Capítulo 1. Cambiar*
Camine por toda la institución llena de ira mientras escuchaba las risas todas dirigidas a mí y yo quería romperle la cara, es que a penas lo viera, juro por la fuerza que sé que no tengo, que Buster me conocería. ¡Un sapo! En verdad, eso es lo que él había hecho esta vez, un maldito sapo verde con unas mini gafas parecidas a las que yo usaba, por lo menos el tipo era muy ingenioso, pero ¡era un maldito sapo color verde vomitivo!
¡Ugh! ¿Cuánto odiaba aquel tipo?
- ¡Mad tiene un sapo! -escuche un grito de algunas de las porristas, yo seguí con el sapo en la gorra que era mi favorita.
Por desgracia, ahora tenía que usar mi amada gorra como cuna para llevar este sapo, y como era de pensar, las chicas se alejaban no más al verme con él y algunos chicos me miraban con horror, pero todos sabían quién había sido el maestro de esta hazaña.
Las puertas de la cafetería se abrieron fuertemente llamando la atención de casi todos, bueno, si un sapo no lo hacía, no sabía que más podía hacerlo. Las risas de una mesa pararon de inmediato, y sus ojos me vieron con gracia, allí estaba el diablo en persona.
Y bueno, si el diablo fuera tan guapo como Buster cualquiera quisiera ir al infierno, eso es lo primero que pensarías al verlo, pero yo lo conocía lo suficientemente bien como para realmente decidir volverme católica cuando lo viera. Su sonrisa arrogante y sus ojos verdes me miraban con gracia, él veía mi cara, no bajaba para ver al sapo que había puesto en mi casillero.
¿Qué cómo sabía que había sido él? Muy sencillo.
Todo en esto tenía la firma Buster escrita con tinta ilegible, y no era literal, el sapo tenía una cinta que decía "con amor, Buster." amarrado a su cuello, o lo que sea que los sapos tuvieran.
-Mady, ¿Qué gusto verte por aquí? -se las daba de gracioso, bueno, pues yo también podía serlo, así que cambie rápidamente mi táctica y lo mire con una ceja enarcada.
-te dije que no quería cuidar a tu hijo, así que te lo traje, hazte cargo de tu fea generación -dicho eso, puse el sapo en la mesa, las chicas saltaron rápidamente y chillaron, sus amigos se rieron pero Buster solo acrecentó su sonrisa.
-cariño, creí que amabas a nuestro hijo. -se burló dolido poniendo una mano en su pecho, de nuevo las risas y Buster no se agachaba.
-Pff, ¿Cómo si pudiera acostarme contigo? -Lo reñí -sabes Buster, eres el mayor esperpento de todos los esperpentos del universo.
Bueno, no fue mi mayor insulto, ¡pero vamos! Estaba tan enojada con el chico que en vez de ser esas personas que decían sus mejores insultos cuando estaban bajos efectos de la ira, yo quedaba en blanco.
-Ouch. Me has matado cariño. -el negó con ironía, yo solté un gruñido.
-me gustarías más muerto, y no me llames cariño.
- ¿así que te gusto? -alzo una ceja, acercándose a mí e ignorando lo que le acaba de decir ¡lo ven! Es que era tan exasperante, él podía devolverme mis insultos de una manera que simplemente me sacaba de quicio.
-me gustas con la boca cerrada y en una hoguera, así me gustas.
-no sabía se te daba el sado, pequeña Mad.
-imbécil.
-nerd.
-cabeza hueca.
-vomito de elefante.
¿Vomito de elefante? Y después criticaba mis insultos, ¡pero como lo odiaba! En verdad, este chico era tan odioso, que simplemente con verlo, yo sentía que era mejor que un piano me aplastara.
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Si No Te Amara ©
Teen FictionBaje mis ojos, sin ser capaz de mezclarme con aquel par de esmeralda que brillaban pidiendo ser admirados, no podía, porque verlo era tan doloroso como exquisito, como comer helado cuando sabes que te engordara, como ver una película de miedo cuando...