Dangerous Addiction. «Camren»

Capitulo 58.

Capitulo 58.

Me bajé del auto, viendo como mi, ahora nuevamente novia, se bajaba también soltando un gemido por el dolor de su abdomen.
Me acerqué a ella y la abracé por el cuello, escuchando los susurros de las personas que entraban a la escuela, y sin importarme nada, la besé con suma ternura, atrapando su labio unos segundos.

-Te amo.

Ella me sonrió y me abrazó, luego tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos. Caminando juntas hacia la entrada de la escuela, yo con mi cabeza bien alta, al contrario de ella, que estaba cabizbaja y con una expresión tímida. Aquella que tanto me gustaba.
La acompañé a su casillero para que sacara su libro y cuaderno de la clase que le tocaba. Para cuando ya habíamos llegado a nuestro casillero todos estaban hablando de nosotras y solo quería gritarles que sí, que estábamos juntas otra vez, pero preferí acorralar a mi novia contra mi casillero, y besarla sin prisa, solo disfrutando de la suavidad de sus labios, pero fuimos interrumpidas por la voz de Lucy.

Lucy: Si están juntas otra vez las voy a golpear a ambas.

La miré a ella y a las demás, que nos miraban con una expresión extraña, no sé si confundidas o sorprendidas. Por mi parte solo abracé a Lauren por la cintura, dejando mi cabeza contra su cuello.
Lauren alzó sus hombros sin decir nada, besando mi cabeza un par de veces.

Lucy: ¡Lauren!.

Lauren: ¿Qué?.

Lucy: Oh Dios.. -rodó sus ojos y me apuntó con su dedo indice.- Te juro, Camila, que si le haces daño otra vez, te patearemos el trasero. Nos turnaremos y todo.

-Si le hago daño me mereceré mucho más que eso.

Lauren me sonrió y besó mi frente. Se veía tan cansada, pero no quería decir nada al respecto, porque quizás no había dormido bien, de lo contrario, esperaba que ella me dijera la razón.
El timbre sonó para que entráramos a la primera clase, y tristemente tuvimos que despedirnos.

-Te amo.

Le susurré al oído y me alejé de ella, pero sujetando su mano porque solo me había dado una ligera sonrisa.
Acaricié su rostro para que me mirara, pero no lo hizo, y pensé que le daba vergüenza o algo.

-¿Es cierto lo que me dijiste ayer?

Lauren: ¿Qué cosa?

-Que me amas. -levanté su barbilla, viendo como sus ojos brillaban.- ¿De verdad lo haces?

Lauren: Lo hago. -se acercó a mi y me abrazó por la cintura, juntando nuestras frentes.- Te amo, Camila. Te amo más que a cualquier cosa o persona en este mundo, ¿sabes?. Te amo, mi amor.

Asentí y besé la punta de su nariz, sin querer que se fuera, pero Lucy nos separó, casi arrastrando a Lauren a su clase.
Yo caminé a la mía, soltando un suspiro de esos que te aceleran el corazón con solo pensar en la persona que te alegra la vida. Al fin la tenía de vuelta, y no iba a dejarla ir.

Me senté en la primera fila y abrí mi libro en la pagina que la profesora había pedido, jugando con mi lápiz a hacer lineas al azar sin prestar mucha atención a lo que se escribía en el pizarrón, y es que mi mente daba vueltas solamente en la imagen de mi novia. Dios, que feliz me sentía. Ahora solo debía preocuparme por cometer otro error que pudiera alejarme de ella.

xx: ¿Señorita Camila, podría prestar un poco de atención?

Me dijo me profesora situándose justo a mi lado con sus brazos cruzados frente a su pecho, y con el ceño fruncido, como siempre hacía para regañarme.

-Me siento muy mal. -hice un mohín.- ¿Puedo ir al baño?

xx: Cinco minutos. Si no vuelve tendrá un castigo.

Asentí y me levanté, saliendo del salón y caminando con tranquilidad al baño.
Odiaba esa clase, tanto porque era Matemáticas y la profesora era un tanto antipática.
Entré al baño y mojé mi cara, secándome con el borde de mi abrigo, quedándome inmóvil cuando escuché sollozos provenientes de uno de los cubículos del baño.
Me acerqué lentamente hacia la puerta de este, apegando mi oreja para poder escuchar mejor. Se escuchaba ahogada, como si estuviera cubriendo su boca para que nadie la escuchara.

Me arrodillé para ver por debajo, quedando casi sin aliento al ver las reconocibles botines de mi novia.
Me levanté y golpeé la puerta con impaciencia

-Amor, ábreme la puerta. -volví a golpear sin recibir respuesta, solo logrando que Lauren aumentara la intensidad de su llanto.- ¡Lauren, ábreme la puerta!

Gruñí volviendo a arrodillarme para pasar por debajo, no siendo demasiado complicado gracias a lo pequeña que era.
Abracé a Lauren con fuerza, dejando que ella se aferrara a mi abrigo, llorando con fuerza contra mi pecho.

-¿Mi amor, qué es lo que pasa?

Acaricié su espalda y su cabeza, pero ella no lograba tranquilizarse, de lo contrario, su llanto aumentaba cada vez más.
Me sentía tan asustada, e inútil por no saber lo que le sucedía, quizás algo le pasó mientras no estábamos juntas o no se sentía bien. No sabía nada.

-Lauren, mi amor. -alcé su rostro, quitando los cabellos de su rostro y secando sus lagrimas, viendo que sus ojos estaban inyectados en sangre.- Por favor, dime lo que está pasando.

Pero no contestó, solo negó con su cabeza y me volvió a abrazar con fuerza.
A pesar de su estado no volví a preguntar qué sucedía, porque esperaba que ella se sintiera segura para decírmelo, y si eso no sucedía, debía preocuparme más de lo que ya estaba
Alcé su rostro otra vez y le di un pequeño beso, sintiendo el sabor salado por sus lagrimas, esto sin importarme.

-Estoy aquí, ¿De acuerdo? -besé su frente con cuidado.- Todo va a estar bien, te lo prometo. No importa qué suceda, yo estoy y estaré siempre contigo.

Suspiré cuando ella acomodó su cabeza contra mi cuello, tratando de calmarse, pero siéndole imposible.
Esperaba que se sintiera mejor en unos cuantos minutos, pero si no, seguiría aquí con ella, sin importar qué sucediera, no iba a dejarla, ni mucho menos cuando se encontraba de esta manera.