Cojo del montón de dinero que tiene acumulado Hunter y me dirijo a mi cuarto, con mi pequeño Husky acompañándome. Me pongo la misma peluca y las mismas lentillas que ayer, esta vez escojo unos vaqueros, donde aprovecho los bolsillos para meter el dinero y el móvil, y una camiseta lisa de color rosa.
-¿Nos vamos pequeño? -le acaricio y me lame la mano. Decido llevarlo en brazos un rato, a lo que no se opone.
Nota mental: Tengo que buscarle un nombre cuando llegue a casa.
Me aseguro de que la ventana de la cocina está abierta antes de salir y, una vez hecho, salgo por la puerta con mi pequeño en brazos.
Ahora tomo el camino de la izquierda. Todo hacia la izquierda. A penas son las once de la mañana y creo que debería haberme traído algo de comer o haber salido después de haber comido algo. Pero ahora no voy a dar la vuelta, ahora no. El Husky se ha quedado dormido en mis brazos y, después de una hora caminado, encuentro un pequeño pueblo, en el que no dudo ni un momento en entrar. Cuando veo a un hombre mayor tengo que pararlo para preguntarle si hay alguna tienda cercana.
-Disculpe, ¿hay alguna tienda por aquí?
-Que raro es ver a mocicas como tú poaquí, es agradable ver a gente nueva... No eres de aquí, ¿verdad?
Le sonrío.
-Es la primera vez que estoy aquí.
-Por una tienda me habías preguntao ¿no? -asiento- Pues si vas pa'ca a la derecha en un par de calles, en el picoesquina está el bazar. Ahí venden de to'.
-Muchísimas gracias, señor.
-Que Dios te bendiga -dice a modo de despedida.
El amable caballero me sonríe y yo sigo el camino por el que me ha indicado y a los cinco minutos ya he encontrado el bazar del que me había hablado.
Voy metiendo en una cesta de todo para mi nuevo amigo; juguetes, una jaula de transporte, comida para perro, comedero, bebedero, champú para perros, un cepillo, colonia, un mordedor, una cama, un par de peluches, correa y dos collares (uno pequeño y otro más grande para cuando crezca). Creo que he cogido el dinero más que suficiente, cosa que confirmo al pagar, ya que me ha sobrado más de la mitad. Hunter tiene demasiado dinero, espero que no le importe.
Cuando salgo de la tienda me doy cuenta de que él ya está despierto, así que le coloco el collar y la correa pequeña, empieza a intentar quitársela. Me arrodillo a su lado.
-Pequeño, lo siento pero tienes que llevar esto, si no, no podría ir contigo a ningún sitio, ¿entiendes?
Parezco una loca estando arrodillada hablando con un perro en medio de la calle, pero me da igual.
Parece que me entiende, ya que ha parado de intentar quitárselo. Caminamos de regreso a casa, ya que no me apetecía comer allí, alguien podría reconocerme y sería desastroso. A la hora y poco ya he llegado a casa.
-¿Tienes hambre, cielo? -ladra y mueve su colita- ¿eso es un sí? -vuelve a ladrar- Está bien, después de comer te buscaré un nombre.
Me preparo un poco de arroz blanco con tomate y una pequeña tortilla francesa, y al Husky le echo en su comedero pienso y un paté para perros que pensé que le gustaría cuando le vi en la tienda. Se lo termina todo cuando yo aún voy por la mitad de mi plato. Al ver que no le hago mucho caso, se queda dormido en mis pies. No me cansaré de pensar que es una monada.
Cuando termino de lavar los platos, siento algo vibrar en mi bolsillo. El móvil.
-¿Sí?
-¿Hunter? ¿Es cosa mía o se te ha afeminado la voz?
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Enamorada del asesino.
Teen FictionAnabell Stone es una chica temerosa con una imaginación impresionante. Tanto que, al ser secuestrada por el famoso asesino Hunter «Kill», le da decenas de ideas sobre como torturar a sus víctimas. "Le veo acercarse con un cuchillo en su mano. Me va...