Capitulo 67.

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Capitulo 67.

Habían pasado dos días y me sentía horrible y muy asustada, porque Lauren se veía realmente muy enferma. Lo peor de todo era que ni siquiera me permitía preguntarle lo que le sucedía.

Ahora ella estaba frente a mi, con su cabeza apoyada en una de sus manos, ni siquiera prestando atención a lo que el profesor decía.
Escribí un papel con un "Mi amor, por favor, dime lo que te sucede", y se lo lancé directamente a su banco, tal como lo hacía cuando era niña.

Pero me ignoró por completo, solo volteándose y mirándome por unos segundos, hasta que tocaron para el almuerzo.
Tomé su mano, pero ella soltó y un suspiro y salió del salón.

La extrañaba tanto, y la quería de vuelta.
He intentado decirle a mi padre sobre Lauren, por más estúpido que fuera hacer esto ahora después de ya haber terminado con Lauren, pero mi padre solo estaba en el trabajo, y cuando tenía la oportunidad él me decía que estaba ocupado. Así que aún no le he dicho.

Salí del salón y vi a mi ex novia apoyarse contra uno de los casilleros, dejando caer su bolso y desmayándose de inmediato.
Corrí hacia ella, arrodillándome a su lado y sujetando su rostro entre sus manos, sin poder decir nada por unos segundos, porque el miedo me estaba controlando.
Estaba muy pálida y no reaccionaba en lo absoluto por más que palpara su mejilla.

-Vamos, mi amor. Despierta, por favor.

Desabotoné los primeros botones de su camisa y la levanté ligeramente para desabrochar su sujetador, esto para que su sangre fluyera correctamente, y cuando iba a levantar sus piernas, ella despertó.

-Hey..

Lauren: hm.. ca.. camila.

-Sh.. no digas nada.

Suspiré aliviada, acariciando ligeramente su frente sin importarme todas las personas que estaban a su alrededor.
Luego de unos segundos tomé su bolso y me lo coloqué en la espalda, cargando a mi preciosa chica entre mis brazos y llevándola a enfermería. Sin importarme que ella se negara.

La acosté en la camilla y me senté a su lado, acariciando su sudada frente con cuidado, viendo como sus labios estaban partidos y tenía notables ojeras.
Se veía muy mal.

La enfermera llegó y le bajó la fiebre con unos paños húmedos, no haciendo nada más.
Me quedé con ella todo el receso, acariciando su mejilla y tomando su mano, la cual temblaba.

-¿Por qué te enfermaste?, ¿Por qué te desmayaste?

Lauren: Deberías irte. Ve a almorzar.

-No voy a dejarte.

Lauren: Quiero que te vayas.

-De acuerdo. Lo haré.

Saqué mi celular y marqué a casa, mi madre contestándome al instante.
Llevé mi mano a la cabeza de Lauren acariciando con cuidado el lugar.

-¿Mamá, papá está en casa?

Sinu: Sí, pero dijo que se iría en unos cinco minutos, ¿Por qué?

-Dile que tengo que hablar con él.

Sinu: Pero debe irse, Camila. Y yo también.

-Solo dile que me espere. Por favor.

Sinu: De acuerdo, date prisa, y después vuelves a la escuela.

Acepté y corté, volviendo mi vista hacia Lauren, la que ahora ya no sudaba tanto y el temblor de su cuerpo disminuía de a poco. Esta calmándome hasta cierto punto.
Me acerqué y besé su mejilla, sintiendo unas enormes ganas de besarla hasta cansarme, pero ella no me lo permitiría. Seguía muy enojada conmigo.

-Me iré a casa. -susurré.- Le diré a mi padre lo mucho que te amo. Lo mucho que quiero estar contigo.

Lauren: ¿No crees que ya es muy tarde para eso?

-Sí. -volvía besar su frente.- De hecho, iba a decírselo cuando te fuiste de mi casa, pero él estaba ocupado. Al igual como ha estado estos dos días. Es tarde, pero lo he intentado. Quiero hacer las cosas bien de una vez por todas.

Ella solo guardó silencio y miró hacia otro lado, ya ignorándome por completo, y no me quedó de otra que irme de allí, no sin antes asegurarme de que la enfermera no perdiera de vista a Lauren, por si llegara a pasarle algo más.

Me fui a casa en mi auto con el estómago dando vueltas por estar muy asustada. Pero debía hacer esto. Debía enfrentarlo y decirle a quién amaba en realidad, sin importarme lo que me hiciera, porque necesitaba hacer esto por Lauren, y por mi. Al menos para sentir que hice lo correcto.

Saludé a los guardias y a penas entré a mi casa vi a mi padre de brazos cruzados esperándome justo al lado de las escaleras, como siempre hacía cuando estaba enojado. Siempre estaba enojado.
Me acerqué ligeramente, deseando que mi madre no se hubiera ido, porque si me encontraba sola en casa todo sería peor. Nadie está para defenderme.

Alejandro: Tu madre me dijo que querías hablar conmigo. -dijo frunciendo el ceño.- ¿Qué quieres?

-¿Recuerdas a Lauren? -susurré.- La chica del otro día, que dije que era de la clase.

Alejandro: Sí, ¿Qué pasa con ella?

-Ella es mi novia hace ocho meses.

Bueno, ya no lo era, pero prefería no llegar a esa parte aún.
Él apretó su quijada y colocó sus manos hechas puños a cada lado de su cuerpi

-La amo. La amo con todas mis fuerzas. Y no seguiré tus ordenes. Estaré con ella te guste o no.

Alejandro: ¡Yo mando aquí! -me gritó, dándome un empujón.- Lo sabes muy bien.

-Tú no diriges mi vida. Yo quiero mi vida junto a ella, y la tendré.

Alejandro: ¡Tú no estarás con ella!

Y con eso, me golpeó.
Fue un golpe tan fuerte que caí al suelo, sangrando por mi nariz, pero no se sentía como otras veces, con un miedo haciéndome doler el pecho, de lo contrario, me sentía aliviada. Porque al fin había dicho lo que quería.

Él continuó golpeándome, y gritando que era una estúpida, pero no me sentía así. Ya no.

-Ya.. ya déjame.

Rogué cuando me golpeó justo en el ojo, esto doliéndome mucho más que los demás golpes.
Él soltó un gruñido y se levantó, yéndose y dejándome allí. Manchando el suelo con toda la sangre que caía de mi labio y de mi nariz.

Me levanté rápidamente y fui a la cocina a buscar un trapo, mojándolo y limpiando la sangre antes de que mi madre llegara. No podía dejar que ella me viera así.

Luego de que no se veía ninguna mancha en el suelo, subí a mi habitación quitando mi ropa ensangrentada y metiéndome rápidamente a la ducha.
Sin darme cuenta el agua caía por mi cuerpo, y una sonrisa estaba plasmada en mi rostro. Puede que sea estúpido, pero haber hecho eso fue un gran avance y gracias a eso al fin comienzo a sentirme libre.

Dangerous Addiction. «Camren»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora