Capítulo 8. El amor de mi vida aun no lo sabe*

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Capítulo 8. El amor de mi vida aun no lo sabe*

- ¿Qué intentas hacer? -volteo lentamente cuando escucho la voz, me topo con una rubia de ojos azules que me mira con irritación.

Y allí esta ella, con unos chores ajustados que le quedan muy cortos y una blusa que dejaba ver su ombligo. Me doy cuenta que yo comparaba con ella seguía siendo simple, pero no me podía dejar amedrentar. Recupere la seguridad inicial que tenía y le di una sonrisa socarrona.

- ¿de qué hablas? -le pregunto con total inocencia, ella estrecha sus ojos y con sus uñas rojas muy largas señala mi atuendo.

Lo anoto cuando lo veo: Uñas de zorra. Rojas y muy largas. Necesito hacerme también manicure, porque definitivamente las uñas de camionero que yo tengo no ayudan mucho.

-tu sabes de lo que hablo. -ella se acerca un poco más a mí, sorprende mente, alcanzo a aspirar su loción. -se lo que intentas, niña, no es necesario que me sobrepases, yo siempre seré la reina.

Mi sonrisa crece más y eso solo me ayuda, sé que no soy mala, pero que ella crea que estoy haciendo esto por ella me sorprende, y me agracia.

-oh no, yo no intento quitarte nada, querida, lo de zorra y arrastrado no te lo gana nadie.

Con eso, me voy caminando y la veo, tan enojada que por primera vez, siento que algo de seguridad está creciendo en mí. Si, Michelle es una zorra, y ella además de eso es una completa bruja. No intento convertirme en ella, solo necesito demostrarle que ella no tiene derecho a hacer sentir inferior a nadie.

-oye Hill. -miro a mi amiga que sigue con su boca abierta, ella me mira. -sabes, ahora veo esto desde otra perspectiva.

- ¿Qué? No lo entiendo.

-sí, mira, yo quería ser esto solo por Dylan, pero ahora es más grande que eso, se trata de demostrarles a los populares que no pueden ir por ahí dándoselas de reyes.

Ella mira hacia el suelo con su ceño fruncido, de un momento a otro un chico pasa por el lado de ella y la golpea levemente, a mí, me guiña el ojo como si Hill no existiera. Me volteo o lo llame.

-mira por dónde vas imbécil. -le digo, él frunce el ceño y luego mira los libros que le hizo tirar a Hill. -si necesitas más espacio, conozco un buen gimnasio.

Con eso se va, agachando la cabeza. Lo ven, a eso me refiero.

-no debiste. -dice Hill, pero la detengo.

-no, claro que debí. -ella recoge sus libros y me mira. -la gente ve a los nerds como unos bichos, los trata mal, ¿Por qué tenemos que comer en el baño? ¿Por qué no podemos estar en el patio y no en la biblioteca? ¿Por nuestra forma de pensar, de vestir y de actuar? No, Hill, y tal vez esto era por Dylan, pero ahora lo veo con otros ojos, demostrarles a los populares que ellos no son lo mejor.

-pero como lo harás, si ahora eres como una de ellas.

-eso es lo bueno de los disfraces, que la gente creerá que soy una de ellas pero nunca lo seré.

Hill se queda callada, si, tal vez de esa forma pueda ser algo así como un Gandhi de los nerds.

Algo es diferente, si, no solo el hecho de que parezco como una de esas chicas populares, tampoco que ahora los chicos me miran y algunas chicas me saludan y me invitan a sentarme con ellas. Es patético que alguien te hable solo por la imagen que das, más patético aun que me guste esto, que me guste de verdad la atención que esta gente me da.

Pero eso no es lo diferente, lo diferente es Buster, que desde el viernes pasado no ha intentado ninguna broma contra mí, y no creo que él se compadezca por todo el chisme que hay ahora sobre mí, ya saben, las bromas de él contra mí son pan de cada día. O como el hecho de que su grupito de amigos me miren raro cuando paso por su lado, o que él no este con ellos.

No me fío, y de Buster y sus bromas, es mejor estar con el periodo en medio de un estanque con tiburones.

- ¡Hola!

- ¡Ahhh! -pongo mi mano en mi corazón y miro mal a Majo, ella tiene una gran sonrisa. Lo ven, esto es lo que te hace Buster, que no puedas ni respirar tranquila. -diablos, Majo, me asustaste.

-no tanto como tú a nosotros.

- ¿eh?

-mírate chica, creí que era mentira sobre lo de ser una zorra, pero no, solo hace falta verte para ver que no.

-claro que era verdad, porque les diría que lo haría sino seria en serio.

Ella se alzó de hombros y miro detrás de sus hombros, Ryan apareció de inmediato besando su majilla y luego se detuvo a mirarme.

-Así que era verdad -Afirmó, yo lo mire y no entendí la expresión de su rostro. -te ves muy bien, pero...

Espere, pero él solo negó con su cabeza y beso mi mejilla también.

-si crees que es la forma de llamar su atención, está bien.

- ¿a qué te refieres? -le pregunte, pero Ryan ya estaba alejándose de nosotros, volteo a mirarme con una sonrisa.

-a que a veces eres un poco ciega, Mad.

No entendí lo que dijo, ¿ciega? ¿Por qué seria ciega? Era la hora, necesitaba probar si mi plan funcionaba y eso sería yendo a la cafetería, donde todos los grupos se reunían. Mire a Majo y en un instante después apareció Hill junto a Juju, quien me guiño su ojo y recorrió con mi cuerpo haciendo que me sonrojara. Si, aún era inmune a esas miradas.

Era el camino a la verdad, era la primera prueba que tenía. De un momento a otro, Hill tomo mi mano y me detuvo, y cuando estábamos a punto de traspasar las puertas ella me miro apenada.

- ¿estas segura? No creo que funcione... -se quedó callada, mirando hacia los lados y luego a mí, tomo un suspiro. - ¿viste GB?

Niego con mi cabeza, algo me dice que esto está mal, que tal vez ella tenga razón y yo no sea lo suficiente bonita para tener a Dylan, él es perfecto, guapo, excelente estudiante, tierno, él es todo y más de lo que yo no soy. ¿Acaso siendo esto se fijara en mí?

-Mad, Carlie y Dylan terminaron.

Y cuando ella dijo eso, fue como una luz que se encendió tan rápido como se apagó. ¿Terminaron? Eso significaba que ya no eran novios, que Carlie ya no era novia de Dylan y él era libre. Y aunque el camino estaba libre, era imposible ahora, si Dylan estaba lastimado, ¿Cómo haría para fijarse en mí?

Trague saliva, asentí hacia Hill y esto era, me había rendido mucho, había dejado muchas oportunidades al aire y no podía, no ahora. Era la última oportunidad que tenia de conquistar a Dylan, de cambiar ese futuro espeluznante de gatos y mujeres solteras, por uno mejor, uno donde tenía a Dylan.

Sí, él era el amor de mi vida, con el leve error de que él aun no lo sabía.

-bien. -y fue un espectáculo.

Las puertas se abrieron y entre, las personas se quedaron calladas de repente mirando hacia mí. Trague saliva, ahora si estaba insegura de lo que hacía, ahora no caminaba igual. Pero no podía caer, así que me pare firme, camine para comprar el almuerzo, pero la fila era demasiado larga.

-oye tú. -alguien me llamó, voltee para ver un chico alto, lo reconocí como uno del equipo de baloncesto. -ven, te doy puesto.

Le sonreí, camine hasta él con igual seducción en mi mirada, y allí iba, la chica nerd, esa había quedado muy hondo de las mentiras, de los chismes, y no era tan malo, porque después de todo, ¿Qué malo había en que un chico lindo te diera puesto en la larga fila para comprar el almuerzo? ¿Qué malo había en que sus ojos azules se sintieran en mi espalda por más de que todos lo hacían?

Porque ahí estaba Dylan, mirándome desde su mesa.

Y lo comprobé: Había funcionado.

Si No Te Amara ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora