Mi Niña Salvaje | Camren

63

Su idea de diversión consistió en hacerme sufrir, estoy agregándole drama al asunto porque lo amerita. Primero no me dejó bañarme con ella, se supone que la ayudaría a depilarse y realmente iba a hacerlo, y algunas otras cosas. Lo que hizo ella fue desnudarse frente a mis ojos y pasearse por la habitación, provocandome, eso es lo que a ella le gusta hacer, como yo me quede mirándola todo el rato no me ocupé de mi ropa, y cuando quería entrar al baño con ella era demasiado tarde, le había pasado el seguro. Luego fue con la comida, se comió la mitad de mi rollo de primavera, y no me dejó comer de sus camarones, sentí un gran vacío en mi barriguita. Ahora anda risa y risa con Taylor aquí en el consultorio de la señorita ginecóloga, no lo entiendo, ellas ni siquiera se llevan tan bien, pero claro, cuando a la pobre Lauren está avergonzada hasta el yin y el yang se unen para hacerle burla.

—Lauren 17 años y primer chequeo, ¿Tienes una vida sexual activa? — la doctora es tan directa, tenemos que conocernos mejor, ella puede ser mi amiga, para poder contarle de las cositas que hago con mi Camzi.

—Si— mi voz puede confundirse con el viento. Sé que mi Camila está muerta de la risa, aún así está de pie tras de mi, porque no hay más sillas y no me parece muy bien sentarmela en las piernas en un lugar al que voy por primera vez, pasando sus manos por mis hombros.

—¿Cuándo fue la ultima vez que mantuviste relaciones sexuales?— hago un poco de memoria.

—Hace dos días — trato de no pensar en lo increíble que fue, aún siento su lengua por todo mi cuerpo.

—¿Tomas algún anticonceptivo?— la doctora anotaba en su libreta. Su bolígrafo es muy bonito.

—No— tengo una leve idea de lo que son, no quise investigar más a fondo ni que Camila me dijera, todavía no quiero saberlo.

—¿Has tenido alguna enfermedad de transmisión sexual?

—No.

—¿Tú novio ha tenido? — Es lo normal que asuma que tengo un novio, porque es lo común. Me limito a mirar a Camila a la espera de su respuesta, esa información no la sé.

—No, nunca— responde segura de si misma—. Soy su novia — la miro con una sonrisa y ella me la corresponde, al igual que la doctora, a la cual no le habíamos dicho que somos pareja.

—Bien. Lauren, necesitaré que te cambies en ese pequeño cuarto de allá— la doctora se levantó y buscó entre unos estantes —. Quitate toda la ropa y te colocas esta bata solamente — se parece mucho a las batas de las películas.

Fui a ese pequeño cuartito que lo único que tenía era un perchero. El aire acondicionado estaba muy fuerte, mi piel se achino al estar completamente desnuda y es casi doloroso, no es lo mismo que cuando se me achina la piel por Camila, esos son unos muy buenos ratos. La verdad no me incomoda que me vean desnuda, me incomoda que alguien que no conozco toque mi cuerpo, es algo muy personal; pero esto es una vez al año, eso me dijo Tay, puedo hacerlo, todo por la salud.

—Es bueno que vengas con ella al chequeo, se tienen que apoyar en esto y en todo — la doctora, su nombre es muy difícil y por eso no lo repito, se coloca unos guantes azules. Espero que no saque ninguna aguja porque en el momento que parpadeen ya no me verán en el consultorio.

—Te ves bien — Camila besa mi mejilla y me toma de la mano. Se la aprieto, en parte estoy nerviosa.

—Acomodate a tu gusto sobre la cama— veo la cama sin hacer nada. Taylor con sus cejas me invita a que haga algo, esconde esa sonrisa que no dice más que quiere reírse fuerte por muchas horas, es una mala hermana mayor.

Acostarse en una cama no puede ser tan malo, no se ve tan cómoda pero no hay que ir criticando los objetos que posee una persona ni la misma. Me pregunto para que serán esas cosas de metal que están en el extremo contrario de la cama. Me puse a jugar con un enchufe y casi me electrocuto, Camila acaricia mi mano. Al menos la almohada es cómoda.