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No puedo respirar, la presión en mi pecho no me deja respirar.

Puedo ver la superficie, sin embargo no logro llegar, parece inalcanzable . Ya no puedo más, me rindo y al instante dejo de ver la luz de la superficie y vuelve a ser todo negro a donde dirija la mirada.

Alguien me ha salvado, no sé quien es pero ahora está intentando sacarme el agua y apretando mi corazón.

Puedo respirar y lo hago evidente, arqueo ligeramente mi espalda y expulso el agua que he tragado, pero no hay agua alguna.

La luz es molesta, sobre donde me acostaron también lo es. Y mi cuerpo duele tanto como mi cabeza. Respiro con dificultad, tratando de pensar qué está pasando.

—¿Camila?— escuche la irreconocible voz mi mejor amiga decir mi nombre.

—¿Qué sucede?— habló un hombre, se oía agitado.

—Dejó de respirar unos segundos—respondió mi mejor amiga ¿Realmente lo hice?

— Sus signos vitales están estables, no hay indicios de que algo vaya mal—revisa los ojos abriéndolos el mismo con sus manos y dándole directo con la luz de su linterna—. Está consciente, pero debe descansar. Buen trabajo Dinah, la mantuviste con nosotros. Me gustaría que hicieras de pasante aqui.

— No se ligue a mi mejor amiga y deme agua— mi boca estaba seca y era insoportable hablar. ni mencionar mi linda actitud.

—Por lo visto no hay ninguna emergencia aqui. Si ocurre la más mínima cosa no duden en apretar el botón de emergencia— oí como la puerta se cerró, el que yo supongo que es un doctor se ha ido. Sé que estoy en un hospital.

—¿Por qué no abres los ojos?— me había adaptado en una buena manera para tomarme el agua, estaba muy fría por lo que me costó tomarla.

—Me molesta la luz, es como si el maldito sol estuviera justo al frente— hice mi mejor esfuerzo en abrir los ojos, lo que resultó en un completo fracaso cuando quede con los ojos tan abiertos como lo de los chinos.

—¿Cómo te sientes?— paso mis manos frías por mis ojos, para que no me moleste tanto al abrirlos. La cabeza me empieza a palpitar, se puede decir, es algo constante y doloroso.

—Como si me hubieran caído cinco sumos en el cuerpo y otro en la cabeza, me duele mucho— termino con una mano en la cabeza y otra en la sien, tratando de que el dolor se vaya.

—Tienes algunos puntos en la cabeza, no te lo toques—quitó la mano de la cabeza con rapidez y sutileza— ¿Recuerdas lo que pasó?

—¿Sobre que fui una idiota? Lamentablemente lo recuerdo. Ashh— me llevé las manos a la cabeza nuevamente, me dio una punzada y juro que puedo escuchar todo con más intensidad que llega a molestarme.

—Todavía no estás bien, iré a conseguirte algo para el dolor, no vayas a moverte puede ser malo si lo haces— claro que, ella nunca espera la respuesta y sale corriendo. Tampoco tengo ganas de llevarle la contraria, el dolor me está matando.

Cuando volvió con una enfermera, ésta revisó que todo estuviera realmente en orden y me colocó una vía de algo para que pasara el dolor. Dinah me dijo que pronto llegarían los demás, que era de madrugada y que debería dormir; quise preguntar por Lauren, que era todo lo que rondaba por mi cabeza, pero Dinah no quiso decirme nada y prácticamente me obligo a dormir, tampoco le pelee eso porque no tenia fuerzas para pelear con ella, lo único que quería era que el dolor se fuera y más que todo quería ver a Lauren.

ªªªªªª

Estoy segura que se excedió el limite de personas que pueden estar en una habitación de un hospital. Todos se encontraban tan expectantes hacia mi que cuando abrí los ojos los tenia a todos encima.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora