20. ¿Sean?

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-Está bien.

-¡Por favor! -suplico- Espera... ¿Has aceptado?

-Te llevaré una vez. Solo una. Como te pase algo, olvídate de salir de aquí, ¿me entiendes? -me mira muy seriamente y puedo ver en su mirada lo mucho que se arrepiente de aceptar.

-¡No te arrepentirás! Será genial, ya verás... ¿Cuándo nos vamos?

Suelta una risa que retumba por toda la habitación.

-¿Cuándo se te cure el brazo, quizás? Ni de broma te llevo herida -se toca el puente de la nariz-. Además, necesitamos entrenarte como tú misma has dicho... ¿Has usado alguna vez un arma?

-¿Qué? -me da un escalofrío-. Me gustaría no tener que matar a nadie... -alza una ceja- Tú los matas y yo te doy las ideas, ¿no?

Suspira.

-Tienes que prometerme algo.

¿amor eterno? ¡hecho!

-Te lo prometo -digo agarrando su mano.

-Ni siquiera te he dicho el qué -se rasca la nuca y sonríe.

Le sonrío de vuelta. Le quiero, ¿vale? Si quiere que se lo prometa, yo lo hago encantada. Es mutuo hasta donde sé. A no ser de que esté fingiendo y como ya pensé una vez, tiene pensado enamorarme para después hacerme morir de la forma más ruin y traicionera posi-

-Antes de que tu imaginación salga a la luz -pone los ojos en blanco- me gustaría que me prometas que si tu vida está en peligro, no dudarás en matar si es necesario, ¿vale?

-Está bien... -susurro. Ya me había vuelto a ilusionar.

Sin esperarlo, Hunter me besa la cabeza y me susurra cerca del oído.

-No te haces una idea de lo mucho que me arrepiento de dejarte venir.

-Lo siento -digo en su mismo tono.

-Creo que nos vendría bien dormir un poco más, ¿qué te parece?

-¿Qué hora es?

-Las cinco de la mañana, has tenido una pesadilla y había entrado a ver como estabas, cuando me has despertado eran las cuatro y algo.

-Entiendo...

Sin decir nada más, dejo los cereales que quedan sobre la mesa y voy directa a mi habitación. La verdad es que tengo mucho sueño y me gustaría volver a soñar con ese niño... Estoy casi segura de que es Hunter pero... Necesito saber su nombre... Tras dar unas cuantas vueltas sobre la cama consigo dormirme.

Estoy en el parque otra vez, a mamá y papá les gusta traernos aquí. Ashton siempre hace muy buenos amigos con los que acaba jugando al pilla-pilla, a la pelota o incluso al escondite. Yo no soy muy buena jugando a esas cosas por culpa de mi torpeza... Pero bueno, no pasa nada, yo también tengo a mi amigo aquí, siempre que vengo él está aquí y hablamos y jugamos a cosas que yo puedo hacer sin parecer un poco tonta.

-¡Hola Ann! ¿Cómo estás? -me sonríe. No puedo evitar mirarle a los ojos, son tan... Azules. No, no sé, son como... -Tierra llamando a Ann, ¿hola?

-¡Lo siento! Me he vuelto a quedar en mi mundo, ¿verdad? -le sonrío- Estoy bien, ¿y tú?

-¡Genial ahora que estás aquí! -nos sonreímos y yo asiento, cómplice- ¿Te encantan mis ojos verdad? -me guiña uno.

-¡Sí! Son tan... -vuelvo a perderme en su mirada.

-Azules en la oscuridad pero grises a la luz -me sonríe-. Mira -se tapa el sol con las manos y se acerca a mi, de manera que puedo ver como sus pupilas se dilatan y sus ojos son de un azul muy bonito- y ahora... -se quita las manos de la cara y pestañea varias veces para acostumbrase a la luz- Son grises, ¿no? -me mira. Asiento, un gris muy inusual... Incluso... -A veces odio que sean grises, parece como si no tuvieran vida.

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora