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Ni me molesté en cerrar la puerta del baño, menos la de la ducha, y por eso el baño estaba mojándose todo. Pero eso no me importaba. Mi objetivo en este momento era comerme a Lauren hasta que no quedara nada de ella. La tenía en mis brazos en una de las esquinas del cubículo de la ducha con sus pies enterrados en mi trasero y su vagina al contacto de mi abdomen, besaba y chupaba sus senos con cierto salvajismo, con ella es así, no puedo controlar mis ganas. El agua caía disfrazando parte de sus gemidos. Agradezco no estar pagando la renta del agua.

Ella buscaba hacer algún tipo de contacto por supuesto, con el talón de su pie tenía suficiente acceso a mi zona íntima como para hacerme temblar a mi también. Sin contar que oírla gemir me pone al máximo y pronto necesitaré de ella para que me eche unos dedos  

—No seas tan traviesa— hago posible que mi mano llegue a sus pliegues cuando estaba desprevenida— ¿Quieres que te haga algo?— sonreía por tener el control, ella disfrutaba ser la controlada.

Comencé a frotar en círculos su clitoris y sus movimientos con su pie cesaron. Luego aparecieron sus gemidos de nuevo, algo leves por el reciente contacto. Yo no hacía otra cosa que verla extasiada mientras mi mano le daba el placer que estaba experimentando.

—Quiero... de nuevo que ah...— aumentaba el movimiento en sus zonas más sensibles. Lo mejor era que me estaba mirando— no sé como decirlo sólo necesito sentirte dentro de mi otra vez— lo dijo muy rápido, no tanto para no comprenderla. Y lo que mi novia quiera lo va a tener.

Tuve cuidado al hacerlo, sin dejarme llevar por el momento, es la segunda vez que le haré esto y no quiero lastimarla. La penetro con mi dedo del medio poco a poco, me abrazó y contuvo la respiración en mi oído. Comencé con movimientos lentos, en eso ella dejaba salir el aire que contenía.

—¿Estás bien?— pregunto porque sigue respirando de la misma manera y quizás le está doliendo. No estaba estrecha para nada, mi dedo entraba y salia fácilmente, pero se me hacía raro su manera de respirar.

—Si...me gusta, mucho— su voz ronca, me mata.

Confío en ella y acelero el saca y mete de mi mano, Lauren mueve sus caderas tratando de imitar el ritmo que llevo. Beso su hombro cuando su abrazo se hace más fuerte y sus jadeos acompañado de sus gemidos aumentan en mi oído.

Nunca había movido mi mano tan rápido.

Gruñó en cuanto me detuve, por lo apretado que mi dedo estaba supuse que estaba cerca de llegar al orgasmo. Hice algo quizás peligroso. Le di un compañero a el dedo del medio y ahora tenía dos dedos dentro de ella.

—Está bien— se adelantó antes de que le preguntara. Y saltó sobre mi, con el peligro de que nos pudiéramos caer sólo para que siguiera con mi trabajo.

Se me hacía más fácil ahora que que tenía dos dedos dentro de ella, por eso en pocas estocadas ya había establecido el ritmo rápido y profundo que tenía anteriormente. Hundí mis dedos por completo y los dejé estáticos unos segundos, luego los moví dentro de ella sin sacarlos. Ella que seguía abrazada a mi repartía besos en mi cuello, su calor corporal estaba mil y ambas empezábamos a sudar.

Encontró mis labios entre su recorrido y los atacó sin control, su lengua no tardó en entrar a mi boca y recorrerla con desesperación. Si seguía así veía difícil mantener mi estabilidad. Es por eso que ataqué de nuevo, moví mi mano lo más rápido y profundo que podía, de pasar a besarme ahora gemía en mi boca, tenía el mejor espectáculo frente a mis ojos. Clavó sus uñas en mis hombros y un gemido gutural salió de lo más profundo de ella, avisandome junto sus jugos por toda mi mano que había llegado al orgasmo.

Saqué mis dedos y los pasee por todo su torso. No sabía por qué me encontraba sonriendo, simplemente lo hacía. Su pecho subía y bajaba con rapidez, sus piernas se contrajeron en un par de ocasiones.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora