Salgo de la habitación y me sobresalto al ver a Cedric al lado de la puerta.
-Disculpe, ¿está bien? -me mira con preocupación y no sabe si acercarse o quedarse en su puesto.
-Sí, sí, es solo que no estoy acostumbrada a ver gente cuando salgo de mi cuarto -me río.
-¿Va a algún sitio? -empieza a seguirme.
Mientras bajamos las escaleras le contesto.
-Sí, a ver a Hunter y Sean, me preocupa que se estén peleando. Además, me surge curiosidad por saber qué piensas ellos de ti. Supongo que a ellos no les hace falta un guardaespaldas, ¿no?
Seguramente si Kyle les mandara a un guardaespaldas se armaría una buena, quizás Sean acabaría aceptando de mala gana, pero Hunter... De seguro empezaría a gritar que no necesita una niñera y... Ya me lo estoy imaginando todo.
-Por supuesto, ellos no lo necesitan. Hunter es más fuerte que cualquiera y Sean demasiado ingenioso para que le llegue a pasar algo.
-¿Ingenioso? ¿esa es la cualidad de Sean? -pregunto con curiosidad.
Llegamos a una especie de salón central y le mando sentarse conmigo. Con suerte, los chicos pasarán por aquí. La casa es demasiado grande para estarles buscando por cada habitación.
-¿Aún no se lo han dicho? -niego- Todos los planes de Kyle, al menos la mayoría, salen de la cabeza de Sean. Él piensa todo tipo de posibilidades y escoge un plan -eso explica la rapidez con la que ideó como vería a mis padres-. Normalmente no los usan, ya que para recuperar datos o asesinar traidores no es necesario. Pero cuando hay asuntos graves...
-Entiendo... Parece que no sé mucho sobre Sean...
Bajo la mirada y eso parece hacer que Cedric se entristezca de alguna manera. No era mi intención.
-Casi nadie sabe nada sobre él -le miro inquisitiva-, a parte de Kyle, creo que no le cuenta a nadie nada personal. Es muy simpático pero... Es casi imposible que entre en confianza.
-Pero yo...
Escucho el ruido de la puerta del salón abriéndose y dejo a medias la oración. Me giro y veo a Sean con el pelo húmedo y un chándal.
-¡Anda, Ann! ¡si ya estás aquí! -se acerca hasta el sofá- ¿puedo? -pregunta señalando el hueco de mi lado. Le sonrío y doy dos palmadas en el sitio.
-Justo estábamos hablando de ti -en ese momento su mirada se cruza con la de Cedric, que parece un poco incómodo.
-Hola -le saluda Sean y le tiene la mano-. Tú eras... ¿Ce... -hace una mueca pensativa-...dric?
Se estrechan las manos y vuelven a su posición inicial.
-Así es -asiente.
-¿Qué te trae por aquí? Es raro que alguien visite esta casa, ya sabes -se rasca la nuca-. Cuando a Kyle le da por no usarla... Se queda siempre abandonada.
-Por eso están los de mantenimiento viviendo aquí, para que la casa esté siempre disponible -me mira al explicarlo, para que yo entienda algo más-. El señor Kyle me mandó ser el guardaespaldas de la señorita.
Sean se queda de piedra un par de segundos. Luego sonríe.
-Si Kyle lo ha decidido así... -me abraza de lado- Será porque lo necesitas -ahora aprovecha el medio abrazo para despeinarme completamente.
-¡Oye! ¡no me hagas parecer una niña pequeña! -inflo mis mejillas y me cruzo de brazos con cara de enfado.
Cedric parece completamente anonadado. Sean me agarra las mejillas haciendo que vacíe todo el aire y pone mi cara en dirección a Cedric aún sin soltar mis mejillas.
-¿No te parece la niña más mona del mundo? -pone una voz demasiado dulce, como si hablara de verdad de una niña de dos años.
-Yo... No le... -parece que mi guardaespaldas está aún más nervioso. Maldita sea, a este paso le espantamos.
-No te preocupes -digo cuando consigo que Sean deje de apretar mis mejillas-. Este tipo de cosas son normales, supongo... Ahora tocará una venganza digna -Sean me mira alzando una ceja.
Yo acerco lo máximo posible mi cara a la suya y, en un segundo, le giro la cabeza y le lamo toda la mejilla.
-Eso... Ha sido... -dice Sean- Lo más asquerosamente mono que podrías haberme hecho -nos reímos-. Quizá no lo recuerdes, pero de pequeña también me lo hacías.
-Disculpen... -nos habla Cedric- ¿Son familiares?
Claro, su confusión viene de la forma de ser de Sean conmigo. La verdad es que yo también le tengo excesiva confianza, es mi amigo de la infancia y... Tuve la cara dura de olvidarme de él... Todo por... Mi supuesto héroe... Ashton...
-No, no lo somos -contesta Sean-. Somos amigos desde hace mucho tiempo y... La confianza da asco -se rasca la nuca.
-Lo éramos... Hasta que yo le olvidé por mucho tiempo y... -de pronto siento unos brazos rodearme.
-No llores, eso pasó hace mucho tiempo -¿estoy llorando?-. No tiene importancia, yo debería haber seguido contigo. Lo importante es que ahora me recuerdas y lo sabes todo -asiento y me recupero.
-Algun día te contaré la historia -le digo a Cedric. ¿Podrías... Dejarme a solas con Sean? Me gustaría preguntarle algo privado. Puedes subir a tu habitación y acomodarte, siempre puedo dar un grito si te necesito.
Duda, por un par de segundos, pero acaba cediendo y saliendo del salón.
-¿Confías en mi? -pregunto después de que pasaran unos minutos.
Sean se sorprende ante mi pregunta.
-¿Cómo me preguntas eso? -arruga la nariz, confundido.
-Responde, por favor -insisto.
-Por supuesto que confío en ti -suspiro y bajo la mirada. Me cuesta creerlo. Hace demasiado que no nos veíamos-. Te lo prometo, eres la persona en la que más confío. Aunque no lo recuerdes por el momento, conoces todos mis secretos.
Escucho como Hunter se acerca hablando por teléfono.
-¿Mañana? Está bien. Adiós, Marie.
Ahora le escucho alejarse.
-¿Quién es Marie? -pregunto con una pizca de curiosidad.
-Hija de un jefe de mafia, trabaja para nosotros -hago una mueca-. Pero sí, es lo que piensas. Amiga con derecho de Hunter.
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Enamorada del asesino.
Teen FictionAnabell Stone es una chica temerosa con una imaginación impresionante. Tanto que, al ser secuestrada por el famoso asesino Hunter «Kill», le da decenas de ideas sobre como torturar a sus víctimas. "Le veo acercarse con un cuchillo en su mano. Me va...