El Fantasma de mi WhatsApp

S e s e n t a y s e i s

POV Camil

No había podido dormir en toda la noche, la madrugada en está ciudad era realmente fría.
Me encontraba en la habitación, en la misma posición en la que había estado intentando dormir hace horas.
La luz del sol comenzó a entrar por la ventana. Horas después alguien toco a mi puerta.

—Camil ¿ya estás despierta? ¿puedo pasar.

Se trataba de Lauren, él optimismo en su voz se identificaba a kilómetros.

—Si, entra —me incorporé en la cama, me restregué los ojos y bostecé

Al entrar me percaté que traía consigo una bandeja.

—Buenos días prima —colocó la bandeja en la mesita de noche—. Te traje un café para él corazón roto y él desayuno.

—¿Corazón roto?

—Por dios cariño, desde anoche que apareciste en mi puerta me di cuenta de que algo te pasaba, que alguna razón poderosa tenías que te hizo venir aquí —examinó mi expresión de arriba a abajo—. ¿No has dormido nada o sí?

Probablemente aquello lo dijo por mis marcadas ojeras que "adornaban" en mi rostro.

—No muy bien —tomé la taza de té de la mesita de noche y le di un sorbo—. Pero debe ser por él clima de esta ciudad.

—...Anda —se recostó a un lado mío viendo al techo—. Cuéntame ¿Quién es él? ¿Qué fue lo que ocurrió entre ustedes?

Me detuve a pensar que decirle.

Me parecía increíble que ella con tan solo haberme visto sospechase lo que estuviese pasando.

—No es nada, solo fue una...infidelidad —me limité a decir.

Ella se sentó a un lado mío en la cama.

—¿Como no va a ser nada una infidelidad? Cami, no puedes simplemente desviar una conversación acerca de algo tan importante solamente diciendo "no es nada"

—Es que no lo es

—Claro que lo es, esas 3 palabras no hacen menos importante un problema

—No me importa ya —hablé resignada

—Camil, se qué te importa aún, si no, no habrías venido hasta aquí

—...Me dejará de importar pronto.

—Y él primer paso para ello es contarle a cierta personita como te sientes en estos momentos.

Levanté la cara para mirarla.

—...Mal Lauren —me abrazó—. Muy mal. —comencé a llorar.

No soportaba la idea de tener que olvidar a Ían, se trataba de una clase de lucha interna entre lo que mi corazón reclamaba que hiciera y lo que mi mente me obligaba a hacer.

—Lo siento mucho Camil, pero dime ¿quién fue ese chico que rompió tú corazón?

—...Su nombre es Ían Langdon, él chico que me mandaba mensajes por WhatsApp en las noches y que al poco tiempo conocí, él chico que cuando estuve en él hospital a causa de haberme cortado accidentalmente con unos vidrios fue él único que se preocupó, él chico que en ese entonces me visitó, me llevó flores, me escribió cartas, y lo más importante...él chico que más me amó.