Capítulo 4

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Adrienna's POV

A pesar de todo, la pasé muy bien con Giovanni en el restaurant.
Llegué a mi casa como a las tres de la mañana, abrí la puerta despacio para no despertar a mis hermanos, pero me encuentro con que me estaban esperando despiertos sentados en el sillón de la sala.

-Menos mal que les dije que no me esperaran despiertos. -dije llamando su atención.

-¿Dónde estabas?. -dijo Agostino muy molesto.

-Te lo puse en la nota, fui a cenar con Giovanni.

-Menos mal que no te paso nada. ¿Por qué no nos llamaste cuando te fuiste? ¿Vos te crees que no nos preocupamos?. -dijo Amedeo ya molesto y parándose del sillón.

-A ver, ¿Cuándo les va a entrar en sus cabezas que yo ya tengo 20 años?, Se cuidarme sola. -dije ya enojada.

Odio que hagan esto.

-Ah, ¿En serio?. -pregunta Amedeo.

-Sí.

-Está bien, después no nos pidas ayuda en nada, Adrienna.

-¿Te vas a poner así de idiota?.

-No tanto como vos.

-¡Ya basta los dos!. -grita Agostino.

-Decile a tu gemelo mejor, se ve que se levantó con el pie izquierdo.

-Listo, ya está.

-Perdón.. -dice Amedeo mirándome fijo.

Suspiro.

-Está bien, los amo. -digo sonriendo.

Ellos también lo hacen y me abrazan.

-¿A dónde fueron hoy?. -pregunto luego del abrazo.

-Por ahí, ahora vamos a dormir. -dijo Agostino.

-Soy su hermana menor tengo derecho a saber. -dije con las manos en la cintura.

-Mañana te decimos, anda a dormir que es tarde. -dijo Amedeo, a lo que lo miré mal. -No me mires así señorita, anda a dormir ahora vamos nosotros.

-¿Puedo dormir con ustedes?. -pregunté como nena pequeña.

-Agh.. -rodaron los ojos. -Si.

-GRACIAS GRACIAS GRACIAS!!. -dije dando pequeños saltitos.

[...]

-¡Amedeo!. -me quejo. -¡Correte!.

-No jodas, Adrienna.

-Vos te lo buscaste. -digo y lo empujo hasta que se cae de la cama.

Como buena hermana menor, me doy vuelta, me acomodo y me vuelvo a dormir.

[...]

8:00 am.

Dormí re mal con mis hermanos, ¡Por Dios!.
¡¿Quién se mueve tanto para dormir?!.

Decido levantarme e ir a mi cama a dormir, pero no lo logro, maldigo a mi hermanos y bajo a desayunar, preparo panqueques con dulce de leche y capuchinos para los tres.

Luego de varios minutos mis hermanos bajan, me saludan y veo que Amedeo tiene un moretón en el cachete, no me contengo y suelto una carcajada.

-¿De qué te reís?. -preguntan al unísono.

-Amedeo, mirate la mejilla.

El susodicho me mira frunciendo el ceño, se toca la mejilla y se queja del dolor. Sube corriendo las escaleras hacia el baño.

-¡Adrienna!. -grita y no puedo contener otra carcajada.

Escucho como baja la escaleras, se para al frente mío y de un momento al otro estoy viendo su trasero.

-¡Bajame!. -grito.

-No.

-¡Amedeo!.

Veo como el piso cambia de ser de azulejos a ser césped.

Me está llevando hacia afuera.

-¡AMEDEO!. -grito más fuerte y comienzo a patalear cuando me doy cuenta que está al borde de la pileta.

-¿Por qué tengo este moretón en la mejilla?.

-Bajame y te digo.

-Error.

Y antes de que pueda decir algo, estoy toda empapada y en el fondo de la pileta. Subo a la superficie y voy nadando hacia las escaleras. Ninguno de mis hermanos están.

-¡Me las vas a pagar, Amedeo!. -grito.

[...]

Ya seca y dentro de mi casa, terminamos de desayunar los tres juntos en la cocina entre risas y comentarios estúpidos por parte de mis hermanos.

Cada uno subió hacia su habitación, yo por mi parte me metí a bañar, odio el cloro en mi pelo.

Mientras me estaba lavando el pelo y tarareaba una canción, tocan la puerta de mi baño.

-¡¿Qué quieren?!.

-¡Apurate así hacemos tarde de películas!.

Chillo de la emoción y termino de bañarme en tiempo record. Salgo del baño con una toalla envuelta en mi cuerpo y otra en mi pelo; voy hacia mi guardarropa, me cambio con algo cómodo, me seco el pelo solo con la toalla y salgo prácticamente corriendo hacia la sala dónde están mis hermanos esperándome ya sentados en los sillones.

Decidimos ver Thor, la segunda, a petición mía. Es que lo amo, es muy hermoso.

-Amo a Loki. -digo babeando por el susodicho.

-¿Qué le ves?. -pregunta Agostino.

-No lo sé, es... Es hermoso y el malo de la película.

-Ah, bueno, la perdimos. -dice divertido Amedeo.

-Ay, callate. -digo y reímos.

A la mitad de la película a Agostino le suena el celular, alcanzo a ver quién es y dice "Jason".

¿Será el chico que llamó el otro día?.

No alcanzo a escuchar nada de lo que hablan, solo entiendo que Agostino está un poco enojado y creo que preocupado, pero ni idea.
Luego de varios minutos hablando él vuelve y dice:

-Lo siento, pequeña, pero nos tenemos que ir.

Mi pecho se comprime. ¿Qué es más importante que pasar tiempo con su hermana?.

Asiento cabizbaja. Estoy enojada y decepcionada.

-Te prometo que volvemos a las doce en punto, ¿si?.

-¿Lo prometen?. -les pregunto. Ellos asienten.

-Te amamos. -dicen y me dan un beso en la frente. -Cuidate.

Luego de eso, se van hacia quién sabe dónde.

Sólo espero que se cuiden y que esta vez si cumplan su promesa; la últimas veces no lo han hecho.

Jason. ©   (1º libro) - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora