Capítulo 3

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Jason's POV

Me despierto con el sonido de mi despertador, 05:00 am.

Genial. Otro día en este maldito infierno.

Decido levantarme e ir al baño, hago mi rutina y bajo a desayunar, me preparo un tazón de cereales y jugo de naranja; termino de desayunar, subo de nuevo a mi habitación, me pongo ropa deportiva, bajo, agarro las llaves de mi casa, mi celular y salgo a correr con mis auriculares puestos.

Luego de más de media hora corriendo, llego a mi casa, voy al baño y me meto a bañar, lo necesitaba y mucho.
Después de 5 minutos, salgo de la bañera y me encamino hacia mi armario para ponerme algo cómodo (multimedia), termino de cambiarme y bajo a la sala.

Estaba aburrido y decido llamar a los gemelos Ginoccio, agarro mi celular y llamo a su casa porque sé que tardan años en contestarme por el celular; sonó dos veces hasta que una preciosa voz de mujer me atendió

Hola. -dijo firme.

-¿Está Amedeo preciosura? - dije coqueteándole.

-Disculpá, pero, ¿quién habla? -contestó seca.

-Jason hermosa, él me conoce muy bien. - dije tratando de sonar lo más seductor posible.

-Ok.. Ahí te paso. -dijo dudosa. -AMEDEO TE BUSCAN!! ... UN TAL JASON!! - gritó, espero unos cuantos segundos y...

-JASON EN QUE CARAJOS ESTABAS PENSANDO PARA LLAMAR A MI CASA!? -me gritó por celular Amedeo. No pude aguantar la risa -DE QUE TE REÍS!? NO VES QUE ERA MI HERMANA LA QUE TE CONTESTÓ, ELLA NO TE CONOCE!! -se le notaba molesto.

-Así que ¿La preciosura que me atendió es tu hermana? Wow tiene una voz muy hermosa. -digo para molestarlo, aunque en parte era cierto.

-Que no se repita. -gruñe. -¿Qué querías?.

-Nada estaba aburrido.

-¿Vos me estas cargando?.

-No, pero también necesito que vengan para terminar el trabajo de ayer.

-Ok ahí vamos. -dicho esto, colgó.

Dejo el teléfono donde estaba y subo rumbo a mi oficina. Entro y cierro la puerta detrás mío, me siento en mi silla detrás de mi escritorio y me dispongo a ver que trabajos teníamos para esta semana y tenemos bastante, muchos pedidos y una que otra entrega.

Escucho el timbre de mi casa sonar y voy a abrir, eran los gemelos, entran mirándome con odio, me dan mucha gracia, creen que me voy a meter con su hermanita ¡JÁ! ni soñando, debe ser una nena.

-A ver chicos, por que esas caras de odio hacia mi?.- pregunté inocentemente. Mis amigos me fulminan con la mirada.

-¿Vos sos o te haces? -hablo Agostino, a lo que ruedo los ojos.

-No te acerques a nuestra hermana. -me amenazó Amedeo.

¿Estos que se creen?

-¿Perdón? ¿Con quién mierda creen que están hablando?.

-Lo siento. Sabes que somos muy sobre protectores con nuestra hermana.

-Si si, como digan.- ya me estaban molestando.

-Bien, nos llamaste para terminar el trabajo que empezamos ayer. -dice Agostino.

-Si. -dije firme y cortante.

-¿Y que estamos esperando entonces? No quiero verte la cara todo el día. -me dijo divertido.

Pasamos toda la tarde y parte de la noche terminando el trabajo, terminamos agotados los tres, pero valió la pena. Se dieron las 00:00 pm y los gemelos se fueron porque dejaron a su hermanita sola, agh, patéticos.

Ni que su hermana se fuera a morir porque ellos no pasan tiempo con ella.

Odio que sean tan así, ¿Qué mierda tiene su hermana que los atrapa tanto? ¿O solo será el amor que ellos le tienen a ella?. La verdad no sé ni mucho menos quiero saber porque no me importa la vida de ella ni lo que le pase.

[...]

-¡¿No podes hacer nada bien?!. -grito al idiota que está hablando conmigo por celular.

-Se.. señor.

-¡Señor las bolas!. -golpeó el escritorio. -Mañana mis hombres van a ir a buscar la plata, si no la tenes te van a traer para acá y yo mismo te voy a matar, ¿capisci?.

-Sí, sí, señor. -contesta asustado.

Sin decir una palabra más cuelgo.

¿Cómo pueden haber personas tan idiotas?. Se creen que saben todo sobre este mundo, pero no saben ni la mitad.

Necesito algo para calmarme.

Me encamino hacia el mueble donde tengo todos mis whiskies y los vasos, saco uno y me sirvo. Saco un cigarrillo y lo prendo.

Inhalo y exhalo el humo del tabaco mientras tomo de mi whisky. 

Un vaso, dos, tres, cuatro, cinco... Ya perdí la cuenta. Todo me da vueltas. Desde hace un año que estoy tomando para calmarme.
Mi familia me dice que necesito a alguien que me acompañe en mi vida, en todo esto, pero, ¿Quién? Si todas son unas rameras de cuarta que solo les importa la plata. Todavía no encuentro a la indicada y no creo que lo haga. Muchas me tienen miedo y eso me pone furioso, me dan ganas de romper todo.

Suspiro. Guardo el whisky y me encamino a mi habitación no sin antes cerrar con llave mi oficina. Nadie tiene permiso de entrar ahí sin que yo lo autorice.

Entro en mi habitación, me despojo de mis prendas quedando solamente en bóxers y me acuesto en mi cama.

¿Habrá alguien que me merezca?
¿Habrá alguien que me ame como soy y no por lo que tengo?
¿Habrá alguien que no me tema?
¿Quién será la chica que me cambie por completo?
¿Quién será el ángel que venga a salvarme de este infierno al cuál llamo vida?.

Mis pensamientos se quedan a la mitad porque caigo rendido en los brazos de Morfeo.

Jason. ©   (1º libro) - Editando. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora