Después de un rato más de charla, decidimos que es hora de volver a casa para hacer las maletas. Estamos solos Hunter y yo, en su coche de camino a ello.
-Hay algo que no entiendo -comento.
Hunter aparta su mirada de la carretera un segundo y, con un gesto, me indica que le diga el qué.
-¿Por qué os ha gustado tanto la idea de la casa de campo? Creía que odiarías completamente la idea de tener que convivir con Sean. Otra cosa que no entiendo es por qué te llevas tan mal con él.
-Todo tiene su explicación. La casa de campo es enorme. Podríamos vivir veinte personas ahí dentro sin tener que vernos la cara, además, tengo muy buenos recuerdos allí -hace una curva-. Y respecto a lo de Sean, no tiene que haber alguna razón, ya sabes que nadie es de mi agrado -me mira de reojo-, excepto tú.
Siento como el color sube a mis mejillas.
-Pero sigo sin entenderlo. Parece que a él le odias más que al resto... -hago una pausa- Kyle me dijo que antes simplemente no teníais mucha relación.
Veo como se muerde los labios con rabia.
-Kyle últimamente te dice demasiadas cosas... Al principio lo dejé pasar, ya que suele ser simpático, pero contigo... Parece como si quisiera que fueras su sombra todo el día.
Me encantaría poder explicárselo pero Kyle me dió la orden de que no lo hiciera.
-Si el otro día no hubieras estado tan a la defensiva, ya sabrías la razón... -digo en un tono de voz bastante bajo.
-Bueno, pues ahora soy todo oídos -bufa.
-Kyle me prohibió decirlo, lo siento -me encojo de hombros y veo que ya hemos llegado a nuestro destino.
Nos bajamos del coche a la vez y Hunter es el primero en entrar en la casa, yo le sigo.
-Coge todo lo que te guste, ya sabes que es tuyo. En un rato te llevaré una maleta para que puedas ir metiendo las cosas -va caminando de un lado a otro-. No hace falta que cojas toallas, materiales de limpieza o comida, la casa del campo está equipada con todo. Solo limitate a coger ropa y... -se para a mirarme- Las cosas de chicas.
Sin decir nada más, desaparece escaleras arriba. “Cosas de chicas” suena demasiado fino para haber salido de su boca. Al primer sitio que me dirijo es a la cocina, a echarle comida y renovarle el agua a Yuki. Me da lastima, se ha quedado aquí solito durante horas...
Subo a mi habitación y lo primero que veo es una maleta enorme a los pies de la cama, empiezo a escoger la ropa que más me gusta, hay demasiada. También aprovecho y cojo los cosméticos, perfumes y productos para el pelo que Hunter tuvo el detalle de comprar. Cuando ya he metido casi todo lo que quiero llevar, Yukine llora a mis pies.
-Amor -lo cojo en brazos-, ¿quieres salir a dar un paseo? -me lame y empiezo a bajar las escaleras con él en brazos- ¿te has comido ya tu comidita? -ladra- ¡muy bien! Eres todo un campeón.
Le dejo en el suelo y le pongo la correa. Pobrecito, llevará horas aguantándose.
-Yo le saco -aparece Hunter de la nada.
No. Ni de broma, él odia a los perros. ¿Y si le mata y pone la excusa de que se ha escapado? Rotundamente no.
-No hace falta, puedo hacerlo yo -contesto en un tono cortante.
-Te prometo que no le haré nada. Quiero salir a tomar el aire y el perro tiene que salir. Apuesto a que aún no has terminado de preparar tus cosas -alzo una ceja, haciendo que se cuestione lo último-. ¿Has cogido las lentillas y pelucas? ¿y qué hay de los zapatos?
Abro los ojos de par en par.
-¡Es verdad! ¡los zapatos! -me pongo las manos en la cabeza.
-Tardaré solo cinco minutos -dice tirando de la correa de Yuki.
-¡Como vuelva con un solo rasguño lo lamentarás! -Hunter solo se limita a reírse de mi amenaza y sale de la casa.
Suspiro y subo otra vez a la habitación. Tras seleccionar los zapatos y conseguir que todo entre en la maleta, bajo a la cocina y me preparo un zumo de naranja. Ya han pasado nueve minutos desde que Hunter se ha llevado a mi querido perro. Juro que si le hace algo...
-Ya estoy -aparece Hunter y Yukine corre hacia a mi-. Meto las maletas en el coche y nos vamos.
-¿Tan pronto? -asiente y comienza a subir las escaleras-. Yuki, ¿sabes qué? Nos mudamos a otra casa mucho más grande, ya verás que montón de espacio para jugar vas a tener -le acaricio.
-¿Ahora hablas con el perro? -me sobresalta.
-Siempre hablo con Yuki -le saco la lengua y él pone los ojos en blanco.
Mientras él mete las maletas al maletero, yo meto en una bolsa todas las pertenencias de Yukine. Por suerte, no son demasiadas.
Me subo al coche con el perro en brazos y lo dejo en mi regazo.
-Los privilegios de ser un perro... -ríe Hunter.
-Lo dices cómo si tu no fueras uno -alza las cejas-. Te pasas la mayor parte del día gruñendo.
Entre risas empezamos nuestro camino hacia la casa de campo, donde empezaremos a convivir con Sean. Espero que no haya muchas peleas entre ellos...
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Enamorada del asesino.
Teen FictionAnabell Stone es una chica temerosa con una imaginación impresionante. Tanto que, al ser secuestrada por el famoso asesino Hunter «Kill», le da decenas de ideas sobre como torturar a sus víctimas. "Le veo acercarse con un cuchillo en su mano. Me va...