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—¡Kaki volviste!— ¡Oh Sofi!, eres el amor de mi vida pero lo menos que quiero es que grites.

Tendré en mente dormir antes de viajar, y procurar no enfermarme tampoco. No dormí ni una hora, con Lauren no me dan ganas de dormir, ¿Quién va a querer hacerlo? Escuchar su voz es algo que haría toda mi vida, por horas sin cansarme, estar entre sus brazos; no quiero ni cerrar los ojos, ni quiero parpadear para no perderme nada de ella. Creo que Taylor manda a Ally a despertarnos, lo ha hecho en todas las ocasiones, imagino que para no llevarse una imagen no muy buena de su hermanita desnuda con alguien en la cama. Aparte Lauren de malvada ha guardado la cajita con el anillo, yo fui cómplice también, está entre mis cosas; aposté por Taylor y ella por su cuñada, y la perdedora tendrá algo interesante que hacer. El vuelo ni lo sentí, al abordar la idea de ocupar una cama antes del despegue y de que me entre el pánico me guió por el buen camino. Es el primer vuelo en el que no tuve miedo en todo el trayecto, quizá por dos cosas, estar entre los brazos de Lauren y fuera de juego por el cansancio.

—Te hice la promesa de hermana mayor de que volvería mi niñita hermosa— a pesar de casi querer estornudar por lo dulce de su perfume de barbie, lo sé porque yo se lo regalé, le di muchos besos y un fuerte abrazo a mi niña consentida.

—Mila, te ves horrible— le lanzo un golpe al aire sin muchas ganas a mi mejor amiga. Dinah ya está en mi casa, en mi comedor para ser exactos, gracias a que armé un plan improvisado a ultimo minuto que consistía en pasar por mi casa antes de ir a visitar a mi felino favorito, porque literal me estaba muriendo, y así nos ahorrariamos tiempo. Y como salimos de madrugada, a las cuatro para ser exactos, llegamos en medio del desayuno.

—Nunca concuerdo con Dinah Jane pero cariño, te ves fatal— mi madre se acerca, le veo las intenciones de marcarle a la ambulancia.

—Gracias mamá, es bueno verte a ti también— La abrazo con fuerza, la extrañe mucho en estos días—. Hola papi— me acerqué a él, quien era la única persona normal tomando el desayuno, a darle un gran abrazo de oso.

—Te ves cansada princesa— de verdad lo estoy. Y me siento terrible, tengo como cuatro suéteres y estoy al calor de Miami, es una pequeña pista de como me siento.

—¡Tía Ally, tía Taylor!— creo que le va a dar un ataque a Sofi, está muy feliz. Claro ¿Cómo no va a estarlo? Si alguien consiente más a los niños que yo es Ally, le trajo galletas a las niñas para su merienda y eso se puede ver a simple vista por la caja transparente que carga en sus manos.

—¿Lauren también está como tú?— mamá me acaricia el cabello y me recuesto en su hombro para abrazarla.

—Ya lo creo, ellas comparten todo, tienen suerte de no compartir el ADN— Dinah por favor.

—Lauren es como inmune a todo— respondo flojo. Ella se ve radiante como si hubiera tenido todas sus horas de sueño. Mamá me dedica una sonrisa y deposita un beso en mi frente, aparto su cabello porque me está rozando la nariz y eso me da cosquillas en la misma.

—Buen día familia Cabello— dice Taylor. Ally llega a su lado con Sofi cargada, ella está sonriendo pero apuesto a que por dentro sufre, Sofi pesa como muchas toneladas. Ellos se saludan, de una manera formal de parte de Taylor y algo relajada pero respetuosa en la manera de Ally.

—Chinita abrazame— me lanzo a los brazos de Dinah, porque cuando hay visitas se olvidan de la familia y la dejan a un lado. Creo que si me hubiera lanzado de verdad lo que se vería en el piso es la sangre los dientes que me pude haber partido; ni que esté enferma deja de rechazarme, como la odio por desconsiderada.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora