C i e n t o s i e t e

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POV Camil

Entramos Ían y yo a mi casa, ambos sin decirnos nada, fuimos a mi habitación. Fui al baño por algo de alcohol y vendas, el espero, le curé las heridas, raspones y rasguños. Después él a mí.

—Aún no me cabe en la cabeza qué te hallas peleado con Matthew

—Camil, lo siento, no sé qué pasó, perdí el control. Fue como si alguien más lo golpeara.

—Ese chico al qué golpeaste era solo un amigo mío que vino desde Gothenfeld a visitarme

—¿Y qué quería?

—Nada, solo fue a decirme algo importante para él, pero ya se aclaró. Y más con la golpiza qué le diste.

—No podía quedarme de brazos cruzados

—Pudiste habérmelo dicho antes de lanzartele a los golpes

—Lo sé, no sé qué me pasó. Me puse muy celoso y no reaccioné

—Lo bueno que Erin apareció y nos separó

—¿Y tú por qué te peleaste con Avril?

—Por qué esa perra ya me tenía harta, todavía después de lo qué nos hizo se atreve a hacernos esto en lo qué hasta Matthew qué no tenía nada qué ver salió perjudicado —me senté junto a él

—Avril ya nos ha hecho bastante daño

—Sí, bastante

—¿Qué piensas de lo qué dijo Johanna?

—No sé, por ser amiga de Avril, puede tratarse de una hipocresía suya

—Bueno tal vez, aunque fue ella quién nos separó a nosotros

—Pues sí, pero no le creo ni media palabra de qué esté arrepentida ¿Tú sí?

—No, tampoco. Concuerdo contigo.

—Bueno ya deberíamos de olvidarnos de este asunto. Solo fue un mal rato el día de hoy.

—Más que eso. Pésimo

—Correcto —lo abracé

—Pero igual sigues siendo mía

—Fantasmita, me sonrojas —sonreí

—Vaya, ya no solo te asusto, también te sonrojo —sonrió

—Pero compartimos los sonrojos —besé su frente, hizo un pequeño gesto de dolor.

Comprendí que eso le dolía un poco y por el momento era mejor dejar los besos en la frente un rato.

—Bueno, ya debo irme —dijo él

—¿Y por qué no te quedas hoy conmigo? Anda Ían

—Bah, tú lo qué quieres es que mañana alguien te haga el desayuno —rió

—También eso ahora qué lo dices
—Bueno, me quedaré contigo si así lo quieres. Tampoco es como qué me agrade mucho la idea de dejarte sola hoy, y menos con lo ocurrido. De hecho ya no quisiera dejarte sola, siento qué te podrías ir de nuevo. Y no quiero perderte otra vez Camil, no quiero —me abrazó fuerte

—Ían, ya no me perderás. No importa lo qué hagan Avril y Johanna para separarnos.

—Espero qué no —besó mi mejilla—. Te amo

—Yo también te amo fantasmita —lo besé despacio ya qué podría dolerle un poco.

Nos sentamos al borde de la cama y él volvió a besarme.
Comenzaba a oscurecer, él día se había pasado volando hoy.

—Ían... —me separé del beso

—¿Qué ocurre Camil?

—¿Podrías cerrar la cortina? Por favor

Nos miramos fijamente, después el asintió.

—Claro

Fue a cerrar la cortina.

—¿Apago la luz? —susurró Ían

—Sí Ían, apagala —susurré también.

La habitación quedó bañada bajo una luz tenue de los últimos rayos del sol del día que traspasaban la cortina. Volvió a sentarse junto, nos besamos nuevamente.


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