8. Conociéndonos

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Entro en el salón caminando con mucho cuidado de no hacer ruido, aunque esté sola. Me golpeo con la mesa en el dedo pequeño de mi pie derecho. Duele, duele mucho. Camino aguantando el dolor hasta el cajón donde vi por primera vez ese cuaderno y lo abro. Como esperaba, sigue aquí. Abro una página al azar y comienzo a leer.

“Asesino. Eso es lo que piensa la gente de mi. Soy un asesino sanguinario, eso es. Todos me tienen miedo, no puedo salir del país jamás, soy demasiado conocido, hay carteles con mi cara en cada esquina dibujada en un busca y captura.

No está tan mal. Nadie puede hacerme daño porque el miedo les paraliza. Piensan que soy un psicópata, una persona sin sentimientos, sin remedio. Quizás tengan razón. Es cierto que no siento remordimientos, para mi esas personas se han buscado la muerte. Total, a todos les acaba llegando.

Lo que nadie sabe es que yo solo mato si hay una razón. Nunca mataré a nadie si no ha hecho algo para merecerlo. Pero qué más da. ¿Qué más puedo hacer con mi vida? Mi vida está destinada a esto, no tiene otro fin más que huir. El precio de mis actos es una condena perpetua, recuerdo todos y cada uno de mis asesinatos. Aunque todo empezó de niño y por error.

La verdad es que creo que... No quiero morir como ellos. Yo no quiero morir solo.”

Cierro el cuaderno de golpe y lo dejo en su sitio. Es demasiado triste. Definitivamente este es el diario de Hunter. Empiezo a dar vueltas por el salón y voy al cuarto de baño a buscar una tirita para mi dedo. Me duele mucho. Finalmente decido hacer la comida.

Tras pensar un poco, decido hacer pizza casera, ya que encuentro todos los ingredientes para ello. El tiempo se pasa rápido mientras termino las dos pizzas. He echado distintas cosas en cada una, por si a Hunter no le gusta. No sé si comerá aquí, pero le esperaré.

Me siento en la encimera de la cocina, las pizzas están en el horno y la mesa está puesta, así que por primera vez me dedico a pensar en lo que he leído de Hunter. Ni siquiera ese es su verdadero nombre, pero bueno. Al parecer se siente solo... ¿Le gustará matar? ¿qué le pasó de pequeño? Quizá esté escrito en la libreta pero... No quiero arriesgarme a que me vea otra vez, podría matarme. Lo cierto y triste es que es cierto, siempre sale en las noticias, con el título "El famoso asesino Hunter Kill ha vuelto a atacar." o "Seguimos sin encontrar donde se esconde este asesino." ojalá pudiera dejar de matar y labrarse una reputación... Aunque... Si tiene cadena perpetua... Nadie querrá ser el abogado del diablo. Suspiro.

-¿Estás cansada?

Me sobresalto al escuchar su voz y caigo al suelo. ¿Desde cuando está ahí?

-¿Cuándo has venido? -pregunto mientras me levanto- Me has asustado.

Él lleva la camiseta blanca de esta mañana pero ahora tiene unas manchas de sangre. Sus vaqueros están igual. Costará sacar esas manchas... ¿De quién serán? ¿de los guardias o...? Lo seguro es que no es suya.

-Ya veo -sonríe- acabo de llegar, he olido la pizza y no he podi... -se calla de golpe- ¿cómo has pedido pizza? No hay ningún teléfono aquí y... No sabes dónde estás...

Me empiezo a reir y veo que mete una mano en su bolsillo trasero. Me va a matar, debo explicárselo ya.

-Son caseras -digo con la voz temblorosa.

-Ah. -suspira- ¿las pizzas se pueden hacer en casa? wow. Pareces asustada, ¿qué pasa?

-Pensaba que me ibas a matar por pensar que había conseguido saber dónde estoy...

-Nada nuevo.

Saco las pizzas y las parto mientras él sube a cambiarse. Está bastante bueno así. Y yo completamente loca por pensar en eso.

Comemos y el halaga varias veces mi comida, yo le contesto con tímidas sonrisas. Ashton también halagaba mis pizzas. Después de comer y lavar los platos me indica que le siga al salón, le obedezco sin rechistar. A saber a cuantos a matado hoy, no quiero ser la próxima.

Se sienta en el sofá de tres plazas y yo igual pero lo más alejada posible.

-Ahora podemos hablar. Conocernos y esas cosas.

Oh, ya entiendo.

-¿Quién empieza preguntando? Mi hermano y yo solíamos hacer una pregunta cada uno y contestar los dos, así nos asegurabamos de saberlo todo del otro -sonrío.

-Empiezo yo... ¿Película favorita?

-Diría que... The host (la huésped) ¿y la tuya?

-¿Bromeas? También es de mis favoritas, pero sin dudarlo me quedo con El bosque de los suicidios. ¿La has visto?

-¡Sí! Pero me asusté más por las cosas que imaginaba que podían pasar -ambos nos reímos- ¿color favorito?

-El rojo, sin duda -¿será por la sangre?- Pero no un rojo chillón o oscuro, si no el rojo pastel. Ni se te ocurra reírte -me señala.

Levanto ambas manos.

-El mio es el lila pastel, desde pequeña me ha gustado.

-¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?

-Diría que... El día que gané a mi hermano jugando al paintball. Nunca me había divertido tanto. Mi madre nos compró helados al salir y no fui muy torpe aquel día.

-El mío fue hace unos... Cuatro años, tenía dieciséis. Tenía que recoger a mi hermana del colegio y me la llevé a dar una vuelta por uno de mis sitio favoritos, estuvimos correteando y riéndonos, como si nada nos importara. Llegamos tarde a casa pero mamá nos lo dejó pasar. No recuerdo haberme reído tanto desde ese día.

Así que Hunter tiene veinte años...

-¿Cuándo es tu cumpleaños? -pregunto intrigada.

-¿Me harás un regalo? -levanta una ceja- fue hace dos meses, el 13 de Marzo.

-El mío es el 9 de Julio.

-En dos meses... -asiento mirando al suelo- ¿Qué haces cuando estás triste?

-Solía encerrarme y escuchar música, mi hermano siempre venía a animarme, tenemos como un... Presentimiento cada vez que uno está mal, si nos pasara algo a alguno, el otro se enteraría.

-Oh... ¿Qué se siente?

-Cuando mi hermano se rompió el brazo jugando, yo sentí un pinchazo en el pecho y luego miré mi brazo, sentía que algo le había pasado ahí. Aunque yo miré mi derecho, se rompió el izquierdo. Suele pasarnos que si yo tengo mal una muela derecha el tiene mal la izquierda. Es... Extraño. Yo soy diestra y él zurdo. Somos iguales pero distintos, ¿sabes? Cuéntame algo de ti.

-Cuando estoy frustrado me gusta salir a perderme en el coche, doy vueltas y vueltas hasta que paro en un bosque o cualquier sitio con buenas vistas y me echo a andar hasta que me siento y recapacito. Es raro, pero siempre me funciona.

-¿Hay algo que te preocupe? -pregunto.

-Desde que estás aquí no, y eso me preocupa.

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora