i. 21. el baile de navidad

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Capítulo 21: El Baile de Navidad

Queridos Harry y Sarah:

Mi enhorabuena por haber superado la prueba del dragón. ¡El que metió vuestro nombre en el cáliz, quienquiera que fuera, no debe de estar nada satisfecho! Yo os iba a sugerir una maldición de conjuntivitis, ya que el punto más débil de los dragones son los ojos pero lo que hicisteis es todavía mejor: estoy impresionado.

Aun así, no os confiéis. Sólo habéis superado una prueba. El que os hizo entrar en el Torneo tiene muchas más posibilidades de haceros daño, si eso es lo que pretende. Tened los ojos abiertos (especialmente si estáis cerca de ese del que hemos hablado), y procurad no meteros en problemas.

Escribidme. Sigo queriendo que me informéis de cualquier cosa extraordinaria que ocurra.

Sirius

Sarah acababa de leer el trozo de pergamino que había traído la lechuza de Ron con la respuesta de Sirius, y alzó la cabeza para mirar a su hermano sonriente.

—¡Qué bien! —exclamó doblando la carta y metiéndosela en un bolsillo de la túnica. Más tarde la metería en su cofre de correspondencia, junto a todas las cartas que le habían llegado desde que tenía once años; incluyendo la de su admisión en Hogwarts.

Llevaban unos pocos días de vacaciones, y Harry comenzaba a insistirle a Sarah en empezar a descifrar el enigma del huevo. Sarah solo rodaba los ojos cuando él se lo decía, para después ignorarlo y seguir leyendo como si nada. Pero en el fondo sabía que su hermano tenía razón: si no empezaban a investigar o lo que fuera, el tiempo se les echaría encima, y luego estarían en un apuro bien grande.

Pero seguía sin preocuparse lo suficiente como para no ir al bosque prohibido. Hacía tiempo que no se adentraba en él, y le pareció buena idea una tarde coger un libro y una sábana e irse al bosque a pasar allí un rato antes de la hora de cenar.

—¡Hombre, Sarah! —la voz de Hagrid detrás de ella hizo que se sobresaltara—. ¡Hacía tiempo que no te pasabas por mi cabaña! —le gritó irónicamente.

Hagrid sabía perfectamente que la chica no iba a tomar el té a su choza, sino que iba a hacer algo que los alumnos tenían prohibido.

Sarah esperó que después de verla a ella y a su hermano burlar a un dragón, la considerase lo suficientemente madura como para entrar en el bosque.

—¡Ya ves! —le contestó desde la distancia, levantando el libro en el aire para que lo viera y dirigiéndole una nerviosa sonrisa—. ¿Has hecho pastelitos?

Hagrid rió secamente y le alzó el pulgar en señal de que no se lo diría a nadie.

—¡Pero no te alejes mucho! —añadió justo antes de que Sarah desapareciese por entre los árboles.

Se apoyó en un árbol muy grande y acogedor y comenzó a leer disfrutando del olor a hierba mojada y de los diversos ruidos que provenían del bosque. Hacía frío, así que la sábana la terminó usando para abrigarse en vez de para acostarse sobre ella.

Al día siguiente era Navidad, y el baile, así que le venía bien despejarse antes de hacer el ridículo bailando.

Bueno, Draco también lo pasará mal, pensó riendo y aliviando así un poco los retortijones de barriga que le entraban al pensar en ella bailando.

Al volver al Gran Comedor porque se moría de hambre, se sentó frente a los gemelos Weasley y habló un rato con ellos, hasta que llegaron Hermione, Ron y Harry y se sentaron a su lado.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora