Ella me ganó.
Y por mucho.
O bueno realmente no lo sé, después de que me repasó me detuve y me quedé mirándole nadar. Parecía una sirena, aunque las sirenas no sean de lagos y ni siquiera existan, pero si existiesen me imagino que las sirenas deben ser tan deslumbrantes como lo es Lauren. Llegué mucho después a la "meta" que ella. No quiero hacer tantos comentarios al respecto, pero con su mojado vestido blanco pegado a su cuerpo se le traslucía todo, quiero decir todo y me fue imposible no ver esa belleza. Ella tiene el cuerpo como esas Barbies que le regalo a Sofi, e incluso mejor.
—Oh por Dios— salió de mi boca cuando la vi echar su cabello hacia atrás.
Lo hizo en cámara lenta como cuando en esas películas eres el nerd que está enamorado de la chica bonita y popular, tan inalcanzable, y cuando camina o hace cualquier cosa el tiempo se detiene para que puedas admirar lo perfecta que se ve y sufras por no poder tenerla. Ese no es mi caso claro está.
—Me ganaste, eres muy rápida— dije cuando llegue a la orilla.
Ella se agachó, recogió mi camisa junto con la flor, y me dio una de esas miradas que te roban el aliento ¿Estaba haciéndolo a propósito? Aunque le conocía de hoy mismo sabía que en ella dominaba la inocencia y no hacía nada con ningún propósito que no fuera ayudarme, así que me quité esa idea de la cabeza. Esto es un crush momentáneo, sólo eso, nunca había visto a alguien que fuera tan bella como ella y es la impresión, no me gusta como tal porque a mi no me gustan las chicas.
—¿Podemos ir a tu casa? Dejé mi mochila ahí. Así nos secamos con el viento— sugerí pues era cierto. Estaba ya cayendo la tarde.
—Claro señorita Camila ¿Quiere que le lleve en mi espalda?
—No Lauren— reí por su invitación—. Yo puedo caminar, de verdad que puedo. Y estamos mojadas, de verdad no me gustaría.
La seguí por donde iba, con su cabello hasta el final de su espalda goteando iba muy tranquila. Admiraba todo a mi alrededor, lo bella que podía ser la naturaleza, es algo impresionante como el mundo funciona. De vez en cuando miraba al suelo porque estaba descalza y sería el colmo tener una herida más en este día tan atropellado. Minina nos seguía a lo lejos, es como un guardaespaldas.
Quería lanzarme a dormir en cualquier lugar, no dormía desde anoche y no me había dado cuenta de todo el tiempo que había pasado aquí con ella, que se sintió como minutos en realidad. Y tenía mucha hambre, en todo el día he comido nada más las frutas que Lauren me regaló porque las mías se estropearon.
Apenas llegamos tomé el libro que me había ofrecido cuando me trajo aquí la primera vez, no lo había detallado bien, ni siquiera había visto el título. 100 años de soledad por Gabriel Garcia Marques. Ese título debe ser una broma. Ojee las páginas rápidamente para ver si encontraba alguna pista de donde ella venía. Nada. Lo coloqué de nuevo en su lugar soltando un suspiro, no había manera de ayudarla con esto.
—Oscurecerá pronto, creo que es hora de que me vaya— colgué mi estropeada mochila en mi espalda.
—Yo le acompaño a la playa si quiere.
—Si por favor, no creo que encuentre la playa pronto, ni sé donde estamos.
Caminamos de regreso, el trayecto fue muy largo, más de lo que imaginaba y cada vez la selva se veía más oscura. ¿Qué hubiera sido de mi sin ella? Habría muerto eso es lo más seguro. Ojala pudiera hacer más.
—Aquí estamos— ella lucía una sonrisa de boca cerrada.
No muy lejos se veía el yate ya con las luces encendidas. Félix debió haber estado muy asustado con Minina porque se ve que no salió más del yate en toda el día.
—Gracias por traerme, gracias por todo— me lancé a abrazarle, ella algo sorprendida me correspondió un poco tarde. Es más alta que yo y mi cara quedo a la medida de su cuello. Seguía teniendo ese olor dulce—. Vendré mañana cuando salga el Sol ¿Puedes estar aquí?
—Creo que siempre puedo estar aquí señorita Camila— me dolió, fue una mala pregunta de mi parte porque ella no tenia algún otro lugar a donde ir.
—Entonces te veo mañana, te diré algo muy importante— nos separé de nuestro abrazo.
—Nos veremos— Me incliné y le di un beso en su mejilla, me provocó hacerlo.
Me despedí de Minina que estaba a lo lejos con la mano. Iba a decirle que ya se fuera porque estaba haciéndose muy oscuro, pero estaría de más, ella ha estado en esta oscuridad sola por tanto tiempo.
Llegué directo a mi camarote a quitarme la ropa, quería ducharme. Al terminar busco el botiquín y coloco una bandita de Barbies Piratas que me ha regalado Sofia para mi botiquín, una en mi barbilla y otra en mi rodilla. Mi madre se volverá loca cuando vea esa lesión en mi cara. Voy al camarote de Félix, pues quiero comunicarle algo que ha estado rondando en mi cabeza desde que dejé a Lauren.
—¿Qué te paso en la barbilla enana?— fue lo primero que dijo cuando me vio.
—Trepe un árbol y luego quería ver si podía bajar sólo usando mi barbilla, no funcionó— él rió ante mi comentario—¿Qué tal tu día?
-"Después de que casi me come una bestia nada interesante. Vi nuestras coordenadas, este lugar no aparece en ningún mapa, sé que estamos cerca de el Canal de Panamá, pero nada más ¿Qué hay de tu día?— sonreí recordando todo que me había pasado.
—Maravilloso, hoy perdí dos de mis siete vidas. Lauren es una niña increíble, me hizo un tour turístico de toda la selva, me enseñó a trepar, y tiene una casa con armas de cacería y todo, me llevó a una laguna bellísima, tienes que sacar fotos de ese lugar— le contaba muy emocionada mientras Félix me veía muy divertido.
—Lauren, esa chica hermosa. No puedo sacar fotos, a la bestia no le gustan los flashes.
—Se llama Minina, no bestia— lo corrijo como sé que Lauren lo haría —. Y no te hará daño, es una buena chica— le vi torcer los ojos, él no iba a creerselo porque le tenía miedo—. En fin, he estado pensando en que sería bueno ayudar a Lauren a encontrar a su familia, tiene este libro que supongo le han regalado presuntamente en su cumpleaños número diez con su fecha de nacimiento, papá debe tener amigos que me ayuden con eso.
—¿Estás pidiéndome permiso? Camila, este es tu yate y puedes montar a quien quieras, y más si ese "quien quieras" es alguien como Lauren, ha estado rondando por mi mente desde que la he visto esta tarde— frunci mi ceño, Félix casi nunca hablaba de chicas y Lauren parecía interesarle demasiado.
—Estoy avisándote, la sacaré de este lugar y le ayudaré a encontrar a su familia. Bueno, sólo si ella acepta venir contigo— me gusta hacerle pequeñas bromas a Félix.
—¿Por qué conmigo no va a aceptar?— preguntó confundido.
—No le agradas en absoluto, así que si ella me dice que no quiere estar contigo en el mismo lugar tanto tiempo preparate para irte nadando hasta Miami, o quedarte aquí con Minina— solté una risa, no estaba mintiendole del todo, a Lauren no le gustaba su presencia.
—O cuando vayas a decirle mañana me voy a escondidillas y ambas se quedan aquí como en esa película La Laguna Azul, que esta vez sera protagonizada por dos chicas y el bebe sera un puma— fue su momento de reír, a lo que yo también me uní porque al fin y al cabo era una broma. Definitivamente vería esa película si llegarán a sacar esa versión.
—¿Hiciste algo de comer?— cambié el tema, no había comido caso nada en todo el día y mi cuerpo pedía comida con urgencia.
—Hay pizzas congeladas en la nevera— me dijo mientras se preparaba para acostarse.
—Que ineficiente está viniendo la servidumbre estos días, te lo descontaré de tu sueldo— lo oí reír debajo de las sábanas—. Que descanses, buenas noches y que sueñes con Minina— apagué rápido la luz y cerré la puerta, al instante algo choco contra ella. Me salvé de otro golpe.
Terminé de comer y lavé mis dientes. Tomé mi móvil, lo había dejado en mi camarote, y coloqué una alarma porque estoy segura de que podría batir mi récord de once horas seguidas durmiendo y quería ver a Lauren mañana.
Ojalá y me diga que si.
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Mi Niña Salvaje | Camren
FanfictionCamila es una joven tan libre, realmente disfruta de su libertad, es por eso que viaja a todos los rincones del mundo tratando de encontrar algo tan exótico y emocionante que cambie su vida. Ama la naturaleza y la vida marítima, sale y entra de su c...