-Vaya, ¿cómo sabías que yo pensaba eso? -me cruzo de piernas.
Él hace un gesto, simulando pensar.
-Tu cara lo dice todo. Además, huele a... ¿celos, quizá? -pone ambos brazos cruzados detrás de su cabeza-. No intentes engañarme, te conozco... Más de lo que crees -me guiña un ojo.
Hago un pequeño puchero.
-No intentaba engañarte, y no son celos. Pero me parece molesto que haga ese tipo de cosas y luego me vaya diciendo que está enamorado de mi. No da una buena imagen, ¿sabes? -digo todo rápida y nerviosamente.
Mierda. Acabo de confesar algo que puede dejar a Hunter en un aprieto. Maldita sea, ¿por qué soy tan estúpida?
-No diré nada. Gracias por confiar en mí -me abraza-, aunque lo hayas hecho sin querer -se forma un pequeño silencio hasta que vuelve a hablar-. ¿Puedo darte un consejo?
Asiento avergonzada. ¿Por qué me conoce más que yo?
-No tomes enserio a Hunter. Quiero decir, suele hacer idioteces todo el día y no con mala fe -suspira-. A su punto de vista, todo el mundo tiene ciertas necesidades.
¿"Ciertas necesi..."? Ah, vale... Esas necesidades.
-Soy un idiota -susurra Sean con ambas manos en la cara-. Estoy ayudando a mi enemigo.
-¡Hey! -le doy un pequeño empujón a su brazo-. Sois compañeros, deberíais llevaros bien, aunque sea con respeto -le sonrío.
Él me mira entre sus dedos y me sonríe con ternura.
-Me encanta que seas tan inocente y que siempre pienses lo mejor de las personas, aunque eso te convierta en una ingenua... -me saca la lengua.
-¡Deja de meterte conmigo! ¡la venganza ya llega! -me río y empiezo una guerra de cosquillas.
Ahora estoy encima de él mientras que se retuerce suplicando que pare y amenazando de muerte por cosquillas. Por una vez, voy ganando en alguna pelea, aunque sea de cosquillas.
-¿Interrumpo? -dice Hunter, no he notado su presencia hasta ahora.
-Por supuesto -contesta Sean entre risas-. Pero gracias por distraer a mi rival -acto seguido hace un movimiento rápido que hace que él esté sobre mi.
-¡NO! -grito y Sean empieza a hacerme cosquillas. Me voy a morir de risa.
Hunter bufa, parece que está perdiendo los nervios. Como si eso importara; despues de todo, yo no estoy haciendo nada malo.
-¡Me rindo! ¡me rindo! -levanto ambos brazos entre risas y Sean para por fin su ataque-. ¿Qué pasa Hunter?
Tiene cara de querer matarnos a los dos. De una forma lenta y dolorosa. ¿Sería capaz de hacerlo? ¿y si mata a Sean por mi culpa? Oh Dios mío. Seré culpable de un asesinato. ¿Y si lo mata usando alguna de las ideas que le di? Seré doblemente culpable. ¿Puedo acabar en la cárcel por eso? Sé que él podría ser capaz de escapar, pero yo... Ay.
-Nada, ¿se supone que debería pasarme algo? -contesta mientras se sienta en uno de los sofás laterales.
¿Por que siempre me miente? Se le ve en la cara que le pasa algo. Hace mucho tiempo que aprendí a distinguir su cara de enfado normal y su cara de enfado y odio a la humanidad por alguna razón.
-Oye Ann -habla Sean-, ¿qué te parece si mañana damos un paseo por los jardines, después de ver a tus padres? Así podrás distraerte un poco y relajarte.
Oh, cielos. Es verdad. Mañana llevaremos a cabo el plan. Con tantas risas se me había olvidado, no puedo imaginar la reacción de mis padres, ni la de Ashton. ¿Cómo podré mirar a mi hermano a la cara después de lo que pasó en nuestro cumpleaños? Maldita sea.
-Claro, seguro que me hará falta -hago una mueca con la boca.
Hunter gruñe.
-¿No prefieres venirte conmigo? Estoy seguro de que estarás mejor que con ese idiota.
-No. Además, tú ya tienes planes, ¿no? -le sonrío falsamente-. Sean, ¿me acompañas a la cocina? Haré un par de vasos de leche y me iré a la cama.
Sean me sonríe con amabilidad y asiente con entusiasmo. Hunter me está mirando peor que nunca.
-¿Qué sabes tú de lo que voy a hacer o no? -está usando un tono de voz tan neutro que me asusta.
-Bueno, estabas hablando con Marie sobre verla mañana, diviértete -muevo la mano como despedida y salgo del salón terminando la conversación.
Pero antes de alejarme lo suficiente le escucho decir algo.
-Así que estás celosa, genial.
Decido hacer como si no hubiera escuchado nada.
Llegamos a la cocina y encuentro a un hombre de unos cuarenta años partiendo unas verduras. Esta cocina es enorme. Tiene montones de electrodomésticos y armarios de lo que juraría son ingredientes y comida. Hay dos frigoríficos, supongo que uno hará de congelador. Hay una mesa al otro lado de la habitación.
-Buena noches, señorita Anabell, señor Sean -inclina la cabeza y sigue con su trabajo.
-Buenas noches, llámame Ann -sonrío.
-¿Cómo estás Miguel? -dice Sean de forma amistosa.
Miguel termina de cortar un pimiento y ahora nos dedica su total atención. Miguel es un nombre español, ¿él lo será?
-Muy bien, gracias. ¿Qué desean? -se limpia las manos en el delantal.
Parece muy formal.
-Nada, solo iba a hacer un par de vasos de leche -le sonrío.
Él asiente.
-Enseguida se los preparo.
-¡No! No hace falta, podemos hacer nosotros.
Sean me mira con una pequeña sonrisa.
-Así que es verdad lo que decían -dice Miguel sacando la leche del frigorífico-. No quiere que trabajemos.
Sean se pone serio de pronto. Parece que a él le ha sorprendido tanto como a mi esa contestación.
-No es eso... -hablo tímidamente- Ya tenéis mucho trabajo y no quisiera daros más, además, solo son un par de vasos de leche y no estoy inválida ni nada por el estilo...
-Señorita... Ann -se gira y me mira directamente-. Me gusta mi trabajo. A todos en esta casa nos gusta lo que hacemos, Kyle se encargó de asignar un oficio a todos los que estamos aquí y se aseguró de que fuera lo que queríamos. Comprendo que lo que intenta es con muy buenas intenciones, pero créame, adoro poder hacerle un vaso de leche -me sonríe-. Me disculpo si le he incomodado pero me gustaría que probara uno de mis vasos de leche con chocolate y me diera su opinión.
Me he quedado de piedra. No sé qué decir. No pretendía quitarle su trabajo ni nada por el estilo. No estoy acostumbrada a que hagan cosas por mi y no quiero acostumbrarme a ello.
-Está bien -contesto de forma automática.
Sean me lleva a sentarme en la mesa junto a él mientras Miguel preparara los vasos.
-Miguel hace un chocolate exquisito -me agarra la mano- ¿Estás bien? -asiento-. Te voy a ser sincero, me alegra mucho poder pasar tiempo contigo, pero por favor, no me utilices para huir de Hunter cuando estés celosa -mira hacia el suelo-. Aunque no lo parezca, me hace daño -susurra.
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¡y hasta aquí el capítulo!Sí, lo sé, un mes sin actualizar, me podéis matar.
Os voy a pedir que elijáis un día o dos de la semana y lo pongáis en los comentarios. Los días que mas repetidos estén, subiré capítulo. No quiero abandonar esta historia otra vez xD.
¿Qué os parece Sean?
¿#TeamHuna? ¿#TeamSenny? ¿#TeamKyna? ¿#TeamCedann? El único team real es #TeamThoxy JAJAJA.
Bueno rehenes, ¡nos vemos los días ganadores!
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Enamorada del asesino.
Teen FictionAnabell Stone es una chica temerosa con una imaginación impresionante. Tanto que, al ser secuestrada por el famoso asesino Hunter «Kill», le da decenas de ideas sobre como torturar a sus víctimas. "Le veo acercarse con un cuchillo en su mano. Me va...