-Lo siento mucho. No era mi intención...
-Lo sé -contesta sonriente.
Unos minutos después, Miguel deja un par de vasos de humeantes de chocolate sobre la mesa. Tras un par de segundos, ambos empezamos a beberlos.
Oh. Dios. Mío. Nunca había probado algo tan bueno.
Sean sonríe e intuyo que es por la imagen que tiene que estar viendo de mi ahora mismo. La felicidad que debe transmitir mi cara no es poca. Sin decir nada, ambos nos acabamos los vasos y, tras darle las gracias a Miguel, nos alejamos rumbo a nuestras habitaciones.
-Te acompañaré a tu cuarto -dice de la nada-. Corre un grave peligro si va sola, su alteza -susurra y se pone en posición de alerta-, hay ogros escondidos en cada esquina dispuestos a comer carne real, joven y pálida como la suya -habla en el mismo tono y me sonríe mostrando sus dientes.
-Creo recordar que jugábamos a esto de pequeños... Mi hermano era el ogro y siempre venía a buscarme antes de irnos -me río bajito para no hacer mucho ruido.
-Sí... Pasábamos horas escondidos tras los matorrales... -de golpe me agarra el brazo y me hace esconderme tras una pared- ¿has oído eso? -susurra- Creo que hay un ogro acechando por aquí...
De pronto escucho unos pasos que se acercan. Tras unos segundos empiezan a sonar más lejanos.
-Eso ha estado cerca, princesa -susurra Sean-. Solo queda un piso, ¿podremos superar a los ogros y llegar a salvo?
-Espero que sí, querido caballero enmascarado. Si lo conseguimos, ¿podrás desvelar por fin tu identidad? -digo completamente metida en mi papel.
Noto como las mejillas de Sean toman un tono levemente rojizo.
-Si llegamos a salvo, haré lo que desees, mi princesa -hace una reverencia y comenzamos a caminar.
Tras encontrarnos con un par de ogros más (las encargadas de la limpieza, según me ha informado Sean), solo nos quedan cinco metros para llegar a mi habitación.
-Quieta princesa -dice echándome hacia atrás-. Hay un ogro custodiando su puerta.
Sin hacer el menor ruido echo una vista a la puerta de mi habitación. Enfrente está Hunter hablando en voz alta. Le hago un gesto a Sean para que guarde silencio.
-...no se que mierdas hago aquí -gruñe-. Ann, siento mucho mi comportamiento... No, muy sensible. Que lo siento porque seas tan celosa con todo pero no somos nada. No, muy brusco. Disculpa mi comportamiento cherub, sabes que a veces no pienso antes de hablar y... -se rasca la nuca-. Bah, me rindo. Ya se le pasará a fin de cuentas. Es una dramática sensiblona.
Auch. Hago una mueca de desagrado y miro a Sean interrogante, ¿de verdad soy una dramática sensiblona? Él aprieta los puños y me hace una reverencia. ¿Qué va a hacer? No irá a defenderme, ¿verdad?
Antes de poder pararle pasa por delante de mi.
-¿Qué haces aquí tan tarde, Hunter? -pregunta Sean tranquilo.
-Podría preguntarte lo mismo -contesta de forma terca.
-Solo he recordado que se me ha olvidado darle las buenas noches, además, no le he avisado de que mañana tenemos que madrugar para llevar a cabo el plan -se rasca la nuca.
Hunter bufa.
-¿Darle las buenas noches? -se ríe-. A Ann no le van los chicos así.
Pues la verdad es que me parece súper adorable... ¿Por qué Hunter finge conocerme?
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Enamorada del asesino.
Teen FictionAnabell Stone es una chica temerosa con una imaginación impresionante. Tanto que, al ser secuestrada por el famoso asesino Hunter «Kill», le da decenas de ideas sobre como torturar a sus víctimas. "Le veo acercarse con un cuchillo en su mano. Me va...