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—¿Puedo darte un beso en los labios?

—¿No es una trampa?— entrecerré mis ojos, dándole mi mirada acusadora.

—No, no, te lo prometo bonita. Me siento muy mal por lo que te hice, fue muy feo— trataré de no ponerle tanta carga en su conciencia, bajo la ira y el dolor las personas somos capaces de hacer cualquier cosa.

—Y me dejaste muy fea— reí acercándome a su boca—. Estás muy arrepentida, puedo verlo. Evitemos hablar de esto, hagamos como si nunca pasó— le di un pequeño beso para cerrar nuestro trato.

—Si pasó, es importante, y me arrepiento por pensar que hacerte daño a ti disminuiría mi dolor, me hizo sentir peor. Perdón bonita— picoteó mis labios —. Perdón, no haré una cosa así nunca más, es una promesa.

—Te creo, no es necesario prometer nada— cierro mis ojos y me acurruco en su pecho. Su dulce olor a chicle impregna mi nariz, me encanta.

—Para mi no estas fea, eres la señorita más bonita que he visto. Me da algo de risa como está tu cara ahora, estas rojita, pareces una manzana. ¿Te tomas una fotografía?— la única persona que dice esa palabra es ella.

—Ya sé lo que quieres. Quieres que me lance la foto para  chantajearme más adelante con ella. Me dirás, si no me obedeces puedes terminar así de nuevo— hice el intento de imitar su voz, no salió muy bien que digamos.

—Yo sólo decía para tener un recuerdo de este día tan raro— debo evitar no ser tan sarcástica y bromista con ella, no entiende del todo algunas cosas.

—Estaba bromeando. Claro que me sacaré una foto, con la condición de que aparezcas en ella.

Me separé de ella lo suficiente como para sacar mi móvil de mi bolsillo. Abrí la aplicación de la cámara y la cambié a cámara frontal.

—Estoy hecha un desastre— fue lo que dije cuando mi cara se reflejó en mi móvil—¿La tomamos otro día?— quizás el año que viene— Me veo horrible.

—No te ves horrible, dame eso— arrebató mi móvil de mis manos— Dinah me estuvo enseñando a sacarme selfies o algo así— movía el móvil, analizaba de que ángulo saldría mejor la foto—. Ya sé, quizás si te ponemos una almohada en la cara— me ofende y le golpeo el brazo. Ríe por eso y ya no me importa que haya insinuado que puedo romper la cámara, no la he oído reír en todo el día.

—¿Por qué quieres hacer una foto para recordar este día?— si fuera ella no quisiera recordar nunca un día en el cual perdí a un ser querido.

—Este día se volvió un completo desastre, me desperté muy feliz a tu lado y ahora me voy a la cama triste. Sin mencionar otras cosas, este día fue uno de los mejores también, hoy me dijiste que me amabas, me lo demostraste. ¿Cómo se dice cuando te cuesta solucionar algo?— se desvía, pues no encuentra la palabra que busca.

—Que se tuvo muchos inconvenientes, obstáculos, contratiempos— asiente varias veces antes de continuar, como si organizara sus ideas.

—El día de hoy renuncié contra mi voluntad a lo único que consideraba mi familia, creí que no iba a poder aguantar tanto. Entonces estas tú. Te rechacé tantas veces y siempre regresabas a mi, hasta te hice y dije cosas muy feas, te puse todos los obstáculos para que no llegaras a mi porque no quería perdonarte.

—No iba a rendirme, me hace mal que estés triste y más si es por algo por lo que pude hacer más. No me hizo daño que hayas querido vengarte o que dijeras cosas para hacerme sentir mal. Lo único que me dañaría sería tu desprecio e indiferencia, me conformaría con ser sólo tu amiga con tal de que estés en mi vida.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora