S e s e n t a y n u e v e

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POV Ían

Después de llamar a todos los hoteles de la ciudad sin respuesta, ni señales de Camil, decidí salir a caminar un poco, aunque no tenía muchos ánimos en esos momentos, caminar por las calles que Camil y yo recorrimos cuando ella aún estaba aquí. Cuando eramos felices.

No sé cuanto tiempo caminé pero en cada cabina telefónica que encontraba, el número de Camil marcaba, recibiendo la misma respuesta, su contestadora. 

Bueno, al menos podía seguir escuchando su voz, aunque solo fuese una grabación que ya me sabía de memoria para entonces.

Cuando se me terminaron las monedas, volví a casa y me encontré con Avril, sentaba afuera, quien en cuanto me vió se acercó.

—Hola Ían 

—¿Qué quieres?

—Nada, solo pasaba por aquí y...

—No quiero oírte, lo mejor será que te vayas antes de que llame a la policía 

—Bien, me iré, solo venía a entregarte tu celular —me lo entregó

—¿Ah, entonces tú lo tenías?

—Lo siento, me lo encontré tirado cuando caminaba por el parque, sé más cuidadoso

Al oír esto, entré a mi casa y cerré la puerta.

Revisé mi celular. No había ningún mensaje.

Me senté en la sala durante 2 horas a pensar ¿Qué fue lo que pasó con Camil? ¿Qué había cambiado que la afectó tanto? Debía de hacer memoria. Quizá Avril y Johanna estaban detrás de todo esto, nadie más nos a querido separar, solo ellas. 

Posiblemente Avril vió cuando Johanna me besó y fue a contárselo a Camil alterando la realidad, y ella lo creyó. Debía de informarle a Camil de todos modos que fuese lo que fuese que la halla enfadado tanto, se encontraba en un gran error. Un error que podía costarle, el corazón.

El Fantasma de mi WhatsAppDonde viven las historias. Descúbrelo ahora