19. Me debes una

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Maratón 3/3.

Llegamos y subo al salón detrás de él, que se sienta en un sofá. Yo me siento lo más alejada que puedo de él.

-Para hacer daño a un asesino se necesita más que ponerlo celoso, Anabell.

-¿Estabas celoso? -pregunto y me mira frunciendo el ceño y agachando la cabeza- No intentaba ponerte celoso, solo intentaba ser simpática.

-He visto como le sonreías -gruñe.

-¡Así es mi sonrisa! Esa excusa es malísima -me cruzo de brazos.

-Cállate.

-Estás celoso, no es nada malo, es lo que se siente si quieres a alguien. Pero tú lo eres demasiado, al parecer -le pincho.

-Déjame. ¿Cómo te sentiría si estuviera sonriendole a otra chica? -bufa.

-Pues bien, así sabría que no eres un gruñón con todo el mundo -él parece sorprenderse- ¿Qué? Tú mismo has dicho hace unas horas que querías que todo siguiera como antes, sigue tu propia orden.

Sin decir nada más, me levanto y voy a preparar unos sándwiches a la cocina, junto a un par de zumos de naranja. Cuando acabo siento que las naranjas me odian pero aún así, merece la pena. Me moría de hambre. Le llevo a Hunter una bandeja con un par de sándwiches y su zumo junto al tarrito de azúcar, por si le resulta tan ácido como a mi. Sigue en la misma postura y me sonríe cuando ve mi acción.

-Que te aproveche, yo creo que ya me voy a ir a dormir, ha sido un dia muy largo -le sonrío.

-¿Te has tomado las pastillas? -pregunta a la vez que coge un sándwich.

-No, están en la mesilla, ¿no? -asiente mientras mastica- Me subiré un vaso de agua y me las tomaré allí, buenas noches, celosín.

Salgo corriendo antes de que se ponga echo una furia y empiece a negarlo. Cuando voy por la mitad del camino a las escaleras, escucho su risa, cosa que me sorprende gratamente pero sigo mi camino hacía mi querida cama.

Me pongo el primer pijama que pillo, de seda y color morado oscuro. Miro la mesilla donde están las pastillas y el vaso de agua, suspiro y me tomo la pastilla, para seguidamente, irme en los brazos de Morfeo.

-¡Mami! Mira, ¡no me caigo! ¡no soy tan torpe como dicen! -digo riendo mientras camino por la cuerda suspendida sin perder el equilibrio.

-Sí, cariño, muy bien -dice pero sigue hablando con los demás padres.

-Te dije que podrías -me sonríe mi nuevo amigo-. Pero ten cuidado, no me gustaría que te hicieras daño si caes. Eres muy bonita y una pupa no te quedaría bien.

-¡No me voy a caer! ¡mírame! ¡parezco una de esas chicas tan guapas del circo que salen en la tele! -suelto otra risotada y comienzo a caminar sobre la cuerda.

El niño me sigue desde abajo, vigilandome por si me caigo, según él. Pero no me voy a caer nunca.

-¡Anny! ¡bájate de ahí! -grita mi hermano, que estaba jugando con los otros niños- ¡ahora mismo!

Me sobresalta su voz y en un momento pierdo el equilibrio y caigo. Cierro los ojos con fuerza y espero el golpe mientras grito.

-Te tengo -dice el niño-. Te dije que podrías caerte, tonta. ¿Estás bien?

-Sí... Oye, ¿cómo te llamas? Yo soy Anabell, Ann para los amigos y Anny para mi hermano, ese de allí -le señalo, que ha vuelto a su juego, yo sigo en los brazos de mi nuevo amigo.

-Oh, mi nombre es...

-¡Ann! -me despierta Hunter- ¿Estás bien? Te he escuchado gritar.

Me froto los ojos con las manos y miro en dirección a la puerta, dónde se encuentra Hunter en ropa interior. Me va a dar algo. Rápidamente tapo mi campo de visión con mis manos.

-So-so-solo... Solo ha sido un sueño -tartamudeo-. Por favor vístete.

-Me habías preocupado -escucho como suspira-. Como si nunca me hubieras visto así.

Solo lo hice una vez, el día del baile.

Cuando vuelvo a tener visión, él ya no está aquí, así que aprovecho para vestirme, asearme y bajar a hacer el desayuno. Como no tengo ganas de preparar nada, saco los cereales de chocolate (que Hunter guarda en el armario superior izquierdo, separados del resto), junto a un bol y la leche.

Mientras como empiezo a pensar en aquel sueño. No era un sueño, recuerdo ese día, cuando llegamos a casa Ashton se enfadó conmigo por hacer más caso a ese chico que a él. ¿Cómo se llamaba? Si Hunter no me hubiera despertado...

-¿Esos son mis cereales? -hablando del rey de Roma- Ann... Los pongo aparte por algo...

-Egoísta -le saco la lengua-. No me apetecía los de miel hoy. Además, podemos comprar más. Bueno, puedes, ya que me tienes aquí encerrada... -vuelvo a meterme una cucharada en la boca.

-No te quejes, te doy todo lo que pides.

-¡Pero si no te pido nada! -protesto con la boca llena.

-Mastica y traga -sonríe- no seas maleducada -ahora se ríe. Trago y vuelvo a hablar.

-Lo único que te pedí fue algo para escuchar música y no lo tengo.

-¿No lo has visto? -le miro con intriga- Te compré un ordenador portátil, te lo metí en el segundo cajón del escritorio, pensé que lo encontrarías.

Abro la boca de par en par.

-¡Gracias! -iba a ir corriendo a comprobarlo pero me vuelvo a sentir de golpe.

Tengo que pedírselo ahora, es el momento, no puede decirme que no... ¿Verdad?

-Oye, hoy estás de muy buen humor, ¿no?

-Puede -sonríe.

-Yo te salvé la vida, ¿verdad?

A ver si esta técnica funciona.

-Ajá -asiente.

-Eso quiere decir... Que me debes una. ¿No crees? -le sonrío como el gato de Alicia en el país de las maravillas.

-Supongo que sí -se cruza de brazos- ¿Qué quieres?

-Verás, es algo fácil... Bueno, fácil en sí no, pero es sencillo, no es nada material...

-Ve al grano.

-¿Podría ir contigo a las misiones? -abre los ojos de par en par-. Allí podría darte las mejores ideas, ¡solo necesito un poco de entrenamiento! Me aburro mucho estando aquí. Además, ir con alguien será más seguro para ti, ¿no crees? Venga di que sí -le suplico mientras el sigue atónito y pensativo.

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¿cual creeis que será la repuesta de Hunter?

¿quién será el niño de los recuerdos de Ann?

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora