Capítulo 3. Más cerca de él.

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Capítulo 3. Más cerca de él.

Mad.

Me quedo observándolo con la expresión tan desencajada como la de él, pienso en que significa esto, ¿Buster? ¿Mi nuevo compañero de cuarto? Aquello es tan inexplicable como sorprendente, su expresión parece solo una copia de la mía pero mis ojos no pueden no evitar pasarlos por su escultura, su cabello esta húmedo lo que me dice que acaba de salir del baño y sus ojos brillan con una enorme intensidad, su cuello duro y formado guiándome hacia unos hombros anchos y luego, aquel pecho perfecto donde quisiera no solo pasar mis dedos, sino mis labios y mi lengua y si sigo bajándome, simplemente me encontrare con que solo se encuentra en toalla y detrás de ella se encuentra una gran perdición.

Retrocedo, cerrando los ojos ante mis pensamientos lascivos y vuelvo a mirar a Buster, esta vez molesta por siempre hacerme tan vulnerable a él.

— ¿Qué haces aquí? —decimos los dos al mismo tiempo, él se calla y me mira sin saber que más decir y yo alzo una ceja bufando. —Tu primero.

De nuevo, ambos hablamos al mismo tiempo lo que a él le causa gracia y me muestra esa sonrisa socarrona suya, yo trato parecer tan seria que solo lo miro molesta y lo señalo, tratando solo de mantener mis ojos en los suyos.

—yo vivo aquí. —dice él señalando la habitación. — ¿y tú?

—se suponía que yo también iba a vivir aquí.

— ¿iba? —pregunta con su ceño fruncido, como si la idea de irme le molestara. Asiento y recojo mi maleta.

—Iba, porque ya que sé con quién tengo que compartirlo no podré quedarme.

Empiezo a retroceder pero Buster me impido tomando mi mano y quitándome la maleta, lo miro algo irritada por su gesto y él me ve hacia los ojos.

—espera, no tienes que irte.

—sí, Buster, tengo que.

—No... —habla él, pero es interrumpido por la puerta de al frente que se abre y de ella sale una anciana y una muchacha joven.

Ambas se quedan estupefactas al ver a Buster en toalla, la muchacha se sonroja tanto y sus ojos se comen el cuerpo de Buster mientras en mi empieza a nacer la ira y la molestia.

—Muchacho indecente. —dice la señora golpeando a la chica joven para que reaccione. —esto no es un edificio nudista, vístase por favor.

—abuela. —dice la chica quien le da una sonrisita a Buster. —no se preocupe usted puede estar desnudo todo el día... digo si quiere.

Buster se ríe de aquella frase, mientras que la abuela y yo estamos tirando dagas a la chica esa, de pronto, mi mano toma la de Buster y acerco mi cuerpo al de él sin siquiera darme cuenta, miro a la chica mostrándole mi disgusto y no sé, lo juro, que en estos momentos no soy yo quien realiza todas estas acciones.

—discúlpenos. —les digo con una sonrisa falsa y luego llego mis ojos a la chica. —Buster entremos, debemos hablar.

Sin siquiera dejarlo que él me responda, solo lo guio aun cogidos de la mano y cierro la puerta de su apartamento, cuando estamos solos lejos de las miradas abusadoras de esa chiquilla lo suelto y suspiro, tanto extrañada por mi acción tan dominante como por el hecho de que yo realmente no lo quería hacer.

— ¿marcando tu territorio, princesita?

— ¡Ugh! —lo señalo. —primero me llamabas Mad Cow, luego caperucita y ahora princesita, ¿acaso no puedes tomar una decisión correcta alguna vez?

Buster me mira tan intensamente y sus ojos recorren mi espacio desnudándome y haciendo lucir débil, sin embargo, aunque su expresión de tan poderosa y fuerte él solo sonríe de forma petulante y se acerca un paso a mí.

Si No Te Amara ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora