Capítulo 59 | Hace un mes

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Liam


Mi nuevo corte de cabello no me convencía. Me miraba en el espejo pero no veía nada nuevo. Querer empezar de cero es hacer un cambio radical de cómo te ves por fuera, abandonar ese viejo tú y ver a alguien nuevo. Pero eso no ocurría conmigo, ni mis nuevos lentes ni mi corte y ni ahora ese esplendor en mis ojos decían lo contrario.

El punto es que yo no había cambiado, porque desde esa noche yo no tenía que ser el que cambiara. Los que tenían que cambiar ya lo hicieron, o eso creo. Jared por lo que se veía y por lo que habíamos hablado; esa noche, ese día estaba superado mas no olvidado. Pero Sebas... seguía sin querer hablar, sin querer "recapitular" ese tiempo. Nat me contó ciertas cosas que pasaron en mi ausencia. Temía por él, porque Savannah no se merecía que el pasado afectara así su relación.

"Vístete cómodo, se tú mismo" esas fueron las palabras de Matthew Carax. Tres años mayor que yo, atractivo y si algo teníamos en común, es que a ambos nos gustaban los hombres. No estaba ansioso, ni nervioso, un nudo en mi pecho y una leve taquicardia me daban la impresión de un presentimiento que hasta ahora no sabía deducir si bueno o malo.

Matt pasaría por mí, en tan solo quince minutos y yo parecía una mujer, me estaba fustigando. Me miré por última vez en el espejo, le di un beso a Danielle y salí de allí a tropezones.

Estaba recostado de un Lamborghini gris, sus bermudas celestes y su camisa blanca resaltaban sus largas y fuertes piernas, su cabello alborotado daba la impresión de haberse dado recientemente una ducha. Mordía sus lentes y me pilló observándolo. Me sonrió y pensé, sí, yo de iluso pensé, que me daría la mano como tipos normales. Pero no, el hombre se me acercó y su aroma varonil me desquició un momento. Su mano derecha me rodeo en un abrazo, pero su mano izquierda estaba en su bolsillo cosa que cuando se acercó a mí, rozó mi pene un poco erecto por la escena.

—Dicen que se está enamorado cuando tus dos cabezas piensan en la misma persona ¿Tu qué opinas de eso Liam? —me mato, que se supone que debía de responder.

El viaje en su lujoso auto fue algo incómodo, yo aún seguía pensando una respuesta eficiente ante esa insinuación.

—¿Sabías que, si tienes pareja y miras a otra persona ya sea por atracción o por alguna otra cosa, es infidelidad? —seguía diciendo esas cosas que me estaban empezando a molestar.

—¿A qué te refieres? —zanjé por ser directo.

—A nada, tranquilo.

Luego de una larga mañana decidimos volver para almorzar. El lugar lo escogí yo, así como se supone lo habrá hecho Sebas, Jar y Savi. Habíamos ido a uno de sus tantos viñedos, me contó que la pasión por un buen vino siempre lo motivaba. Su finca de vinos y terrenos de cosecha se encuentras en California, me hizo prometerle ir un día con él. Sus cualidades eran admirables, era imposible no escucharlo sin ser atrapado, cada palabra expresada de sus labios salían con una fricción de pasión que escucharlo era como comer algodón de azúcar. 

Exquisito.

La fluidez de nuestras palabras, más un vino y unos bocadillos nos discernieron en una mañana que se había pasado rápido.

Cuando llegamos al restaurant, vi a Jar forzar una sonrisa a la pelirroja, quien palideció y se alivió al tiempo me veía entrar a mí y a Matt por la puerta. Savannah y el alemán estaban camino a su mesa, con ropa deportiva, y pintados de diferentes colores por todas partes. Este par se había divertido. Y un camarero iba camino a la mesa de Sebas y ¿Camila? Sí que se veía diferente, parecía normal y hasta... atractiva.

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora