Capitulo 53.

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Capitulo 53.

Me desperté y suspiré por el ardor que sentía en mis ojos, así que estuve unos momentos recostada con mis manos sobre mi rostro intentando abrir mis ojos sin que dolieran.
Cuando esto sucedió me levanté de la cama y fui directamente al baño, quitando mi pijama y metiéndome a la ducha.

Mientras me cambiaba no pude sentir ningún ruido en la casa, y era extraño porque Sofia siempre tenía puestas sus caricaturas en su habitación y hacían mucho ruido.
Bajé hacia la cocina para desayunar, porque tenía algo de tiempo para hacerlo, pero me quedé inmóvil al ver a mi padre leyendo el periódico mientras comía unas tostadas.

Retrocedí lentamente, prefiriendo irme a la escuela que quedarme sentada junto a él.

Alejandro: Camila, ven aquí. -dijo con su fuerte voz.- Te quedan quince minutos para irte a la escuela, ven a desayunar.

Suspiré y me acerqué a él, sacando una de las tostadas que había hecho, y colocándole mermelada. Quedando insegura de si sentarme o no, pero terminé por hacerlo al recibir una de sus miradas.
Comí en silencio, y no demasiado rápido para que él no creyera que quería escapar, de ser así, no saldría nunca de esta casa.

-¿Dónde están mamá y Sofi?.

Alejandro: Han salido. -dejó el periódico a su lado y me miró fijamente, asustándome.- ¿Cómo vas con Veronica, Camila?.

-Yo.. -miré hacia el suelo, lista para correr lejos de él.- Yo.. yo terminé con ella hace un tiempo.

De un segundo a otro sentí mi mejilla arder con fuerza. Con esto notando que me había dado una bofetada bastante fuerte.
No dije nada, ni siquiera me atreví a levantar mi mirada para enfrentarlo porque eso sería un gran error.

Alejandro: Vas a volver con ella, Camila. Te guste o no.

-No lo haré. -apreté mi quijada.- Amo a otra persona. La amo demasiado.

Alejandro: Pues no me interesa que la ames o no, porque vas a volver con Veronica. -cogió el resto de sus tostadas y las tiró a la basura, quedando frente a mí.- ¡¿Me oíste?!.

-No, papá. Amo a otra persona.

Él me dio otra bofetada, esta vez haciéndome caer con los sollozos ya escapándose de mi boca.
Luego me sujetó de cabello para que lo mirara.
Sus ojos mostraban odio, pero no era la primera vez que me miraba así. Lo llevaba haciendo por años, y aún no sabía porqué.

Alejandro: Te quiero de novia con ella más tardar para mañana.

-¡Ella ya no está!. -le grité, tratando de empujarlo para que dejara de sujetar mi cabello.- Se fue a una correccional por ser una maldita agresiva tal como lo eres tú.

Finalmente me dio un golpe a puño cerrado en la mejilla y salió de la casa. Dejándome con mi labio sangrando y sin yo poder dejar de llorar.
Justo ahora necesitaba a Lauren para que me abrazara, para que me dijera que todo iba a estar bien, y que ella estaría conmigo en todo momento, pero lamentablemente.. eso no iba a pasar.

Me levanté del suelo y corrí hacia mi habitación, tirando mi lampara contra la pared, haciéndola trizas, y es que estaban tan enojada y tan triste.
Fue al baño a tratar de que mi labio dejara de sangrar, pero al darme cuenta lo inútil que era solo salí de mi habitación y de la casa. Pasando cabizbaja por la seguridad para que ellos no me vieran. Solo los saludé.

No pensaba ir a la escuela, porque todos hablarían de mí si me vieran con mi labio de esta forma, y me preguntarían un montón de cosas que yo no sería capaz de contestar.
Me senté en la banca de un parque, cabizbaja, mientras jugaba con mis dedos sin saber qué hacer, porque mi madre vería mi labio mientras cenábamos o mañana cuando desayunábamos, y no sabría qué decirle, si me caí o me golpeé con la puerta. Quizás la segunda era una mejor opción, puesto que ella me creería al haber sido siempre tan torpe.

Una gota de sangre cayó de mis labio sobre mi mano, seguida de otra y otra, y cuando iba a quitarlas alguien me ofreció un pañuelo.
Alcé la mirada y vi a una chica con una ligera sonrisa, esperando que cogiera el pañuelo, pero no lo hice, así que ella se sentó a mi lado y con cuidado limpió la sangre de mi labio. Se veía realmente concentrada al hacerlo, eso dándome tiempo de poder ver su rostro. La chica era muy linda. Con sus labios bien definidos, y sus ojos cafés muy brillantes.

xx: ¿Estás bien?.

Negué con mi cabeza y dejé que mis lagrimas cayeran, sintiéndome mejor cuando ella las secó con sus pulgares.
Ella sonrió y sacó otro pañuelo de su bolsillo, volviendo a limpiar mi labio y levantándose para ir a botar ambos pañuelos a un basurero, sentándose a mi lado otra vez para solo observándome. Colocándome nerviosa.

xx: Soy Hailee.

-Camila.

Hailee: Deja de llorar, Camila. -secó las lagrimas que continuaban cayendo.- Eres muy linda como para arruinar tu rostro con lagrimas.

Reí ligeramente y asentí, mirando hacia abajo sin querer mirarla.
Ella sacó dos dólares de su bolso y se agachó un poco para mirarme. Esto haciéndome reír muy fuerte.

Hailee: ¿Dejarías de llorar si te compro un helado?. -yo alcé mis hombros y sonreí.- De acuerdo, ya vuelvo.

Asentí y vi como ella corría hacia una tienda de helados que estaba cruzando la calle, volviendo rápidamente con un helado de chocolate.

Hailee: Si no te gusta el chocolate voy a llorar contigo.

-Me gusta el chocolate, y mucho. -reí, tomando el helado que me ofrecía.- Gracias.

Hailee: No hay de qué. -sonrió y se levantó.- Ya debo irme. Un gusto conocerte y espero que te sientas mejor.

-Gracias por esto.

Ella rió ligeramente y se acercó solo para besar mi mejilla, yéndose con tranquilidad, pero volteándose y corriendo hacia mí, confundiéndome un poco porque pensé que solo se iría.

Hailee: Se me olvidaba. -rió algo avergonzada.- Si te llegan a hacer eso otra vez. -apuntó mi labio.- La policía es una buena opción.

Asentí y dejé que ella se fuera, perdiéndola de vista minutos después.
El helado aliviaba bastante el dolor de mi labio, pero comenzaba a doler mi mejilla, tanto que la sentía palpitar y deseaba que nada se notara externamente.
Ahora ya no me sentía tan triste y enojada gracias a esa chica. Agradecía que haya llegado en el momento indicado, pero hubiera deseado que Lauren apareciera para abrazarme. Solo quería eso. A ella.

Dangerous Addiction. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora