Capítulo 3. Estrego, estrego*
Cuando tenía seis años, yo tenía un grupo de amigos, los recordaba tan bien que ahora se me hacía extraño verlos tan diferentes, tan diferente todo, cuando niños, jugábamos en el patio, saltábamos en el lodo, salíamos a la lluvia, dormíamos en carpas mientras contábamos historias de terror que luego no nos dejaban dormir. Era tan increíble, los chicos eran los que más les gustaba asustarnos, éramos seis en total, tres chicos y tres chicas, ellos seis, prometieron nunca separarse y crecer juntos, hasta habíamos dicho que nos casaríamos juntos, que ironía, ¿no?
Carlie era la niña más sensible, ella era la que nunca se embarraría con lodo y la que usaba vestidos, mientras que Tori era la revoltosa, que peleaba con los chicos y le gustaba hacer bromas, yo era la tímida, la que estaba tras sus espaldas y apenas podía hacer algo que no fuera con ellas.
Ryan era el chico que le gustaba jugar muñecas con nosotras, aunque los chicos se burlaran de él, Dylan era el coqueto, él siempre estaba dando sonrisitas allí y allá, y Buster, bueno, él siempre fue el chico bromista y junto con Tori, eran los que causaban los estragos en la escuela.
Seis chicos completamente diferentes, pero que resultaron juntándose y creando una amistad muy fuerte. Pero es cierto que a veces todo acaba, y eso nos pasó.
Ahora mismo, podía ver como Dylan y Carlie eran los únicos que estaban juntos, pero ellos eran los más populares, por otro lado, Buster a penas hacia que los conocía, él seguía siendo el bromista y que causaba los problemas en el colegio, Ryan estaba conmigo, y Tori...
Ella estaba bien, eso era lo único que sabía.
Así que ahora que hablaba con Ryan sobre cómo le había ido en Bogotá, estaba recordando que nosotros habíamos querido viajar juntos como mochileros por toda américa y Europa, sueño que quedara en el baúl de la amistad, perdido como él mismo.
-Me dijeron que mañana abra una fiesta -dijo Juju, Juan Julián Morales, Juju de cariño.
-Y nosotros debemos ir -completo por el Majo, yo los mire, impresionada como se conectaban hasta para terminar sus frases.
Era extraño estar sentada en el patio, algunas personas miraban a Ryan raro por estar conmigo, y él lo noto, pero no había dicho nada acerca de eso, observe a mi alrededor para encontrarme a Hill que se había desaparecido después de lo del almuerzo, justo ahora, teníamos un receso.
- ¡Hill! -la llame cuando la vi caminando sola, ella paro para mirarme y de inmediato sonrió.
Camino hasta que estuvo cerca para mirar mi compañía, ella frunció su ceño y miro a Ryan, preguntándome con la mirada si estaba bien, yo asentí, dándole seguridad para que se sentara.
-chicos, ella es Hill -la señale, y luego la mire -Hill, ellos son Ryan, y sus primos, Majo y Juju.
-Encantada -les sonrió con timidez.
-pero si es muy adorable -sonrió Majo mirándola, y acercándose hasta donde ella -que lindo pelo, ¿lo tiñes?
-no... aunque tengo algunas iluminaciones.
Me sorprendí, yo no sabía eso, Majo le sonrió ampliamente mientras su hermano se sentaba al otro lado de Hill, haciéndola saltar al ver que tenía un chico tan cerca.
-Eres muy blanca -le dijo -creo que puedo tocarte, y dejaría marca.
- ¡Juju! -lo riño Ryan, quien le dio una mirada a la chica.
-está bien, ¿ustedes de donde son? -le pregunto Hill, mirando a Juju y luego Majo.
-De Medellín -le comento Majo -pero luego estuvimos en Bogotá y por fin aquí.
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Si No Te Amara ©
Teen FictionBaje mis ojos, sin ser capaz de mezclarme con aquel par de esmeralda que brillaban pidiendo ser admirados, no podía, porque verlo era tan doloroso como exquisito, como comer helado cuando sabes que te engordara, como ver una película de miedo cuando...