i. 32. la estremecedora verdad

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Capítulo 32: La estremecedora verdad

Sarah inhaló varias bocanadas de aire antes de ser capaz de reaccionar. Escuchó bramidos de una multitud que le parecía muy lejana. Estaban de vuelta en Hogwarts. Jadeando terriblemente, abrió los ojos. Miró a su alrededor buscando a su hermano, que aún cogía su brazo. Se deshizo del agarre y se dio la vuelta, quedando boca arriba, y se llevó las manos a la cara para poder sentirla. Estaba viva. Miró de nuevo a su hermano y se dio cuenta de que estaban al lado del cuerpo sin vida de Cedric. El pánico con una mezcla de horror la invadieron, tenía que alejarse de él. No soportaba ver a Cedric con los ojos abiertos sin realmente ver nada.

    Intentó levantarse del césped del campo de quiddich, pero el apoyo en el brazo con la quemadura de escreguto flaqueó y cayó de culo. Volvió a levantarse aprisa, queriendo poner distancia entre Cedric y ella. Quería apartar la mirada, no podía. Su hermano seguía jadeando sobre Cedric. Por fin, alzó la mirada y realizó que la multitud que la rodeaba no era aún consciente de lo que había sucedido: seguían vitoreándolos. Dumbledore apareció delante de ella, parecía preocupado. Seguramente se alarmó al ver la expresión de Sarah.

     —Profesor... —murmuró la chica con voz rota. Dumbledore no tardó ni un momento en entender la mirada y el tono de Sarah, se giró y avanzó rápidamente hacia Harry.

     —¡Harry! ¡Harry!

     Puede que el profesor Dumbledore pensara que Harry estaba herido, puede que supiese que el hermano de Sarah estaba abrazando el cuerpo de Cedric, Dumbledore solamente supo que algo terrible había pasado. No se imaginó que Voldemort fuese el causante de tanto mal.

     Nadie estaba pendiente de Sarah, el Ministro y Dumbledore intentaban que Harry soltase a Cedric, nadie más hacía nada. No pudo soportarlo más, la mirada se le nubló, las piernas le fallaron y se precipitó al suelo, cayendo sobre su costado. Agradeció al cielo no haber caído sobre el hombro herido mientras intentaba con todas sus fuerzas no perder el conocimiento.

     Varias personas aparecieron encima de ella. Se incorporó con cuidado, sin oír lo que la gente le gritaba, sin poder distinguir con nitidez ningún rostro. Sintió una mano en la espalda que la ayudaba a no caerse hacia atrás de nuevo, mientras un vaso de agua tocaba sus manos. Se lo bebió despacio, intentando recuperarse.

     —Lo ha matado —dijo en voz baja.

     La gente que había a su alrededor se alteró. Aunque ya se habían dado cuenta de que Cedric estaba muerto, el hecho de que alguien hubiese acabado con su vida perturbó el ambiente.

     —¿Qué? ¿Quién lo ha matado, Sarah?

     Sarah creyó que le hablaba McGonagall, pero no estaba segura.

     —Voldemort.

     —Tiene que ir a la enfermería, Dumbledore —gritó alguien—, está enferma, ¡delira!

     Sarah comenzó a ver más claras las cosas. Distinguió a McGonagall a su lado, era quien le sujetaba la espalda. Pudo ver a Dumbledore un poco más alejado, y a Fudge frente a él.

     No vio a Harry por ninguna parte.

     Se levantó con muchas dificultades, estaba hecha polvo. Cada centímetro de su cuerpo le pedía a gritos que se acostase sobre el cesped y dejase de moverse, de esforzarse. Quería dormir.

     —Sarah, quédate sentada.

     Ignoró las órdenes que le daban, buscó a Harry con la mirada por los alrededores. No estaba cerca del cuerpo de Cedric. Se había ido. O se lo habían llevado. No había ni rastro de él.

SARAH'S HISTORY - DRACO MALFOY / SH#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora