61.

13.4K 1.1K 11
                                    

Un capítulo más, Epílogo y... FIN =(

Espero que os guste la recta final!!!!

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------



Una semana después, se despertó con una inmensa sonrisa al notar que los brazos de Christos aún rodeaban su cuerpo con una leve presión.

Abrió los ojos y no pudo evitar un suspiro. Era tan horriblemente atractivo. Pasó los dedos entre su cabello negro, maravillada, mientras aspiraba su aroma. Olía a Mediterráneo incluso a miles de kilómetros de distancia, olía a sol y a arena, a especias y a hierba recién cortada.

Trazó con los dedos su pecho desnudo, recorriendo uno a uno sus músculos definidos. Le oyó contener la respiración y sonrió.

- Sé que te estás haciendo el dormido, tramposo.

Él rió, dejando que viera lo hipnótico de su sonrisa.

- No fingiré más- abrió los ojos y sintió cómo los latidos de su corazón se aceleraban-, pero no dejes que eso frene lo que estabas haciendo.

Sus mejillas enrojecieron, pero continuó deslizando las palmas de las manos por cada recoveco de su enorme cuerpo, alzándose sobre las rodillas para poder alcanzar cualquier trazo de piel caliente y dura.

- Ven aquí- gruñó Christos cuando pasó a trazar pequeños círculos bajo su ombligo.

- Impaciente.

Pero se dejó llevar por su mano y cayó sobre su cuerpo con un ronco jadeo. La piel de su pecho estaba tan caliente que casi ardía.

Oyó el teléfono de Christopher sonar desde la mesilla y alzó el rostro, a pesar de que él seguía dedicando toda su atención a mordisquear su cuello expuesto.

- Ignóralo.- le oyó murmurar contra su yugular.

- Christos, a lo mejor es importante.

Sus manos le apretaron el trasero con impaciencia.

- También es importante esto.

El timbre seguía sonando.

- ¡Cógelo!- exclamó finalmente, dejándose caer a su lado con un bufido.

Christos extendió la mano para alcanzar el móvil, pero la apretó fuertemente contra él con brazo libre.

- Christopher Afrodakis.

Sólo el sonido de su voz era uno de los mayores afrodisiacos que existían en el mundo para ella. Se colocó de nuevo sobre él, rozándose sensualmente con un leve ronroneo mientras Christos se incorporaba para poder seguir la conversación telefónica.

- ¡¿Cómo que va hacia el aeropuerto?!- gritó.

Alzó la mirada hacia él, que lucía esa expresión furiosa que inspiraba cierto temor. Agarró su cuello y trepó por su cuerpo para sentarse sobre su regazo, buscando sus ojos con inquietud.

- Llama al juez ahora mismo... ¡a todos ellos, joder!- Christos descendió los ojos hasta ella- Yo iré al aeropuerto a intentar dar algo de tiempo.

Colgó con brusquedad y lanzó el teléfono de nuevo a la mesilla, levantándose aún con ella en brazos con insultante facilidad para dejarla sobre el suelo y apresurarse a vestirse.

- ¿Qué ha pasado?

- Ese hijo de puta quiere huir otra vez...

Un escalofrío nada amable recorrió su cuerpo.

- Voy al JFK a intentar pararlo antes de que Fiscalía dicte prisión provisional.- anunció Christos, procurando un rápido beso a sus labios antes de desaparecer como una exhalación por la puerta.

Era la segunda vez que vivía aquella escena y ya estaba harta de quedarse al margen. Todo aquello se había liado por ella, a si que tenía que ser parte de la resolución. Fuera como fuera.

Cogió algo de ropa del vestidor, unos vaqueros cómodos, una camiseta negra y zapatillas, por si tenía que correr.

Ese cabrón pensaba tomarle el pelo por segunda vez. Aceleró, enfadado, pero tuvo que volver a frenar unos metros más allá. Los atascos de Nueva York le enfurecían. Siempre que pasaba mucho tiempo allí, echaba de menos su tierra. La tranquilidad de su preciosa tierra griega no podía compararse con nada.

- ¡Vamos, joder!- estalló, maniobrando para evitar a una enorme furgoneta parada en el asfalto.

En cuanto pudo coger la carretera principal aceleró de nuevo, rebasando con creces la velocidad permitida durante los últimos kilómetros hasta el aeropuerto principal.

Pero cuando llegó a la zona de embarque y vio a Rick, uno de los guardaespaldas de Kassia, ir hacia él, sus nervios se dispararon.

- Señor Afrodakis, lo siento, le he estado llamando por teléfono...

- ¿Qué coño haces aquí?

Al menos esperaba que Andreus estuviera cuidando de su mujer.

- La Señora Afrodakis está aquí, Señor.- murmuró finalmente.

- ¡¿Qué quieres decir con que está aquí?!

La expresión asustada de Rick se lo dijo todo. A pesar de que pesaba más de ciento cincuenta kilos, parecía totalmente atemorizado por su reacción.

- ¡No se te ocurra coger ese avión, mamón!

- ¡Señora Afrodakis!

Esa maldita irresponsable...

Corrió con Rick pisándole los talones hacia donde provenían los gritos y el nudo de su estómago se apretó un poco más al llegar.

Kassia se encontraba de pie, intentando sin éxito tapar la puerta veinticuatro de embarque, con Andreus apostado a su lado, mientras Ryan Jones caminaba hacia ella, bambaleando aquella enorme barriga.

- No se te ocurra acercarte a mi mujer, Jones.- gruñó, avanzando a grandes zancadas.

El aludido volteó la cabeza hacia él con una media sonrisa repugnante y sintió de nuevo las ganas de hundir el puño en su rostro aceitunado.

- Me estaba preguntando dónde estarías.- rio, apretándose el enorme estómago- Por lo que dicen no vas a ninguna parte sin tu mujercita.

- ¡Eres un cabrón!

Kassia dio un paso hacia Jones, pero Andreus la agarró acertadamente por los brazos, a pesar de su inútil resistencia. Parecía una niña pequeña luchando contra un gigante.

- Es una mujer con mucho carácter, Afrodakis, espero que sepas domarla.

Hijo de puta...

- Me gustan las fieras.- dijo, serio, dirigiendo después una mirada a su espalda- Andreus, suéltala.

Su guardaespaldas obedeció, titubeando, y Kassia se lanzó hacia adelante, dando un salto para clavar las uñas en el cuello de Jones. Era una fierecilla.

- ¡Quitarme a esta loca de encima!

Casi sintió ganas de reír.

- Kassia, para.- dijo tras unos segundos al ver aparecer a la policía desde el otro lado de la terminal.

Por primera vez, ella obedeció y fue hacia él con una gran sonrisa.

- Señor Jones, está usted detenido por intento de huida mientras se encontraba a disposición judicial.



Mar y fuego. Rendida a su chantaje ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora