Capitulo 37.

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Capitulo 37.

*POV Lauren*.

Entré a la escuela, obteniendo las miradas de la gran mayoría de las personas. Era raro que ahora yo sea "La novia de Camila" y no solo "Lauren".
Abrí mi casillero y cayó al suelo una carta junto con una preciosa rosa. No se me era de sorpresa porque ya llevaba bastante tiempo recibiendo estas cartas de esa Anónima, la que era alguien realmente tierna.
Me arrodillé un momento para coger la rosa y la carta.

"Cada día te ves más hermosa, y esos ojos que tienes.. Dios, podría mirarlos todos los días sin cansarme.

-Anónima."

Sonreí al leer su carta.
Me intrigaba bastante la identidad de la chica, porque ella no me daba ni una pista de quién era.

Sentí un tierno beso en mi mejilla, el que me hizo sonreír más grande.
Abracé a Camila por la cintura y me apoyé contra los casilleros.

Camila: Hola, mi amor.

-Hola, Camz.

Ella miró la rosa y la carta que tenía en una de mis manos.
Camila tomó las cosas y me miró, incrédula y enojada.

-Camz.. no empieces, ¿si?.

Camila: Pero que mierda..-leyó la carta.- Voy a matar a esta chica.

-Camila, ya para. Ni siquiera sabes quién es.

Camila: Voy a hacer lo necesario para saberlo, pasaré salón por salón viendo la letra de las personas para saber quién escribió esto.

Suspiré y cogí las cosas de sus manos, metiéndolas en mi casillero para después cerrarlo.
Acaricié su mejilla y besé su frente con cuidado.

-No comiences con tus celos, porque te juro que voy a enojarme mucho contigo.

Ella rodó sus ojos y me alejó de su cuerpo, yéndose enojada a su clase, dejándome enojada a mi también.
Miré a mi alrededor, buscando a alguna chica sospechosa de ser mi chica anónima, pero nada.

Caminé hacia mi clase, pensando en quién estaba equivocada, ¿Camila o yo?.
Lo mas probable era que ella, porque ella era muy celosa y aveces se le iba de las manos. No podía ser mi culpa, ¿O si?, no es mi culpa que me lleguen cartas anónimas, y tampoco podía evitar que me llegaran, pues ni siquiera sabía de quien eran las cartas.

Me senté en la silla del medio y justo en ese momento sentí mi celular vibrar en mi bolsillo.
Cuando abrí el mensaje no hice otra cosa que lo fuese suspirar, porque esas palabras eran tan familiares.
"Lo siento, amor."

Apegué mi celular y lo guardé nuevamente en mi bolsillo, para prestar atención a la clase que apenas comenzaba.
No era justo que ella se enojara por yo recibir cartas anónima, mientras tanto que yo me debo quedar callada cada vez que veo como otras personas se comen a Camila con la mirada, había que ser consecuente en la situación y en este caso ella no lo era.

xx: Señorita Jauregui, preste atención en la clase, por favor.

-Yo.. lo siento.

Miré fijamente hacia el pizarrón y me enfoqué en la clase, lo que solo duró como veinte minutos puesto que la campana sonó, avisando que era hora del almuerzo.
Sin muchos ánimos salí del salón y caminé a mi casillero, guardando mi libro y cuaderno para luego saca un abrigo, porque hacía bastante frío.

Caminé indecisa por el pasillo, sin saber si ir a la cafetería o a la biblioteca, porque no tenía mucha hambre como para almorzar justo ahora.
Antes de entrar a la biblioteca sentí a mi novia abrazarme por la cintura, deteniéndome.

Camila: Lo.. ¿Podemos hablar un segundo?.

Ella besó mi cabeza y me volteó lentamente, quedando frente a ella.
Camila besó mi mejilla y apoyó su cabeza sobre mi pecho, para que no me alejara de ella.

Camila: ¿Podemos ir a buscar nuestra comida e ir al jardín?.

-No tengo hambre, Camila.

Camila: Yo te obligaré a comer entonces.

Suspiré y tomé su mano, moviéndola para que no me continuara abrazando y camináramos a la cafetería, buscando nuestra comida, la que para mi fue solamente un pudín de chocolate, en cambio, Camila se llenó su bandeja de pizza y jalea.
Tomé su bandeja y dejé en ella mi pudín para que con mi otra mano pudiera tomar la de Camila y caminar hacia el jardín en completo silencio.

Nos sentamos en una de las bancas y yo la abracé de costado, viendo como devoraba felizmente su pizza, y ni siquiera existía un segundo en el que su boca no estuviera llena, lo que me parecía bastante tierno.

Una fría brisa se presentó, la que erizó por completo los brazos de Camila, mostrándome que comenzaba a sentir frío.
Saqué mi abrigo y se lo coloqué a ella por sobre los hombros, abrazándola nuevamente apegándola a mi cuerpo un poco más que antes.

Camila: Gracias, amor.

Situó su cabeza sobre mi hombro y movió su cabeza, acariciándome parte del cuello con ella.
Camila dejó la bandeja a un lado y tomó mi mano, acariciándola ligeramente para comenzar a hablar.

Camila: Lo siento..

Me miró con esos ojos que me encantaban y besó la punta de mi nariz, intentando lo de siempre, que yo olvidara lo que había sucedido hace unos momentos, y ya la conocía a la perfección como para saber que Camila era increíblemente manipuladora. Me molestaba, sí, pero intentaba ignorarlo lo más posible.

-Eres muy celosa.

Camila: Lo sé.. -hizo un mohín.- Porque estoy temblando del miedo que te quiten de mi lado. Tú posiblemente no lo notas, pero eres increíblemente hermosa, inteligente, tierna y atenta. ¿Cómo crees que voy a estar por allí sin preocuparme?.

-Eres muy insegura.

Camila: Y es por lo mismo. -besó mi barbilla.- ¿Quién sabe si esa estúpida que te manda cosas se hace valiente y te comienza a coquetear, y tú caes?.

-Eso no va a pasar.

Camila: ¿Y cómo lo sabes?. -dijo alzando su voz, advirtiéndome que el enojo se acercaba.- Posiblemente ya conozcas a esa imbécil y no lo hayas ni notado.

-Camila, no seas ridícula, por favor.

Camila: Y ahora soy ridícula, que bien.

Rió sarcástica y se levantó, sacando mi abrigo de sobre sus hombros y tirándomelo en la cara, enojándome.

-Y ahí está. Eres muy impulsiva.

Camila: ¡Hablas como si estuvieras enumerando cada uno de mis defectos!.

-No me grites, porque yo no lo estoy haciendo.

Camila: Púdrete.

-De acuerdo.

Lamí mis labios y me levanté, colocándome mi abrigo nuevamente y yéndome del lugar, dejando a Camila allí parada.

Camila: ¡Lauren!. -me gritó cuando estaba por entrar nuevamente a la cafetería.- ¡Lauren, por favor!, ¡Lauren, lo siento!.

Entré a la cafetería y caminé cabizbaja, cruzándola con los susurros de todas las personas a mi alrededor.
"Lo siento." Esas palabras de Camila las había escuchado de su parte billones de veces, y ahora ni siquiera sabía si las decía de verdad, ya no le creía para nada cuando esas palabras salían de su boca.

Dangerous Addiction. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora