—Señorita— mi novia empujó la silla en la que acabo de sentarme. Corrió al otro lado de la mesa para sentarse ella también.
El restaurant recomendado por Taylor es de los más hermosos que he visitado, y vaya que valió el viaje tan largo en auto. Estamos arriba, en el descubierto segundo piso con una vista impresionante a la costa, la brisa, muy fría para mi gusto, chocando con exquisitez contra mi cara, ella tan hermosa frente mis ojos, es todo perfecto. Parece ser que esta zona es exclusiva para parejas, o citas importantes, al contrario del primer piso donde el ambiente es más familiar. Cuelgan bombillas esféricas, iluminando el lugar, las sillas y mesas de caoba y el olor exquisito a mariscos. Ciertamente la decoración es tipo hawaiana, y eso le da un toque romántico a nuestra noche.
—No debiste si te duele tanto el brazo— no sé a quien quiero engañar, amo que me trate como a una princesa.
—Me gusta hacer excepciones por ti— llega el camarero, postrando dos cartas en la mesa pidiendo permiso y retirándose para darnos nuestro tiempo—. Taylor me las va a pagar.
Su dinámica no la comprendo, ayer se la pasaron juntas a cada segundo, al igual que esta mañana, y cuando volvieron del medico estaban gritandose. Lauren quería llorar más que todo, su suave piel había conocido las agujas y ella no estaba contenta con eso. Sacaron su sangre para hacerle algunas pruebas, y con lo poco que Taylor tenía logró que a Lauren le pusieran vacunas importantes. Casi nunca es tarde, sobre todo si ha estado tan expuesta todos estos años. Espero que sus exámenes salga que todo está perfecto en ella como se le ve por fuera.
—Esas cosas son por tu bien, yo me chequeo dos veces al año, la salud es importante— abro la carta, leyendo por encima los platillos.
—Importante va a ser la cantidad de dinero que gastaremos— Taylor le dio su tarjeta de crédito a una molesta Lauren. Me compadezco de ella—, ayudame a buscar el platillo más caro— cerré la carta y la coloqué sobre la mesa. La miré fijamente, hasta que ella se dio cuenta y me miró con esa cara de cachorrito asustado—. Bonita, se lo merece.
—El dolor se va a ir en unos días, es mejor soportar eso que una enfermedad— tomo su mano por encima de la mesa, para que no crea que me he enojado ni nada parecido— ¿Nunca te salieron manchas y pepitas rojas en la piel cuando estuviste en la isla?— niega. Me muerdo la lengua y miro al cielo negro, cabe la posibilidad de que le de varicela de grande.
—¿Eso es malo?— por su cara puedo decir que está preocupada por mi reacción.
—Te lo diré cuando lo sepa, no te asustes ni te preocupes demasiado— apreté su mano para transmitirle confianza—. Estos precios en si están de muerte— miro de nuevo la carta. No me considero tacaña, pero sé cuando es demasiado, y todos estos platillos puedo degustarlos gratis gracias a papá—. Sea lo que sea que ordenes la vas a dejar en la ruina— está cierta cosa, que casi nunca como y su carne es deliciosa—. Langosta.
—¿Qué es eso?— frunce sus labios al preguntar.
—¿Recuerdas ese animal con tenazas que vimos al entrar en la pecera gigante?— sus ojos se abrieron muy grande, así supe que se acordó— Ese mismo.
—Eso me va a comer a mi antes de que yo pueda comerlo— me sorprende su reacción, creí que ella lidiaba con langostas de vez en cuando—. No sé si los cangrejos son familia de las langostas. Una vez a mi Minina la quiso atacar un cangrejo, ya te puedes imaginar como acabó— ahora se estaba riendo—. Esos pinchan duro, son malvados.
—Va a estar muerta Laur, no va a hacerte nada— aclaro mi garganta después de hablar. Es tan tierna cuando quiere negarse a algo.
—¿Qué son camarones? Olvidalo, ya me acordé— regresa a lo suyo, hojeando la carta lo más que puede—. Os...tras— puso mala cara ante el nombre—. Suena como algo que no comería.
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Mi Niña Salvaje | Camren
FanfictionCamila es una joven tan libre, realmente disfruta de su libertad, es por eso que viaja a todos los rincones del mundo tratando de encontrar algo tan exótico y emocionante que cambie su vida. Ama la naturaleza y la vida marítima, sale y entra de su c...