C u a r e n t a y c i n c o

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POV Ían

Me encontraba en Starbucks esperando a qué Camil apareciera, y no tardé en verla entrar por la puerta. Estaba ancioso por lo qué iba a pasar ahora. Pero ella debía saberlo, ya no podía estar más sin ella.

—Y bien —me sonrió—. Aquí me tienes, ahora dime ¿qué ocurre?

—Mmmm, mira Camil —tragué saliva—. Sentémonos primero

—Está bien —alzó una ceja—. Te noto ansioso.

—Oh no, no lo estoy —mi labio inferior comenzó a temblar.

—Te tiembla el labio.

—Eso no importa ahora —le di un trago largo a mi café como sí fuese agua.

—Oye, tranquilo viejo, es demasiada cafeína como para qué te la tomes así.

—Lo siento —me acomodé el cabello—. Camil, tengo qué decirte algo.

—Bueno habla, qué todo esto me resulta extraño y me comienza a preocupar.

—Bien, pero no te lo puedo decir aquí, ven sigueme —la tomé de la mano.

—¿Pero a donde vamos?

—Al parque.

—Ok, está bien —asintió.

Ya qué estábamos en el parque, mi nerviosismo creció, y sí, creo qué eso si era posible. Me relajaré ya qué se lo diga.

—Bien señor Ían ya estamos aquí ¿qué procede?

—Mmmm, procede qué...tengo qué decirte algo —la miré fijo y tomé sus manos—. Y ya no puedo esperar más para decirlo.

Al ver lo qué hice, me percaté qué su mirada se desvió de la mía, la empezó a ocultar, sus mejillas se tornaron rojas.

—Ay —acaricié su mejilla—. ¿Penita?

—Penita —se sonrojó aún más—. Ya dime ¿qué ocurre?

—Creo qué ya sospechas lo qué diré, pero de todos modos lo haré.

—No sé, dime ya.

—Ok, Camil —tomé su rostro por sus mejillas entré mis manos—. ¿Quieres ser mi chica fantasma? ¿Quieres ser mi compañera de sustos?

Cubrió su rostro con sus manos.

—Ían, si. Sí quiero ser eso, y más —me abrazó aún sin mirarme a los ojos.

Vaya qué está chica si qué es tierna y más inofensiva qué un conejito. Un día me matará de diabetes por tanta dulzura qué es ella.

—Seremos Mr. & Mrs. Fantasma. 

El Fantasma de mi WhatsAppDonde viven las historias. Descúbrelo ahora