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Al día siguiente al levantarme me sentía extraña, el hecho de no dormir en una cama que no es mía no es la razón. A pesar de que he dormido plácidamente al lado de Lauren abrazándola, al despertarme sentí que algo faltaba para comenzar mi día.

Lo que me faltaba era Minina en mi vida, ya me había acostumbrado a levantarme y hacerle el desayuno aparte e ir con Lauren a verla cada día. Ahora que dos días han pasado siento el mismo vacío, el cambio de rutina no lo vi venir como un problema, pero ahora lo veo y lo siento como si hubiera perdido algo importante, Minina ya no está con nosotras y eso es muy raro.

La actitud de Lauren ha cambiado en algo, la sigo viendo a ella, con una imagen un poco diferente, hasta me atrevo a decir revolucionada. Se ve analítica, meticulosa ante cada situación, comienza a darle vueltas a las situaciones que considera importantes en lugar de dejarlo pasar.

—¿Estás nerviosa?— nos encontrábamos afuera del zoo, apunto de bajarnos de mi camioneta.

—Siento que voy a vomitar ¿Qué pasa si me rechaza?— pregunta temerosa.

—Nada, no pasará nada, seguiremos viniendo a visitarla— rendirse a la primera no estaba en mis planes—. Quedate tranquila, ya veras que Minina estará feliz de verte— pocos argumentos tengo para decir eso, es lo único que puedo usar para mantenerla tranquila.

—Que estés conmigo me hace sentir mejor— entrelazó nuestras manos. Siempre creí que eso que decían sobre sentir una corriente cuando tocas la mano de la persona que amas era una vil mentira de ficción, hoy puedo decir que es verdad y que es uno de los placeres de la vida—. Me siento segura contigo, como si no fuera necesario ir a ningún otro lado porque tienes lo que necesito— sonrío y beso su mano por lo que ha dicho. Es sorprendente la forma tan fácil en la cual expone sus sentimientos, es casi transparente.

Hoy me vestí un poco más formal, en ocasiones tu vestimenta dice mucho de ti. Lauren se puso lo primero que encontró, shorts y una camisa evidentemente más grande de la que debería usar. No le importa si se ve bien o no, la verdad es que Lauren se ve hermosa con lo que se ponga, lo que le importa es ver a su Minina.

—Buen día— llego a la entrada del zoo de la mano con Lauren.

—Buen día señoritas— nos recibió un señor algo mayor, bastante educado—. Lamento informales que si su intención es ingresar a las instalaciones eso no será posible, no abrimos si no hasta dentro de un par de horas.

—Soy Camila Cabello— por un momento me sentí mal por lo neutral que mi voz sonó, aquel hombre se encogió, como si fuera inferior a mi.

—Oh, disculpe señorita Cabello, me han avisado que venía, permitame acompañarla—  es consciente de que mi acción fue de una niña rica mimada, sin embargo, siguió mostrando amabilidad.

Notaba lo nerviosa que Lauren estaba por la manera en la que paseaba su mano por mi antebrazo mientras seguíamos a aquel buen hombre, quien nos dirigía hasta las oficinas y no a ver a Minina directamente.

—Pasen por favor, las esperábamos— dijo un hombre joven detrás de un escritorio. Ha de ser el que está a cargo—. Mi nombre es Lucas Bennet, un placer tenerlas por aquí.

—Camila Cabello— cuando me refiero a mi formalidad lo digo en serio, estrecho la mano de Lucas como si estuviéramos cerrando un negocio, sin parecer mimada como hace un momento—. Lauren Jauregui— presenté a Lauren por cortesía, es grosero no hacerlo. Mi niña se mantenía mirando al suelo, dejando a Lucas con la mano extendida, ahí me di cuenta de que daba lo mismo si la presentaba o no, me queda claro que no vino a hacer amigos—. Supongo que sabe la razón de mi visita.

—Desde luego, por favor, tomen asiento— ofreció amablemente. La decoración de su oficina grita elegancia y modernismo, tanto como ma hace sus muebles de cuero—. Es increíble, estoy asombrado por la belleza que su familia nos ha dado, raras veces se ve algo como eso por aquí— le creía, su cara no mostraba más que emoción.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora