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Sólo quedan dos capítulos más y el epílogo! Espero que os esté gustando =)



Cuando terminó la rueda de prensa y todos los periodistas se hubieron marchado a excepción de Kassia, que permaneció dócilmente en su sitio, se dirigió hacia ella con una gran sonrisa.

- Ha ido bien.

Ella sonrió, enganchando el bolígrafo en el cuadernillo, y se levantó mientras estiraba elegantemente las inexistentes arrugas de su estrecha falda blanca. Era tan exquisita que el que no se percatara de ello era una delicia más de su carácter.

Recorrió su cuerpo con una larga y apasionada mirada antes de adelantarse para tomar su mano y tirar de ella hacia la planta de arriba ante la mirada asombrada de su recepcionista y la risita mal disimulada de Jason, que se cruzó con ellos al salir del ascensor.

- ¿Qué haces, Christos?

- Vamos, no me gusta dejar las cosas a medias.- contestó, cerrando la puerta de su despacho tras ellos.

Estrechó su pequeño cuerpo contra el suyo, sentándola sobre su escritorio e inclinándose para besar sus labios entreabiertos.

- ¡Aquí no!- protestó ella con un leve gemido que desautorizó la orden.

- Venga, no puedes sentarte frente a mí con esa ropa tan sexy y mirándome fijamente durante una hora y esperar que no me entren ganas de desnudarte.

Mientras hablaba, deslizó las manos por sus piernas, subiendo la falda hasta la cintura y dejando ver la semitransparente ropa interior rosa.

- Gynaika...- jadeó, hundiendo los labios en su cuello.

¿Es que su deseo por ella no minoraría nunca?

La puerta se abrió de un golpe y Kassia soltó un grito asustado, apresurándose a colocar la ropa en su sitio.

- ¡Kassia, ¿qué...- empezó a decir Jamie, apartando la mirada de ellos con brusquedad.

Theos... siempre había alguien para interrumpir.

La primera vez que la sorprendían con un chico y tenía que ser su hermano pequeño. A pesar de estar casada con Christos y en su despacho, sintió vergüenza de no haber podido parar la pasión de sus ojos azules.

- ¡¿Qué significa todo esto?!

Entendía la confusión de Jamie. Hacía apenas una semana había estado llorando en su hombro por la rabia y el dolor que su marido le producía.

- ¡¿Cómo te atreves a embaucarla otra vez?!- estalló su hermano hacia Christos, que se mantuvo estático, observándolo con calma.

Jamie avanzó hacia Christopher con un brillo airado en los ojos y se apresuró a frenarlo para poner las manos sobre su pecho.

- Por favor, déjalo, luego te lo explicaré todo...

- ¡Que lo deje! ¡¿Qué quieres, que permita que este capullo vuelva a utilizarte?!

Se abrazó a él, intentando que relajara la postura.

- Jamie, por favor.- suplicó, cogiendo fuertemente sus mejillas para que la mirara- Confía en mí, sé lo que hago.

Los ojos furiosos de su hermano se tornaron cálidos de nuevo y sus brazos la rodearon con suavidad.

- No quiero que te haga daño otra vez.

- No voy a hacerla daño.- intervino Christos con seriedad.- Si quieres desahogarte adelante, es algo que yo también haría, pero al menos permite que Kassia no esté presente.

Volteó para mirarlo.

- Cállate y no digas tonterías, nadie se va a desahogar con nadie aquí porque a mí no me da la gana.- replicó, enfadada- Y tú, ¿cómo sabías que estaba aquí?

- Me lo dijo Lauren.

Eso la extrañó. Ni siquiera le había dicho que volvía a Nueva York.

- ¿Y cómo lo supo Lauren?

Jamie se encogió de hombros con una leve sonrisa.

- Ella lo sabe todo.- se limitó a contestar.- Pero eso no explica por qué has vuelto sin decirme nada, y encima con ése...- dijo, señalando con un cabeceo a Christos.

- Ése es mi marido, Jamie, y el hombre que ha encausado a Ryan Jones con dieciocho demandas.

Su rostro se transformó en una máscara de incredulidad que le hizo reír, e incluso sacó una sonrisa a Christopher tras ellos.

- Pero cómo...

- Digamos que una gran periodista me facilitó toda la información que necesitaba para hacerlo.- dijo su marido con una leve carcajada.

- ¿Vas a llevarlo a la cárcel?

Ahora su hermano no parecía tan irritado con la idea de que él estuviera allí.

- La idea es que se pudra en prisión, sí.

Podía sentir con claridad la rabia de su voz, el profundo odio que sentía por ese hombre que casi había destrozado su vida, y su amor por él volvió a dispararse.

Volvió la cara hacia él y se alzó sobre las puntas de los pies para depositar un suave beso en sus cálidos labios.

- A sí que... vosotros dos... habéis vuelto.- oyó decir a Jamie a su espalda.

- Gynaika, ¿por qué no te llevas a tu hermano a comer? Parece que tenéis mucho de lo que hablar.

Era increíble que se mostrara tan comprensivo. Había visto todas sus facetas: su ira más profunda, esa pasión abrumadora, la ternura de alguno de sus gestos... y aún se seguía sorprendiendo cada día.

Llevó a Jamie casi a empujones hasta un pequeño restaurante a pocas manzanas del bufete de Christos.

- ¿Me vas a explicar de una vez por qué has vuelto con ese cretino?

No podía evitar sonreír ante el divertido enfurecimiento de su hermanito. El fuerte carácter griego de su abuelo también estaba en él.

Pasó a contarle con calma todo lo que Christos y ella habían hablado aquellos últimos días, sus explicaciones y la confirmación de Dante a éstas.

- Vaya...

Alzó el cejo con diversión.

- ¿Te cuento todo esto y sólo se te ocurre contestarme "vaya"?- preguntó, golpeando cariñosamente su hombro.

- Es... no sé, ya sabía que para él eras especial, eso se ve, pero nunca me imaginé una historia así.

¿Por qué todo el mundo se empeñaba en decir que ella era especial? A Christopher le gustaba, eso era innegable, pero de ahí a estar enamorado había un mundo que él nunca cruzaría. Eso lo sabía, y podía vivir sabiendo que sería la mujer que le había hecho sentar la cabeza. Era suficiente.

Su teléfono sonó con estruendo y se apresuró a contestar.

- ¿Sí?

- ¡Acabo de leer tu artículo!- oyó gritar a Lauren- ¡Y te he visto por televisión en la rueda de prensa de Afrodakis!- siguió- ¡¿Cómo no se te ocurre decirme que has vuelto?!

- Lauren...

- ¡Ni Lauren ni nada, ¿de qué va todo esto?!

Iba a tener que dar demasiadas explicaciones.


Mar y fuego. Rendida a su chantaje ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora