Jason. © (1º libro) - Editando.

Capítulo 52

Jason's POV

Llegamos al hospital y sin esperar que alguien nos dejara pasar o no, fuimos a la habitación dónde se encontraba Adrienna. Vi como mi mellizo sacaba un arma y me hacía una seña para que abra la puerta, así lo hice, la abrí y enseguida saqué mi arma.

-¿¡Qué mierda!?. -grita una enfermera y se tira al suelo tapándose la cabeza con sus brazos. James suelta una carcajada.
-Lo siento, señora. -ella va sacando de a poco sus brazos de arriba de su cabeza y nos fulmina con la mirada.
-Cuidado como nos mira, señora. No estoy para juegos. -dice James entre dientes. La enfermera abre mucho los ojos, se para y sale enseguida de la habitación.

Fijo mi mirada en la camilla y ahí está ella, la mujer de mi vida, la única que pudo sacar mi lado bueno, la única que calma a mis demonios; ella es la luz de mis ojos.

-Adri... -digo encaminándome hacia la camilla.

Odio verla así, tan indefensa, llena de tubos y cables.
Le agarro la mano una vez que estoy al lado de ella. Miro a James y le digo: -Su mano está fría. Más de lo normal. -mi mellizo se para de la silla y viene hacia mí, agarra la otra mano de Adrienna y me mira con el ceño fruncido.

-¿Llamo a la enfermera asustadiza?. -pregunta James con una sonrisa burlesca. Suelto una pequeña carcajada y niego.
-Desde ahora vamos a poner más hombres cuidando la habitación de Adrienna y dentro de esta también. -digo autoritario. James asiente.
-Vamos a hablar con los del hospital. -niego.
-Primero que vengan cuatro de nuestros mejores hombres y que se queden acá adentro así la cuidan más de cerca. -mi mellizo asiente, saca su celular y comienza a hacer llamados.

Yo, por mi parte, contemplo a mi novia. La extraño demasiado, la necesito de vuelta. Siento como cae una lágrima por mi mejilla. La saco enseguida, no puedo ser débil. Nunca me dejaron llorar porque eso muestra debilidad y un Gangardi no puede ser débil.

-Ya vienen. -James me saca de mis pensamientos y asiento.

Luego de quince minutos llegan cuatro hombres muy bien entrenados por nosotros.
Le doy un beso en la frente a Adrienna y le susurro: -No olvides que te amo.
Me giro y los quedo mirando fijamente. Me acerco a ellos y me saludan como corresponde.

-Le llega a pasar algo a Adrienna estando ustedes acá y la van a pagar muy caro. -dice mi mellizo. Los cuatro hombres asienten.

Miro por última vez a Adrienna y salgo de la habitación junto a James encaminándonos hacia la oficina dónde se encuentra el director del hospital.
Luego de caminar por cinco minutos, llegamos y nos adentramos sin tocar.

-Chicos!. -dice feliz y asustado Nathan. Nosotros lo miramos serios. -¿Que.. Que necesitan?
-En la habitación de Adrienna Ginoccio van a estar cuatro de nuestros mejores hombres, van a estar con ella en todo momentos y van a ir con ella sea donde sea, ¿Quedó claro?. -digo sin despegar mi vista de él. Nathan asiente frenéticamente. -¿Quedó claro?. -vuelvo a preguntar levantando la voz.
-S-si, Ja-Jason.
-Le llega a pasar algo a ella y las vas a pagar mi querido, Nathan. -dice mi hermano.
-Y acordate que nosotros si cumplimos nuestras promesas.

Sin decir más nada nos vamos dejándolo pálido como la pared.