vez que los mellizos lo veían sonreír. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se tranquilizó.

—Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no? —dijo Moody—. Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora