Sarah tiene que compaginar el amor que siente su hermano por ella con el odio que el chico al que ama irradia hacia su sangre, mientras las fuerzas oscuras intentan destruirla.
El apellido de Sarah resulta una carga muy pesada para ella, sobre todo...
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—Yo creo que podría echárselo en su zumo de calabaza sin que se diese cuenta. Lo toma todas las mañanas...
—No, se sentiría incómodo si te acercases demasiado, creo que es mejor enviarle bombones, o algo así.
Había por lo menos una docena de chicas discutiendo cuando Hermione y Sarah entraron al aseo después de cenar, de camino a la sala común. Hermione entró en un baño y Sarah se acercó al espejo a mirar como llevaba el pelo mientras esperaba a su amiga.
—Da igual lo que hagáis —difirió una voz entre las chicas de quinto curso—, Harry me llevará a mí a la fiesta de Slughorn. Romilda, no te pongas así que sabes que me ha estado mirando mucho últimamente.
Sarah se había separado del espejo y escuchaba con atención lo que decían las chicas.
—Te equivocas, Danielle, al fin y al cabo lo que contará será el filtro de amor que le voy a enviar. Una vez lo ingiera, en todo en lo que pensará será en...
Sarah apartó bruscamente a las chicas que formaban el círculo y encaró a la última que había hablado, Romilda Vane.
—Escúchame bien —le dijo con desprecio y apuntándola amenazadoramente con la varita que acababa de sacar del bolsillo interior de su túnica—, como me entere de que intentáis siquiera enviarle una pocimucha de esas a mi hermano, os juro que os echo un maleficio a todas, ¿entendido? —elevó la voz— Os voy a dejar la cara como a Marietta Edge...
Unos brazos la cogieron por los hombros y la obligaron a retroceder. Hermione empujó a Sarah fuera del baño, pero antes de salir la pelirroja gritó:
—¡Me he quedado con vuestras caras! Niñas tontas... —escupió Sarah enfadada mientras retomaban el camino a la sala común—. Son unas malditas interesadas.
—Sí, y estoy de acuerdo contigo, Sarah —le dijo Hermione, que al igual que su amiga parecía enfadada—. Pero no estoy segura de que el uso de la violencia sea lo más adecuado.
Sarah gruñó y atravesó el hueco del retrato que daba a la sala común de Gryffindor. No le gustaba nada que estuvieran planeando enviarle una poción a su hermano, después de todo eso era prácticamente abuso sexual, pues Harry nunca estaría con ninguna de esas niñas a no ser que fuera bajo los efectos de un filtro amoroso. Miró hacia su derecha y vio como de costumbre a Lavender pegada a los labios de Ron. Reprimió una arcada y giró hacia la izquierda, buscando a su hermano. Hermione, Harry y ella habían quedado para hacer los deberes antes de acostarse.
Hermione había superado en parte el hecho de que Ron estuviese ahora con Lavender, pero no se hablaban. Sarah sabía que su amiga estaba rota por dentro, y una parte de ella no podía evitar estar enfadada con Ron, a pesar de que su amigo no estuviese haciendo nada malo técnicamente.
