33. ¡Gracias!

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-Para empezar me gustaría... Que me resumiera un poco su vida en general. No puedo preguntar en específico, no le conozco lo suficiente y preferiría no tocar el tema de todo esto -hago un gesto que abarca toda la habitación-, al menos de momento

-Está bien -sonríe-. Crecí en un pueblo pequeño a las afueras de la ciudad, mi familia era muy cercana a mi. Tenía dos hermanos. Mi hermana mayor era la mejor, aunque siempre discutiéramos, me superaba en tres años -le brillan los ojos al recordar-. Pero, hace unos ocho años ya... Tuvo un accidente de coche. Iba con su novio, que era mayor que ella y al parecer condujo habiendo bebido de más. Entré en una especie de auto-negación y odiaba al mundo en general. Mi madre se puso muy enferma y acabó muriendo dos años estés de eso, que olvidé mencionarlo. Solo quedábamos yo, mi padre y mi hermano menor. En ese momento, mi padre me cedió su puesto de trabajo, que resultó ser este y no profesor de anatomía como teníamos entendido. Me costó un poco adaptarme, la gente aquí es muy traicionera, debes aprender en quien confiar y como actuar en distintas situaciones. No me puedo quejar en temas económicos, ya que aquí no me falta nada de dinero -dice intentando quitarle importancia y sonríe-. Pero, a veces me gustaría tener una persona a la que confiarle todo sin problema, un mejor amigo que escuche siempre y muestre su opinión sin miedo. Hoy me he dado cuenta de que tú ocuparías bien ese papel de mejor amiga y compañera, tus capacidades te hacen perfecta para ayudarme a dirigir todo esto, ¿entiendes?

-Claro, pero... ¿por qué no lo hace con su hermano? ¿no trabaja aquí también?

-¡Por supuesto! Pero no es lo mismo la confianza hecha mediante lazos de sangre que la confianza ganada por los hechos, ya sabes. Veo que aún no has descubierto quien es -sonríe con picardía-. Te dejaré adivinarlo por ti misma, con el tiempo seguro que averiguarás quien es.

-Eso me deja con mucha más intriga -me sale un puchero involuntario y el sonríe-. Me gustaría saber sus gustos, ¿tiene algún hobbie o algo del estilo?

-¡Por supuesto! Aunque es algo raro que me preguntes por esto, pensaba que te interesaría más mi pasado y... -le miro alzando ambas cejas-. Vale, a parte de leer... Me gusta bailar -noto como sus mejillas toman un color rojizo-. Ni se te ocurra reírte.

Suelto una pequeña risa.

-No tiene nada malo que me ría, ya que no es para que le avergüence. A mi también me gusta mucho bailar. Estuve un año apuntada a funky. ¿Cómo descubrió que le gustaba? En mi caso fue gracias a mis padres.

-Vaya... Me alegra -sonríe-. La verdad es que mi hermana estuvo en varios concursos de baile y no pude evitar que me gustase también el tema. ¿Tienes más preguntas?

-Sí, ¿por qué confía en mí? Quiero decir, no me conoce de más de una hora y cuarto -vuelve a mirar su reloj-. Bueno, una hora y diecinueve minutos -pongo los ojos en blanco.

-¿Cómo lo haces? -pregunta curioso.

-Es bastante fácil. Como cuando piensas cuanto tardarías en ir a un sitio. De aquí al aparcamiento -miro desde la ventana-, diez minutos se calculan, ¿no? -asiente-. Pues simplemente cálculo el tiempo que se tarda en mantener conversaciones o hacer cosas. Desarrollé esa manía cuando mi hermano me decía que esperara un tiempo determinado, además de el gran beneficio que me ofrece a la hora de cocinar. Ahora me cuesta no pensar en el tiempo, es... Bastante frustrante -hago una pausa de un par de segundos-. Me gustaría que no evitase mis preguntas, ya que yo contesto a las suyas -me cruzo de brazos.

-Disculpa. Mi especialidad es poder saber fácilmente como es una persona y cuales son sus intenciones. Fijarme en cada detalle para saber si miente o plantear hipótesis como he hecho contigo para ver reacciones y saber la verdad. Cuando has entrado por esa puerta, ya había notado que eras una persona inocente, honesta e inteligente. Con el tiempo me he dado cuenta que no quieres nada malo para nadie y por tu mirada también he conseguido algo de tu confianza. Puesto que ya sabes que ambos tenemos un poco de confianza en cada uno, ¿me puedes dejar de hablar de usted, por favor? Pareces uno de mis guardaespaldas aburridos -ríe por lo bajo.

-Como quieras -me uno a su risa, ya que es contagiosa-. He de decirte que yo también puedo ver a veces qué pasa por la cabeza de cada persona. Con Will, por ejemplo, supe que estaba tendiendo una trampa en cuento le vi la cara, pero fue justo cuando actuó.

-Lo dicho, las personas suelen ser muy transparentes, ¿no crees? -asiento-. Una pregunta... ¿Cómo has podido darle un sartenazo a Hunter?

Tras unos segundos de silencio, ambos soltamos una carcajada que resuena en toda la habitación.

-¿Tienes alguna pregunta más? Siempre podrás hacérmelas, si aceptas... -me mira divertido-. A mi me gustaría saber... ¿qué es eso de démon y cherub? Os lo he escuchado decir antes y, por más que lo pienso, no encuentro un contexto para llamaros ángel y demonio.

-Oh... Le he llamado así para tranquilizarle. Hace tiempo nos pusimos esos apodos -no he podido evitar sonrojarme un poco.

Kyle asiente con aire distraído. De golpe, su semblante se vuelve serio.

-Bueno, Ann. Me encanta charlar contigo, pero me gustaría saber tu respuesta a mi oferta.

Tengo que decir que no. Yo no soy capaz de soportar toda la presión. Dirigir a asesinos y delincuentes... Tener el riesgo de morir a cada momento. Por no mencionar, que Hunter me mataría.

-¿Y bien...? -insiste.

-Acepto -digo de forma automática y ambos nos ponemos de pie y nos estrechamos las manos.

Espera... ¿qué he hecho? Tengo que rectificar lo que he dicho ahora mismo.

Sin esperarmelo en absoluto, Kyle da la vuelta corriendo al escritorio y me levanta en alto para seguidamente abrazarme.

-¡Gracias, gracias, gracias! Pensé que te negarías, tu mirada lo reflejaba -me suelta, veo que tiene los ojos brillantes y me sonríe con sinceridad-. Nunca me he alegrado tanto de equivocarme. Verás que ambos formaremos un equipo increíble y seremos grandes confidentes -me vuelve a abrazar.

-No me des las gracias... -es imposible rectificar ahora.

-¿Les digo que pasen? -dice mirando a la puerta.

-Sería lo mejor. Tengo que decírselo... -susurro.

Kyle me mira fijamente a los ojos y me revuelve un poco el pelo. Acto seguido, se aproxima a un lado de la habitación y lleva una silla que ahí se encontraba al lado del asiento donde él se encontraba hasta hace unos minutos.

-Ven, te sentarás a mi lado y ellos ahí -señala los sofás donde Thomas y yo estábamos sentados-. Así, lo supondrán y el golpe será un poco menos fuerte. ¿Qué me dices?

-Está bien. Pero... ¿puedo decírselo yo? -asiente sonriente-. Ve a llamarles.

Me siento en la silla que ha puesto hace unos instantes y él se encamina a decirles que pasen.

-Thomas, Hunter... -dice suave- Podéis pasar.

Vuelve con pasos calmados a su asiento y segundos después, el par de asesinos entran y se sientan donde Kyle había previsto.

-Es hora de que nuestra gran amiga, Ann, os comunique...

-¡Déjate de gilipolleces! ¡solo sus amigos pueden llamarla Ann! -grita Hunter y da un golpe en el escritorio. Yo doy un pequeño salto el la silla por el susto-. ¡Ann, vámonos a casa!

-¿Alguna vez en tu vida aprenderás a comportarte? -dice Kyle exasperado-. Estoy seguro de que querrás escuchar lo que tiene que decir tu "secuestrada".

Thomas me sonríe con simpatía e intención de animarme a hablar. Dios, quién imaginaria que unos asesinos pudieran ser tan simpáticos, protectores y... En fin, les estoy cogiendo mucho cariño.

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¿Quién creéis que será su hermano?

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora