Enamorada del asesino.

21. Démon

¿Por qué? Me pregunté a mi misma, ¿por qué no puedo mencionar ese nombre? Ahora que lo pienso... Sean es igual a Hunter. Puede que sea su verdadero nombre, lo odia y por eso nunca quiere decirlo. Aunque Sean es un nombre muy bonito, no tiene de qué avergonzarse. Ay, que mono, se avergüenza de su nombre... Ahora que lo pienso podría llamarse Honey, Sean Honey. Suelto una carcajada por mis pensamientos.

-¿Qué te hace tanta gracia? -pregunta confundido.

-Nada, nada -digo intentando contener la risa-, Honey.

No puedo evitar volverme a reír. Le miro y podría jurar que está ruborizado pero no estoy segura ya que tengo los ojos medio cerrados por la risa.

-¿Honey? Eso es demasiado dulce para mi.

Por fin, consigo detener mi risa. Definitivamente está colorado. Qué mono.

-Aunque no me importaría que me llamases así, cherub.

-¿Che qué? -pregunto con intriga.

-Cherub, angelito en latín.

Creo que es la vez que más roja estoy. Me acaba de llamar angelito, un apelativo cariñoso saliendo de la boca de Hunter.

-En ese caso, tú serás mi démon -me mira con intriga-. Demonio en francés.

-Sabía que era demonio, pero no me venía el idioma.

-¿Cuántos hablas? -sabe latín, francés, inglés... ¿Cuántos más sabrá?

-Italiano, un poco de latín, francés, español, alemán, ruso, inglés obviamente y un poco de griego. No me mires así, ser un asesino no es fácil -alza ambas cejas- ¿tú cuántos sabes?

Vaya, no sabía que ser asesino requería de un nivel tan alto en idiomas.

-Wow... Yo apenas sé francés, inglés y algo de español. Solo estuve un par de años en academias, casi ni recuerdo algunas palabras.

-Si quieres... Hmmm... Podría enseñarte alguno -dice rascándose la nuca.

-¿De verdad? -pregunto esperanzada.

-No. Sería una pérdida de tiempo -y se echa a reír.

Estúpido.

-¡Oye! Que yo aprendo rápido.

-No te voy a enseñar.

El nombre "Sean" no para de rondar por mi cabeza.

-Oye... ¿Por qué no puedo nombrar ese nombre? ¿es tú verdadero nombre? ¿es alguien que conoces? ¿alguien peligroso?

-Haces demasiadas preguntas -dice enfadándose.

-Yo... Sólo quiero saber si eres tú o no. Si me tengo que preocupar o... La verdad, yo...

-¡Olvídalo y ya está! ¡borra ese estúpido nombre de tu diminuta cabeza! -me grita.

-¡No es tan fácil! -grito de vuelta.

-¡No quiero hablar del puto tema! ¿¡TE QUEDA CLARO!? ¡Aprende a callarte de una jodida vez! ¿Qué parte no entiendes de que no lo vuelvas a mencionar? ¡YA NO SÉ CÓMO EXPLICÁRTELO!

-Está bien. Eres un imbécil.

Y sin decir nada más, salgo del salón, subo a mi habitación y me encierro aquí. Escucho a Hunter bufar un par de veces y algún que otro «maldita sea» acompañado de palabras incomprensibles.

Cojo el ordenador y pongo un poco de música. Tengo pensado ignorarle y no salir hasta que se vaya o venga a pedirme disculpas pero de pronto le escucho gritar.