Capítulo 34. Parte II

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Martes

Día 19.

Por fin, solo tres días más y ya tendremos tres semanas se vacaciones, por fin las vacaciones de invierno. Me vale mierda la navidad y toda esa maldita estupidez.

«Te valía ¿lo recuerdas?»

Retiro lo de mi subconsciente optimista.

Bueno en realidad no me valía, lo pasaría con mi Ángel.

Estaba frente al espejo, como siempre eso es lo mejor que puedo intentar. Ni siquiera me esfuerzo. Unos vaqueros, un jersey y unas zapatillas deportivas. Hacia frío pero era soportable. Y como siempre, de negro, como si siempre fuera a un funeral o siempre estuviera de luto.

Lo siento, el negro es perfecto.

Tomo la caja blanca con un lazo negro. Lo abro por última vez y veo mi regalo. Sé que le encantará. Salgo de mi habitación directo a la cocina.

—Veo que alguien por fin ya está de buen humor —mamá está sentada en el sillón de la sala lanzándome una sonrisa encantadora.

—¡Oye! Siempre estoy de buen humor —y me río ante mi pésimo chiste.

—Aja, claro —y se unió a mi risa.

—Por cierto galán, esto te llego ayer pero se me había pasado decirte, dile a Savannah que quiero verla. Nos vemos cielo, voy tarde, te amo —me dijo rápidamente y se fue dándome un beso fugaz.

—¡Yo también te amo mami! —le grité cuando ya estaba saliendo de casa.

Chequeo el sobre por encima y cuando lo voy a abrir...

—¿Qué fue lo que dijiste? —mamá se había devuelto para que le repitiera lo que le había dicho.

—Ahm, nada.

—Eso no se vale.

—Lo siento mama. No y que ibas tarde —eso fue más bien una afirmación.

—Odio cuando me haces eso —me lanza un beso y cierra la puerta.

—¡Te amo! —volví a gritar.

—¡Ya lo había oído! —me gritó de vuelta y me sentí bien, porque por primera vez en mucho tiempo haba logrado sacarle una sonrisa a mamá.

Mientras me sirvo zumo de naranja en un vaso vuelvo a ver el sobre.

No tiene remitente. Que extraño.

Lo abrí y mentalmente me abofetee porque algo me decía que botara esa mierda.

Eran fotos.

Fotos de Savannah y yo besándonos en la biblioteca, fotos de nosotros juntos, comiendo en Manhattan, yendo al teatro, riendo. Y la foto más extraña, donde señalan un brazalete que siempre había visto hasta ayer en su muñeca.

Volteo esa foto.

"¿Te ha dicho quien le ha dado eso Mi Sebas?"

Otras fotos.

La de su cumpleaños número dieciocho y Jared besándola, y dándole el brazalete, y mi Ángel... mi Savi estaba feliz. Reluciente.

Luego había otras fotos dentro de otro sobre.

"Espero que sepas qué decisión tomar después de esto. Aléjate de ella".

Abro el sobre y se me cae el alma a los pies.

Liam desnudo y golpeado.

Había una última nota.

"Todo esto es tu culpa Mi Sebas, ya sabes que hacer".

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora