Capítulo 48. Déjame estar contigo.
En el momento en que el para el auto fijo mi vista en el lugar en el que estamos, no muy lejos de nuestras casas. Puedo ver aun los columpios, los arboles altos y los juegos ya oxidados sin usar en el que pasamos mucho tiempo juntos, cierro mis ojos sabiendo cuanto me lastima esto, cuanto lo hace él, pero cuanto deseo poder perdonarlo.
Pero es difícil, no sé qué hacer ahora. Estoy entre esa guerra que me dice que lo haga, que le dé una oportunidad. Pero yo tuve que levantarme un día en un hospital y descubrir que mi mejor amiga había muerto, que ella conducía el auto drogada y yo iba a su lado, tuve que soportar pensar eso y después, como mis amigos solo me fueron ignorando, dejándome con el dolor y el pensamiento que de alguna u otra forma había sido toda mi culpa, ver como todos se habían esparcido dejándome con los recuerdos inventados, porque yo no recordaba nada de lo que había pasado esa noche por el golpe en la cabeza.
Y esa parte, era la que me impedía poder perdonarlo. Porque ellos habían tenido la culpa de todo, me habían dejado creer que había sido yo y solamente yo cuando ellos estuvieron alli, fueron los que tuvieron la idea de correr en la noche y ebrios, y eso, mentirme de esa forma, dejarme sola cuando más lo necesite e irse olvidándome a mí también es lo que me lastima ahora.
-Buster, ¿Por qué me trajiste a este lugar?
-lo recuerdas. -dice él suavemente aun sin abrir la puerta del auto. -aquí crecimos todos juntos.
Cierro mis ojos, tal vez pretenda no llorar pero es imposible, aquí fue donde jugamos la mayor parte del tiempo, aquí nos caímos y aprendimos a montar bicicleta, aquí reímos y lloramos por igual, aquí juramos estar juntos por siempre y nunca separarnos, aquí fue donde las promesas se hicieron, donde la muerte invadió nuestras vidas, aquí fue donde yo intente tomar un puñado de pastas.
-quiero irme. Déjame ir.
-déjame estar junto a ti.
-no. -niego con mi cabeza y suspiro. -me haces daño, estoy segura que aún me gustas demasiado pero Buster, esto, con solo verte recuerdo que ustedes me mintieron, me dejaron sola y solo para protegerse, para que yo no dijera que habían sido ustedes quien llevaron drogas a esa fiesta. Y eso, no puedo hacerlo.
Buster cierra sus ojos con fuerza como si se planteara decir algo, como si le costara hablar, como si le doliera tanto al igual que a mí, pero no es así, simplemente él me mintió solo para protegerse a sí mismo y no puedo, simplemente olvidarlo como si nunca nada sucedió, como si Tori no hubiera muerto aquella noche y como si ellos no hubieran tenido la culpa al igual que todos, pero ese es el problema, que todos tuvimos la culpa y ellos solo me dejaron sola como si yo hubiera hecho algo malo y ellos no.
Pero no es así. Ellos también se equivocaron.
-verte me hace daño, Buster.
-Perdóname, solo perdóname algún día.
Yo cierro los ojos, no sé si podre perdonarlo o si mi corazón esté listo para dejarlo, él coloca su mano en la mía y mi piel se eriza, voy a soltarla y a obligarlo que me deje salir del auto pero cuando lo intente sostiene con más fuerza mi mano.
-Buster. -alejo mi mano otra vez, pero él solo me mira y de un empujón pone mi cuerpo sobre el de él, estoy respirando fuertemente cuando sus ojos miran hacia los míos con un sentimiento tan fuerte, uno que no tiene nombre.
Porque él es el conjunto de un sinfín de emociones y de acciones ocultas que quieren salir a flote, que quieren tocar suavemente el aire y dejarnos sin respiración. Lo miro deseando tanto dejarme llevar, pero es casi imposible, los pensamientos rebotan en mi cabeza sin dejarme en paz.
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Si No Te Amara ©
Teen FictionBaje mis ojos, sin ser capaz de mezclarme con aquel par de esmeralda que brillaban pidiendo ser admirados, no podía, porque verlo era tan doloroso como exquisito, como comer helado cuando sabes que te engordara, como ver una película de miedo cuando...