Capítulo 46. No puedo estar contigo

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Capítulo 46. No puedo estar contigo

Parecía totalmente increíble al otro día de haber enviado el mensaje, todos y cada una de las personas tenía sus ojos puestos en mí, sorprendentemente, me sonreían y algunos me aplaudían, incluso vi como unas porristas se me acercaron y pronunciaron:

-Genial, Mad. Yo quiero ser única también. -me señalo su cabello tinturado de pintura rosa, yo le dije que se veía hermosa y se fue riéndose con sus amigas.

Cada uno de ellos, se pasaban para disculparse y otros para mostrarme como mi mensaje les había llegado tan profundo que habían decidido que ellos serían como eran, que los amaran por lo que eran, no por como fingían ser. Y muchos tenían breves cambios, algunos se había cambiado el Look, como futbolistas con camisas de Nirvana y chicas tímidas usando Faldas.

De hecho, eso me sorprendió bastante cuando una chica que de segundo año, una pequeña que había visto en la biblioteca me sonrió y me dijo.

-eres estupenda, mira, siempre quise usar falda y gracias a ti solo me dije, ¿y por qué no? No solo las porristas pueden usarlas. -su nombre era Nora, a su lado una chica de cabello rubio se disculpó y dijo que había hecho muy bien en decir la verdad.

Ella era Sabana. Ambas se fueron mientras yo estaba regocijándome en mi felicidad, la única que parecía amargada por la atención y la reacción de todos era Michelle, quien bufo y se alejó cuando me vio. Me sentía como esa chica, Bianca Piper en la película de The DUFF, cuando había escrito aquel reportaje y todos ahora querían ser unos DUFF. Ahora todos querían ser únicos, diferentes.

No copiar el estilo de otros, ni simular querer un gusto cuando lo odiabas, era ser tú y amarte por lo que eras.

Y de esa forma, solo te iban a amar por lo que eras.

-mira lo que hiciste. -salto de mi lugar cuando escucho aquella voz, mi respiración sale de mis pulmones tan rápidamente que siento un mareo, pero no sé si eso es por su presencia, su magnífico olor o por el odio que debería de tenerle ahora. -todos te adoran, porque has dicho la verdad.

-lástima que no sea así con todos. Deberías aprender tú de eso.

-Mad.

-Buster. -lo mire con enojo, él solo suelta un suspiro y baja sus mirada. -si no tienes nada que decir, yo me voy.

-no, espera. -él toma mi mano acercándome a su cuerpo, si antes cuando me negaba a sentir algo no me controlaba cuando nuestros espacios se juntaban ahora que sabía cuánto me gustaba, pero cuanto lo odiaba también, los sentimientos subían millones de decibeles y me hacían totalmente vulnerable a él.

Baje mis ojos, sin ser capaz de mezclarme con aquel par de esmeralda que brillaban pidiendo ser admirados, no podía, porque verlo era tan doloroso como exquisito, como comer helado cuando sabes que te engordara, como ver una película de miedo cuando sabes que no podrás dormir.

Amarlo era, como bailar en la lluvia cuando sabias que contraerías gripe.

-no puedo. Me mentiste.

-ojala pudiera. -puso sus labios en mi cuello, aspirando mi perfume. -ojala no hubiera perdido esta batalla, se suponía que debía alejarme de ti.

-bien, ahora lo puedes hacer.

-nunca lo he podido, menos ahora que sé que sientes algo por mí.

Cerré mis ojos, cuando sus labios comenzaron a subir hasta posicionarse en mi oreja, dejando un camino húmedo de besos y poniéndome cada vez más desequilibrada. Lo odiaba. Lo amaba. Quería besarlo hasta cansarme. Quería golpearlo por hacerme daño. ¿Cómo sentir tanto por solo una persona a la que juraste no sentir nada?

Si No Te Amara ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora