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Estaba en casa de la amiga de Camila, Dinah. Su casa es tan grande como la de Camila y su habitación tiene otra habitación adentro cubierta de ropa donde estábamos. Dinah lanzaba ropa a todos lados dijo que tenía que buscar algo perfecto para mi.

—Tienes que ayudarme chica de Camila, si no terminaremos mañana— ¡Ay no! No podemos terminar mañana, tengo que ir a ver a Minina y a jugar con Sofia.

Voy a ayudarla a buscarla no sé que cosa. Ella tiene mucha ropa y no sé que hacer, quiero quedarme con la pijama que me dio Camila ¿Por qué no puedo salir en pijama? Esta es muy linda y cómoda.

—¿Sabes algo? Te daré una de mis sudaderas, un jean y unas zapatillas, estoy cansada de buscar algo para ti— pasó una mano por su frente e hizo como si se estuviera quitando el sudor que no tenía—. Y eso no es ningún problema, con ese cuerpo hasta una bolsa de basura te queda envidiable.

¿Qué tiene mi cuerpo? ¿Por qué me voy a poner una bolsa de basura? Mejor no pregunto nada, no quiero parecer boba.

Dinah me prestó su baño. El shampoo de Camila huele mucho más rico, es de frutas y a mi me gustan las frutas. La ropa de Dinah me queda un poco grande, la ropa interior me queda algo ajustada.

—¿Me ayudas con esto?— señalé mis pies.

—¿No sabes amarrarte los cordones?— se veía sorprendida.
—No recuerdo como hacerlo— la vi mover su cabeza dos veces a los lados y se agachó.

—Justo ahora estamos algo cortas de tiempo, puedes decirle a Camila que te enseñe luego— cuando miré mis pies, las zapatillas estaban adornadas con los lazos de los cordones.

Me vi en el espejo, me veo diferente con esta ropa. Yo no peino mi cabello, lo revuelvo con las manos, es más fácil y me gusta como queda. En cambio Dinah tiene mucho rato viéndose al espejo, se aplica cosas en los labios y en sus pestañas, está vestida con un vestido de muchos colores, se ve muy guapa.

Salimos de su casa corriendo, no le ha dicho a sus papas que saldrá y no quiere que la vean. Tiene una cosa de cuatro ruedas, un auto me dijo ella, es muy rara y de colores. Camila tiene uno parecido, se llama camioneta.

—Déjame abrocharte el cinturón.

Pasó una liga por delante de mi ¿Me va a matar? No, Camila me dijo que ella es buena, yo le creo. La liga la une con un pequeño cuadro que esta a mi lado y quedo pegada al asiento sin poder moverme mucho.

—Es una medida de seguridad, no te asustes— vi como ella se paso la liga por delante y la metió en la cajita para que no se saliera.

—¿Seguridad para qué?

—Por si hay un accidente, ese cinturón que te abroché evita que salgas volando fuera del auto y pum muerta— abrí mucho mis ojos ¿Iba a salir volando del auto? Yo no se volar—. Pero tranquila, eso no va a pasar, repetí mi examen de conducir siete veces, estas en buenas manos—  rió después de que me dijo eso, como no sabía que hacer me reí también.

Me dijo que me llevaría al centro comercial más grande de todos, donde podía comprarme lo que quisiera. En el camino vi muchos autos, ninguno parecido al de Dinah, esos autos eran todos parecidos y de los mismos colores.

—¿Por qué nos detenemos tanto?

—Mira arriba, donde esta esa luz roja— apuntó a alguna parte en el cielo—. Se llama semáforo, el semáforo tiene tres luces, verde para avanzar, amarilla para ir lento y roja para detenerse.

Los semáforos deben estar molestos, siempre están rojos, prefiero irme caminando. Afuera los señores va caminando sin camisa y las señoritas van con algo parecido a ropa interior y yo no puedo salir con la pijama, no entiendo.

Mi Niña Salvaje  |  CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora