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—Un momento...— pensé n voz alta— si me gusta el pescado por qué no me gusta el sushi— me dirijo especialmente a Taylor, quien fue la que me dijo que no me gustaba.

—Eso es lo que decías cuando eras un bicho minúsculo — se inclinó hacia adelante ypicó mis cachetes, me trata como a una bebé —, yo no me opongo a que pruebes.

Los pancakes que preparé con mi novia estaban deliciosos. Las cuatro cenábamos en la mesa compartiendo cosas de nuestro día. Le conté a Taylor sobre los lápices de colores que Camila me había comprado, y sé que puedo parecer muy infantil, me compró un libro para colorear de animales. Me gusta esas actividades, además de que debo aprender o bueno recordar para hacer esas cosas simples.

—¿Te vas a comer eso?— es la pregunta diaria que hace Camila, siempre quiere quitarme mi comida y eso me molesta.

—No metas la mano en lo que como — le doy una palmadita en la mano, ni siquiera le he dicho que si— ¿Por qué no te preparas extras para ti? Después quedo con hambre y te quejas.

—Porque me gusta verte así— su dedo me hace cosquillas bajo mi barbilla, no me toma en serio—. Mira, una iguana— me gustan las iguanas y como tonta voltee. Al darme cuenta de que de ninguna manera puede haber una iguana aquí, porque Taylor no tiene ningún tipo de mascotas, me voltee a reclamarle, y a mi pancake le faltaba la mitad de su mitad.

—¡Camila!— me quejé, se estaba saboreando mi pancake en mis narices.

—Toma del mio pequeña — la señorita Allyson de bondadosa, aunque se estaba riendo junto con Taylor, me ofreció el suyo.

—No, está bien— no voy a quitarle su comida por culpa de la abusadora de mi novia. Acabé de comer lo poco que me quedaba.

—Te prepararé otro mi amor, no estés molesta— ella cree que va a arreglarlo con esos besos que está dando en mi brazo. Si me los da en los labios quizá la perdone un poquito. Echó su silla hacia atrás, de verdad iba a prepararme otro.

—No, me comí este y no quiero más — la senté en mis piernas apenas se levantó un poco. No me toca pues sus dedos están pegostosos por la miel con la cual acompañábamos la cena, todas tenían ese acompañante excepto yo, Taylor no me dejó y me dio jamón y queso para acompañar—. Me emocionaste con la iguana, mala— esa era la parte más triste de la historia y ellas se reían de mi—. Quiero probar el sushi.

—Mañana, acabas de comer— da un besito en mi nariz.

—Mañana no quiero, lo quiero hoy— me puse malcriada —. Te quiero tener para mi solita hasta que te vayas, no saldremos de la habitación para nada — hablo de manera que sólo ella me escuche — tu y yo mi bonita — mis labios pararon debajo de su oreja, lo que provocó que riera.

—Rollos California como iniciación, si no te gusta eso no te gusta el sushi— me encanta que ceda tan rápido al usar mis estrategias.

—Tengo una app para pedir delivery, bastante buena, puedes pagar por ella sin necesidad de efectivo— ofrece mi hermana su móvil por encima de la mesa.

—Perfecto. ¿Ustedes quieren sushi también? Yo invito— Camila invita todo el tiempo.

—No puedo comer nada más, gracias Camila— dice la señorita Allyson. Ella dejó en su plato, no mucho en realidad, por algo me estaba ofreciendo a mi—. Babe, tu tampoco deberías, después no puedes dormir— le asiente a su novia y niega para Camila, Taylor es tan gobernada.

—¿Quieres ir a descansar? Yo recojo y limpio esto por las dos— mi hermana le proponía algo muy tentador a su novia; de verdad que a la pequeña rubia se le notaba el cansancio.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora