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—Psst, Mila— escuché a lo lejos una voz masculina.

¡Me he quedado dormida! ¡No puede ser! Y el yate manejándose solo, capaz y ya estábamos hundiéndonos ¿Cuánto había dormido? Porque sin abrir los ojos siento la molesta luz. Y aún más importante ¿A quién estoy abrazando y por qué no siento mi brazo izquierdo?

—Mila despierta— oí la misma voz masculina, sólo que ahora la oía mas clara.

Abro los ojos, aunque mi subconsciente me dice que es de día veo negro frente a mi. Es cabello. Vale, recapitulemos a ver qué pasó. Anoche hice mi turno de manejo, Lauren vino a mi, hablamos y luego la enseñe a manejar, ella tenía sueño y le acompañé hasta el camarote, la acosté y yo me acosté con ella hasta que se durmiera y al parecer nos hemos quedado dormidas las dos. Genial, Lauren estaba cortando la circulación de sangre de mi brazo izquierdo y sosteniendo mi mano derecha en su abdomen. Dormí muy bien, ni siquiera estoy cansada, pero hace  calor.

—Camila ya llegamos— dejo a un lado ver a Lauren y pensar sobre mi noche junto a ella para ver a Félix, él de verdad que estaba en el camarote, mucho valor ha de haber tomado para entrar con su miedo a Minina.

—Yo... dame tiempo, para despertarla y alistarnos— mi voz salía lento y con flojera, algo ronca por acabarme de levantar, siempre pasaba eso y lo odiaba.

En cuanto él salió me tomé un momento para mi, porque mi corazón latía muy rápido y mi respiración era algo dificultosa, no tenía idea de por qué me pasaba pero no era la primera vez. Luego, me tomé el tiempo para despertar a Lauren, que se veía muy bonita así durmiendo, su boca entre abierta y su agarre firme en mi mano se me hacía muy tierno. Saqué mi brazo debajo de su cabeza con mucho cuidado, la idea no era despertarla bruscamente. Entonces cuando saqué del todo mi brazo ella abrió sus ojos, mucho a mi parecer para una persona que se acababa de despertar.

—Hola— le dije, ella se volteó hacia mi, encarandome.

—Hola.

—Dime ¿Desde cuando estás despierta?— me apoyé en mi codo para verla mejor.

—Uhmm... bueno yo, desde hace un rato ya— la había descubierto y ella estaba algo apenada, lo note por sus mejillas coloradas. Es una malvada, quién sabe desde hace cuanto Félix me llama y ella escuchando sin hacer nada.
—Está todo bien, no pasa nada con eso.

—Yo quería levantarme pero tú estabas durmiendo y no me soltabas— eleve mis cejas con sorpresa ¿Yo no la soltaba?

—Para la próxima me das un codazo para que me despiertes.

—¿Dormiremos juntas de nuevo?— no me di cuenta de lo que dije hasta que ella me lo repitió.

—No, bueno si, cuando la ocasión lo requiera, en mi casa tendrás una habitación para ti, y si nos apuramos puedes verla dentro de poco, ya llegamos.

—¿Ya estamos en tu casa?

—No exactamente dentro de mi casa, tendremos que hacer un corto trayecto, y para eso tenemos que salir de aquí.

Se levantó de un salto, yendo hacia Minina que suponía dormía con un ojo abierto y el otro cerrado. Hacía eso cada vez que se levantaba, salía de la cama y se iba a ver a Minina, como si ella pensara que al despertar Minina no estaría. Creo que le dijo algo al oído porque Minina se bajó de mi pequeño sofá, que había cumplido una función de cama para ella, y vino rápido hacia mi. Se montó en la cama, encima de mi para ser más específicos, y comenzó a lamerme la cara haciéndome cosquillas.

—¡Basta Minina! Yo también te quiero pero tu lengua casi se mete en mi nariz— aún estaba riendo, oí a Lauren reír, no sé si de mi o de lo que dije pero lo importante es que se estaba riendo.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora