Capítulo 40. ¿Cómo perdonar?*
-Que genial verte, Adele. -la secretaria estaba encantadísima hablando con mi hermana, mientras ella intentaba ser lo más amable posible.
Puf, aquello era totalmente surreal ya que mi hermana no podría ser amable ni aunque le pagaran, pero alli estaba, sonriéndole y a mi escasamente podría importarme ahora, seguía teniendo esa imagen de Buster mirándome con decepción y tristeza, su mirada era como una daga que se enterraba cada vez que pensaba en porque yo me sentía culpable, pero luego, su imagen de él besando a Michelle hizo que el asco, el odio y la ira hacia él incrementaran.
Si, tal vez él estaba dolido por saber que ya habría descubierto su chiste, porque lo que vio él como su muñeca de diversión ya no lo es más.
Él mismo lo dijo, ahora sería libre, sus crudas palabras me decían que él me había visto como su chiste personal y ahora que ya no tenía gracia, se enojaba conmigo.
Siempre lo dije, él era un idiota ¿Cómo pude terminar sintiendo tantas cosas por él? ¿Cómo y en qué momento Dylan pasó de ser el amor de mi vida al chico que ya no me interesaba? ¿Cómo fue que el tonto, el bromista, aquel a quien odiaba término siendo a quien por ahora sentía demasiadas cosas? Buster era como esa ensalada sin sabor que no quise probar, sobre todo porque yo era amante a la carne, pero que por cosas de la vida, termine saboreándola y gustándome más, pero ahora, ese revoltijo de verduras eran mis sentimientos, amor, odio, decepción, ira y el mismo rencor.
Como sientes tanto por alguien que juraste ser nada para ti.
-ya nos podemos ir. -Adele me mostro la nota que le dio la secretaria y yo la seguí, con la cabeza baja y sin mirarla.
Era consiente que llevaba puesto los zapatos de Adele, y que su mirada recorriéndome debieron haber notado esto, pero ella simplemente permaneció callada hasta que la vi.
Perderme a mí misma fueron cosas que gane en este tonto juego, y perder mis amigos también.
Hill mira la chica, no a mí, porque estoy seguro que ahora no sé quién soy, sin embargo ella me mira como si quisiera decirme algo, como si intentara pedirme disculpas cuando soy yo quien debo hablar, pero no hay palabras.
A veces callar puede ser lo peor, pero ahora, cuando no hay palabras y solo insultos que desean salir, lo mejor es permanecer en silencio.
-Hola, Hill, ¿Cómo estás? -pero mi hermana no parece ver esto, porque ella se acerca a mi amiga como si fueran conocidas, como si en un tiempo pasado Adele no hubiera mirado con asco a Hillary cuando iba a mi casa.
-A-Adele. -apenas pudo pronunciar Hill, ella estaba tan impresionada como yo por la reacción de mi hermana. -bien, gracias.
-eso es genial, estas más guapa. -no alce mi vista, no quería y tampoco podía ver los ojos de mi amiga, o ex amiga ahora.
-Gracias, yo te veré luego... supongo. Adiós.
Hill desapareció tan rápido de alli que me sentí mal cuando el aire de mis pulmones salió y me sentí un poco mejor porque no estaba cerca, sé que es algo malo, pero no estoy preparada ahora para hacer cara a las cosas, antes de que incluso pueda llegar a la puerta veo otra figura.
Maldigo que la sala de la secretaria este tan lejos de la salida, porque ahora parece ser que todos se topan en mi camino. Cuando no deseas ver a nadie es cuando te encuentras a tu ex novio de hace seis años, en este caso es peor, te encuentras a la bruja con que el chico que te gusta se acostaba.
Y Adele estaba muy contenta porque ella se acerca rápidamente a saludar, no entendía que no era el momento, que quería salir ya de aquí pero las palabras de mi hermana salieron rápidamente.
ESTÁS LEYENDO
Si No Te Amara ©
Teen FictionBaje mis ojos, sin ser capaz de mezclarme con aquel par de esmeralda que brillaban pidiendo ser admirados, no podía, porque verlo era tan doloroso como exquisito, como comer helado cuando sabes que te engordara, como ver una película de miedo cuando...