9. Estoy harta

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Tres semanas. Llevo exactamente tres semanas aquí. Desde el día en el que Hunter me dijo que su única preocupación era que desde que estoy yo, no tiene ninguna. Menuda paradoja.

Ahora estoy sacando la ropa de la lavadora y metiéndola a la secadora. Es algo automático. Saco una camiseta y la meto a la secadora. Últimamente Hunter apenas a estado en casa. Se dedica a salir a matar a gente y vuelve cuando quiere. Alguna vez a entrado en mi habitación mientras dormía para asegurarse de que sigo aquí.

Me siento como un objeto. Una herramienta que solo usas cuando necesitas. Supongo que no tiene preocupaciones para mantener su reputación. En ocasiones, me enseña un arma y me dice que le diga lo que se me pasa por la cabeza. Le doy ideas. Esta última semana me he cansado. He dejado de hablarle y le evito siempre que puedo. Es miércoles y son las dos de la tarde, su comida está hecha en la cocina, sobre la mesa. Y yo estoy en el sótano, poniendo otra lavadora. Aproximadamente en cuarenta y cinco minutos terminará de comer y se irá. No tendré que verle más hoy.

-¡ANABELL! ¿DÓNDE ESTÁS? -grita. No respondo- ¡ANA!, ¡ANN!, ¡ANNIE!

Empiezo a subir las escaleras. Estoy enfadada. No voy a hablarle.

-¡O ME DICES DÓNDE ESTAS O TE JUro que... -al fin me ve- ¡Estaba preocupado! Llevo una hora buscándote. No estabas en los baños, ni en tu cuarto, ni en el salón...

Justo en este momento exploto.

-¡¿PERDONA!? -grito y por un momento se sorprende- Acabas de gritar mi nombre. Tienes tu puñetera comida sobre la mesa y estaba limpiando TU ropa -recalco el 'tu'- la semana pasada te di ideas para matar a quién quieras, no pienso decir nada más.

-¿Qué? No quería pedirte comida, ni ideas.

-Entonces, señor, ¿qué desea? ¿limpio el salón? -digo con sarcasmo.

-¡Nadie te ha obligado a hacer la puta comida! ¡Ni a lavarme la ropa!

-¡Ese es el problema! ¡SOY TU REHÉN Y ME TRATAS COMO SI FUERA TU HERMANA! ¡Déjame volver a casa! -en este tiempo no le había mencionado mi libertad- ¡No te pienso dar más ideas, así no te serviré de nada!

-No llores... -¿Estoy llorando? Paso una mano por mi mejilla y, efectivamente, estoy llorando. Odio llorar cuando me enfado- No te puedo soltar... Lo sabes...

-¡No voy a decirle a nadie donde vives! Diré que me dejaste marchar y que no me hiciste nada y...

-¡NO LO ENTIENDES! No quiero que te vayas, no puedo dejar que te vayas. ¿Crees que no quiero que seas feliz con tu familia? Si te dejo irte, ¡dejaré de verte! No podré asegurarme de que estás bien, ni podré dormir tranquilo.

-Estoy harta -digo volviendo a bajar.

Ahora pretende que me crea que me ha cogido cariño o algo por el estilo. Y se equivoca. No pienso creerle. Es un mentiroso, un asesino embustero. En varias ocasiones me ha dicho que no me mataría... ¿Será verdad? Si es así podría... Podría... Intentar escaparme o... No tengo escapatoria.

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora