11. Te presento mi mala suerte

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-No, es peligroso -contesta firme.

Me niego a quedarme un día más sola en esta casa. Me aburro y no hay nada que hacer.

-También es peligroso que yo esté aquí -hago un puchero.

-Eso es imposible -le reto con la mirada-. Demuéstralo.

-Tú lo has pedido.

Bajamos a la planta principal y me dirijo a la cocina. Hunter no conoce mi mala suerte, estas semanas he estado evitando todas las cosas que la atraen, pero ahora verá. Le va a dar miedo dejarme sola.

Agarro el salero y lo derramo en el suelo. Él alza una ceja. No sé qué se esperaba que hiciera, pero esto definitivamente no era.

-Has tirado sal al suelo, ¿y? Lo vas a limpiar tú. ¿Qué tiene eso de peligroso?

Sonrío y eso parece aumentar su intriga.

-¿Te hablé alguna vez de mi mala suerte y mi superstición? Si derramo sal, pasarán cosas malas. Verás...

Me doy la vuelta y camino hasta el frigorífico, tropezándome con mis pies y tirando accidentalmente un cuchillo que cae al suelo y consigue contarme un poco la mano. Qué dolor... Mi espalda... Espero que me entienda ahora... Le miro desde el suelo y está anonadado.

-Te presento mi mala suerte.

-¿Estás bien? -pregunta finalmente mientras me analiza con la mirada- Tienes sangre, ¿eres tonta? Podrías haberte hecho daño. Levántate.

-¡No lo he hecho a propósito! Y si me levanto me volverá a pasar algo. ¿Nunca te has cruzado con un gato negro y has tenido un día muy malo? Se debe a eso. Esa acción. El día que me secuestraste, yo me levanté con el pie izquierdo, caí rodando por las escaleras, un bebé casi me deja calva, un perro casi me muerde, pero por suerte estaba con mi hermano, como solía ser costumbre... Pero entonces... ¡Mi padre me hizo ir SOLA al banco! Donde apareciste tú y ya sabes el resto de la historia.

He hablado atropelladamente, estoy nerviosa y no lloro de milagro, noto los ojos acuosos. No me cree... No me ha creído, piensa que miento. ¡El mentiroso es él!

-Calmate, ¿vale? -se sienta a mi lado- Hoy no puedes venir conmigo, voy a matar a alguien importante, no quieres ver eso. Habrá mucha gente que si te ve, te matará sin pensarlo dos veces. No sabes disparar, no tienes fuerza, ni reflejos. No conoces el sitio, no vendrás conmigo. Y ahora que has tirado la sal, mucho menos, no aguantarías ni cinco segundos en el campo de juego.

Esta vez Hunter ha hablado con calma, aunque sus palabras son duras. Lo amolda a su manera. Solo me saca tres años y... No lo sé, no sé qué pensar.

-Pero si me dejas aquí... Si me dejas sola... -hipo- Estoy harta de estar aquí, no hay nada que hacer... Llegas muy tarde, apenas hablamos, me voy a volver loca -me abrazo a mis rodillas.

Me acaricia la espalda y siento un escalofrío. Levanto la cabeza y veo la duda en sus ojos. ¿Qué pasa? Me hace levantarme y me sube hasta la habitación en brazos. Me tumba en la cama y cuando pienso que va a volver a besarme... Lo hace, pero en la frente.

-No salgas de la cama... Prometo que volveré antes de lo que piensas.

Me quedo sin palabras mientras él se aleja. Escucho como baja las escaleras y segundos después la puerta principal cerrarse. Seguro que va a llegar tarde, por mi culpa...

Me hubiera gustado que ese beso no fuera precisamente en la frente. ¿Para qué contradecirme más? Me gusta Hunter. Me gusta un asesino. Me gusta el hombre que me secuestró y apartó de mi familia. Estoy jodida.

Salgo de la cama y bajo a la cocina con cuidado de no volver a caerme, cojo una pizca de sal y la tiro por detrás de mi hombro. Esto sirve para anular la mala suerte, al menos es lo que me suele funcionar. Limpio el suelo y decido que es hora de intentar escaparme. Pero antes...

Me dirijo al salón y saco el cuaderno que solo he podido leer en dos ocasiones, quiero ver si ha vuelto a escribir... Abro el cuaderno por la ultima hoja escrita y leo en silencio.

Esta chica va a volverme loco. Nunca he pasado tanto tiempo con una persona, nunca he dejado que nadie me conozca. Y llega ella y... Bueno, más bien, llego yo y la secuestro... Cuando la besé en aquella pijada de fiesta, llegué a sentir algo. Algo que me asusta. Cuando la agredí me sentí el peor ser humano del mundo, no pensaba que iba a sentirme así. Es una persona más, otra igual que muchas...

A quién quiero engañar. Ella no es como todas. Ella es inocente, ingenua, divertida, y... Aún no ha intentado escaparse. Somos extraños, yo un asesino que secuestra a una chica y la trata como a una invitada y ella un rehén que no intenta escapar y mantiene conversaciones conmigo. Hace la comida, limpia la casa... No lo entiendo. Me gustaría dejarla libre y que sea feliz con su familia pero no puedo... Un sentimiento más fuerte hace que no quiera dejarla escapar.

Guardo el cuaderno en su sitio y me siento en el sofá. A Hunter le pasa lo mismo que a mi. Creo que... Tengo que escapar. No puedo. No puedo hacerle esto a mi familia. Seguro que ellos están intentando encontrarme y yo... Juego a ser ama de casa de un asesino.

No quiero irme, pero debo. No puedo. No quiero. Debo. No. Sí. No. Sí.

Vuelvo a la cama y me dedico a dormir. Cuando vuelva Hunter, hablaré con él de mis sentimientos y de mi familia... Le explicaré como me siento y quizás... Quizás me entienda...

Enamorada del asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora