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—Tu perfume me calma, por eso me gusta tanto— murmuró en mi cuello, su aliento me hacía cosquillas.

Llevaba un buen tiempo con mis manos en su sedoso cabello nada más que acariciándolo, pienso que ese es el mejor tratamiento para todo lo que pasa en su cabeza. Y como yo desperté hace casi un cuarto de hora me dediqué a cuidar su sueño, para mi sorpresa, no sabía cuanto tiempo ella llevaba despierta.

—Tus abrazos, tus palabras, tus besos, la textura de tu piel, tus caricias, todo de ti me hace sentir que las cosas no son tan malas— suspiró sonoramente—. Pero ahora me duele el cuello como no te imaginas, así que suéltame— así es como se mata un momento romántico. Termino riendo, las actitudes variables de Lauren son lo máximo.

—¿Cómo te sientes amor?— lo melosa que soy no la deja en paz, por eso es que luego de que ella mueva su cuello en todas direcciones vuelvo a hundir mis dedos en su cabello.

—Volví a soñar con nosotras, en el mismo lugar de mi sueño anterior...— eleve mis cejas con picardía. Ya todos sabemos que pasó después de que Lauren me contara su sueño— deja de pensar lo que sea que estas pensando, no estábamos haciendo nada de eso, bueno si, no sé— movió sus manos de una forma extraña, como si tratara de explicar el "eso".

—Con razón estás tan calmada— ni se inmutó por mi comentario—. Cuentame tu sueño.

—Estoy calmada porque estas conmigo y me estás acariciando el cabello divinamente— aún recién levantada tiene ese color carmesí en sus mejillas, es una bebé—. No había mucha luz, y no oía nada de lo que hablábamos. La vista que tenía era tu y yo sentadas en un gran sillón, te veías adormilada sentada en mis piernas, y antes de que tus dedos en mi cabello interrumpieran mi sueño lo único que vi fue como arropaba nuestros cuerpos desnudos con una manta— mostraba una amplia sonrisa con la boca cerrada.

—Aww hasta en los sueños eres una ternura— reemplazó su sonrisa por una mueca. Estoy segura de que si otra persona le dijera eso estaría sonriendo todavía— ¿Quieres hablar de tus otros sueños? Los que no son conmigo— quise ser especifica, sé que ha soñado varias veces conmigo, incluso antes de tener una relación lo hacia en ocasiones.

—No sé cómo, no los entiendo— echó su cabeza a un lado y con sus dedos presionaba en la parte de atrás de su cuello. Fue momento para que mi mano abandonara su cabello.

—Intentalo, dos cabezas piensan más que una. Sólo si quieres hablarlo, si no te sientes bien no hay problema— subí mis piernas hasta doblarlas y poder apoyar mi barbilla en mis rodillas.

—No pasa nada en ellos, a veces es como si estuviera viendo una fotografía por una eternidad. Otras, son texturas, siento cosquillas en mis manos cuando he soñado que toco algo. A veces hasta son olores, no sé como eso pasa, siempre hay un olor dulce y algo fuerte en mis sueños— nunca he oído cosa igual.

—Según los estudios, los sueños duran solo diez segundos, los que transcurren antes de despertarse. Creo que el tiempo es una ilusión, a veces, los sueños parecen durar horas— es tan insólito e impresionante a la vez, nunca se tiene una respuesta concreta—. Y los olores pueden ser percibidos de afuera, no necesariamente es en tus sueños.

—Siempre lo percibo en la madrugada, hasta lo siento en mi boca, creo que estoy loca— se veía realmente confundida explicando.

—Me dejaste en blanco— y yo no pude darle una respuesta lógica y coherente. Tal vez si busco en internet, o en un caso extremo, ayuda de un profesional—. Me refiero a que no hallé una respuesta para eso, no en blanco... tu sabes, perdón— yo y mi bocota, siempre diciendo cosas que no debo.

—No importa bonita— juega con su cabello. Parece estar pensando—. Está este sueño que tenía siempre en la isla, era sólo agua y burbujas, el agua estaba turbia y oscura. He dejado de tenerlo, pero es el sueño que más miedo le tengo.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora